Entrevista | Francisco Guarido Candidato de Izquierda Unida a la Alcaldía de Zamora

Guarido: "Voy a cumplir los cuatro años donde me ponga la gente, de mí se pueden fiar"

"Las cosas por Zamora están difíciles y la despoblación es un problema enorme, pero los proyectos del Ayuntamiento contribuirán a mitigarlo"

Francisco Guarido, candidato de IU a la Alcaldía. |

Francisco Guarido, candidato de IU a la Alcaldía. | / EMILIO FRAILE

Francisco Guarido quiere un tercer mandato. El candidato de Izquierda Unida, concejal desde 1999, buscará este domingo la confianza de la gente de la ciudad para estirar su gobierno hasta el año 2027. Su compromiso es agotar los cuatro años pase lo que pase y continuar con un proyecto político que ve encarrilado para lo que viene tras el paso por las urnas.

–La pregunta parece obvia, pero ha habido algunas dudas al respecto. ¿Quiere seguir Francisco Guarido como alcalde cuatro años más?

–Por supuesto que sí. Todo esto es un debate tontorrón. Lo sacan los grupos de la oposición porque no es la primera vez que digo que quiero que encabece otro. Lo hice en el 19 y lo hice en el 15. Llevo muchos años, pero la gente me conoce y sabe que si yo digo que sigo, lo digo para estar donde me pongan los electores: en el gobierno o en la oposición. He dicho que sí y voy a cumplir durante los cuatro años. Lo que ya no es tan seguro es lo que van a hacer otros grupos. En el Partido Popular o en el PSOE hay candidatos que son flojitos de pantalón. Si pierden, pues les buscan un carguito en el Senado o en el Congreso de los Diputados, donde se cobra el triple. De mí la gente se puede fiar.

–Al mirar los motivos por los que nadie da el paso en IU, ¿cree que la gente entiende que, sin usted, el partido no gana?

–Yo comprendo que el relevo es difícil. Llevo muchísimos años en el Ayuntamiento y a lo largo de este tiempo hemos ido creciendo. Mi grupo siempre me ha empujado a que siga yo y la gente en la calle también. De hecho, la encuesta que saca la propia Opinión de Zamora dice que a mí me conoce casi todo el mundo y me valora bien. Es difícil, pero está clarísimo que cuando acabe este mandato yo tendré 69 años y el relevo se hará una cuestión de vida.

–IU está pidiendo en los últimos días un voto transversal. ¿Cree que les perjudica, a la hora de convencer a esa gente, el presumible fortalecimiento de Vox y la aparición de algunas nuevas opciones a la derecha, además de la habitual del PP?

–Ya tenían opciones en el 19 y nos eligieron a nosotros. Que emerjan nuevos partidos no nos genera ningún tipo de temor. Nuestro voto es transversal y la inmensa mayoría es prestado, lo cual quiere decir que hacemos un esfuerzo extraordinario en el día a día por ganárnoslo. No es un voto ideológico. Hay voto nuestro, del PSOE y de la derecha. La gente se fía de nosotros, sabe que hacemos cosas buenas para la ciudad, que somos honestos y que formamos un grupo de trabajadores. Lo que nos diferencia es la fiabilidad. En lo municipal, van con Izquierda Unida.

–Como todos los partidos, están yendo mucho a los barrios durante estas semanas. ¿Perciben desgaste?

–Estamos viendo una buena aceptación. El poder desgasta, es verdad, pero la oposición también. Eso ya lo inventaron los clásicos italianos cuando decían que en la oposición se pasa frío. En el gobierno tienes que tomar decisiones que unas veces se aceptan y otras son contestadas, pero haces cosas y la gente te valora por ello. Por eso en la campaña estamos haciendo balance y propuestas de futuro.

–¿El objetivo es la mayoría absoluta?

–Aspiramos a ella como aspiran otros, de manera lícita. Pero nosotros lo hacemos con hechos concretos. Hemos realizado una labor de gobierno y la sometemos ahora a una auditoría política pública. El resto hace propuestas que son brindis al sol, muy contradictorias con la realidad. Cuando nos preguntan si vamos a subir los tributos, los demás tienen una posición muy dubitativa. La derecha siempre dice que los baja. ¿Los baja? Pero si en todos los plenos dicen que estamos en crisis económica. Ya lo dijeron en 2011, y en 2012 el PP subió los impuestos un 35%. Nosotros decimos la verdad. En ocho años no hemos subido los tributos, pero es posible que a partir del próximo año tengamos que subir el IPC. Han subido mucho los gastos de personal, los de servicios, la energía eléctrica... Y todo el mundo entiende que la del IPC es una subida razonable.

–Ustedes llevan ocho años gobernando. ¿Qué plan de ciudad tienen para el futuro y, sobre todo, qué pretenden hacer que no hayan impulsado ya en estos mandatos?

