«He visto sus obras, las he apreciado y creo que no sabemos valorar el escultor que se crió en Zamora y que tiene una calidad impresionante» señala Roberto Sánchez, estudiante de 1º de Artes Aplicadas a la Escultura que acudió a los actos de homenaje a Eduardo Barrón en Madrid por el centenario de su muerte con sus compañeros de la Escuela de Arte y Superior de Diseño. Y es que un grupo de 27 estudiantes zamoranos participaron en los acontecimientos programados, desde el homenaje en el cementerio hasta las conferencias, a lo que se sumaron una visita al Museo Romántico o a la Academia de Bellas Artes de San Fernando y una profundización en la escultura decimonónica. «El arte no se puede estudiar en un libro. Una de nuestras tareas como docentes pasa por que vean, vivan y palpen el hacer de otros artistas», señala el profesor Ricardo Flecha Barrio que aprovechó la celebración para que los muchachos conocieran «al artista más importante de Zamora, vieran sus obras y extrajeran sus conclusiones».

La primera de las actividades que desarrolló el grupo correspondió a la visita al camposanto. Un acto en el que, de manera involuntaria, los muchachos fueron los protagonistas. «En las intervenciones se dirigían a nosotros», menciona Jaime Riesco, quien cursa Bachillerato de Artes, al tiempo que su compañera, Marina Lozano, una de las personas que depositó la corona en nombre de la Escuela, remarca: «La familia nos recibió con mucho cariño y, sobre todo, les sorprendió que unos jóvenes tuviéramos interés por conocer la obra y la figura de Eduardo Barrón». «Creo que fue un momento entrañable para todos, pues habló el nieto, que se emocionó al saber que llevábamos un saquito de tierra de Moraleja, lo que te hace plantear que tras un siglo si alguien se acordará de ti», comenta Patricia Colina, alumna de 1º de Artes Aplicadas a la Escultura que al igual que sus compañeros apunta que cuando ha comentado que iba a los actos de homenaje a Barrón mucha gente le ha preguntado que «quién era ese, aunque cuando dices que es el autor de Viriato, todos conocen la obra».

La majestuosidad del «Adán después del pecado» y la belleza del altorrelieve de «Santa Eulalia ante Daciano», ubicado en la Basílica de San Francisco El Grande, que acaba de ser restaurado por la Fundación Iberdrola, han captado la atención de los jóvenes. «Me ha interesado que un zamorano haya contribuido a engrandecer más esa iglesia». «La pieza está situada en un lugar poco accesible y pensé que era pequeña, pero tiene unas grandes dimensiones», describe Beatriz Pérez, quien espera con «mucha ilusión» el viaje a Roma en febrero donde conocerán la Academia donde Eduardo Barrón se formó, becado por la Diputación de Zamora.

Los estudiantes también pudieron conocer una sala en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, a la que perteneció el escultor de Viriato, dedicada a escayolas y vaciados. «Contemplamos el de una puerta de bronce de una altura aproximada de más de tres metros. Nos hemos sentido privilegiados porque nos han mostrado una sala que habitualmente está cerrada al público», enfatiza Roberto Sánchez. «Todo el mundo relaciona a Miguel Ángel como la idea de gran escultor, pero nadie piensa que de esta tierra haya salido un artista que llegó a estar en la primera fila» reflexiona uno de los alumnos de la Escuela. «Es un ejemplo para todos nosotros y nos anima a esforzarnos», argumenta la joven Beatriz Pérez.