–Este mandato no ha sido normal. En cuatro años, hemos tenido dos de pandemia y uno con la crisis provocada por la Guerra de Ucrania. La pandemia nos cerró todas las puertas, la guerra algunas otras en la contratación pública, y ahora tenemos que acabar todo lo que tenemos en marcha, que es inmenso. Por ejemplo, hemos conseguido la cesión de todas las travesías de la ciudad y los proyectos que va a hacer el Ministerio suponen 24 millones de inversión en iluminación nueva, aceras nuevas, calzadas nuevas o carriles bici. Va a ser un revulsivo. En total, tenemos adjudicados 35 millones solo en fondos europeos. Eso, unido a las inversiones en marcha que tenemos que acabar, como el centro cívico o el Conservatorio en colaboración con la Junta, el Banco de España o el nuevo parque de bomberos. Es verdad que estas obras tuvieron consecuencias por la guerra, pero otras administraciones sufrieron lo mismo y el foco está siempre sobre el Ayuntamiento de Zamora. Luego, tenemos muchas obras licitadas: un proyecto de asfaltado, la nueva piscina o el museo pedagógico. Y para todo eso tenemos dinero, esa es la clave. Tenemos una programación hecha para los cuatro años. El modelo de ciudad son esas obras imprescindibles, fomentar el turismo y apoyar al comercio como hemos demostrado con los RelanZa. Las cosas por Zamora están difíciles, la despoblación es un enorme problema, pero los proyectos del Ayuntamiento contribuirán a mitigar la despoblación. Tenemos tantas cosas en marcha que, si hacemos una radiografía actual y la comparamos con la de 2015, podemos ver que esta es una ciudad distinta.

–Uno de los proyectos que más polémica ha generado es el de la zona de bajas emisiones. En alguna ocasión, usted ha dicho que esto viene impuesto. ¿Cree Izquierda Unida en esos cambios?

–Sí, estamos convencidos. Pero lo que estamos haciendo nosotros, desplazando el tráfico desde los cascos históricos a la periferia, lleva inventado ya mucho tiempo. Lo están haciendo muchas ciudades de España. Estamos seguros de que la ciudad debe ser mucho más amable con el peatón, sin perjudicar a los coches. Todo se está reabsorbiendo y se va a reabsorber en los nuevos aparcamientos que estamos haciendo, así que no va a sufrir el comercio. El mismo debate se produjo hace más de 35 años cuando Santa Clara se cerró al tráfico, o cuando sucedió con San Torcuato. Pero estas zonas que se van ganando para el peatón y que se imponen son una lógica para todas las ciudades.

–Más graves son los problemas con la corrupción, que usted mismo ha reconocido que le han desgastado mucho. ¿Quedan cosas por hacer en el próximo mandato?

–Se han cerrado completamente los dos asuntos que había. A la concesionaria de Parques y Jardines le vamos a demandar cinco millones porque nos maltrató el servicio. Eso está muy documentado. Y el exjefe, que a mi juicio acabará en la cárcel, tenía una responsabilidad inmensa. No hay corrupción sin la colaboración de un funcionario público. Creo que con esto se cierra el círculo de una corrupción que hunde sus raíces profundas en la gestión de Antonio Vázquez y de Ángel Macías, quien por cierto aparecía en las fotos con el candidato del Partido Popular. Es de lo que más contento me deja en estos cuatro años.

-¿Le sigue doliendo no municipalizar?

Sinceramente, sí. Hemos municipalizado la casa de acogida. Tenía gestión privada y ahora es pública. Pero en lo demás es uno de los temas que tengo en el haber. Se hicieron varios informes en 2015, nada más entrar, y me defraudaron muchísimo. Pero vi que no era posible un camino que yo quería emprender y se me cerraron todas las puertas. No hemos tenido colaboración técnica, probablemente lo pensaban así, pero decidí seguir el camino más corto. No podíamos perder el tiempo en una municipalización de camino difícil. Lo decidí y no me arrepiento.

-El PSOE cita mucho el caso de Valladolid con el agua. ¿Mira eso con envidia?

-Con el paso del tiempo, uno también entiende que una cosa es el ideal de trabajo que tú pretendes y otra la realidad con la que te enfrentas. No sé cuál es la situación real de Valladolid, pero conozco la de Zamora y aquí esa circunstancia me parece imposible de conseguir. No se trata solo de una idea. Estas cosas tienen que hacerse por parte de los 500 empleados públicos del Ayuntamiento. Desde el principio, entendí que en Zamora ese camino era imposible.

–¿El próximo va a ser su último mandato?

–Yo ya dije esto en el 19 y también en el 15, pero es que dentro de cuatro años tendré 69. Yo creo que debe ser el último, no exageremos. Tiene que haber una renovación en el grupo. Yo voy a estar los cuatro años fijo, pero tiene que haber alguien dentro de los concejales capaz de seguir a partir de entonces. He cumplido un ciclo y otro ciclo y otro ciclo, y hay que buscar ese sustituto. No tengo ningún nombre ni somos un grupo que designe personalmente al sustituto, pero mi opinión es que tiene que salir de los concejales de ahora.

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