Un famoso deportista de élite se convierte en alcalde de un pueblo de Zamora

El exjugador de rugby zamorano vistió la camiseta nacional en 37 ocasiones, ahora se prepara para gobernar en pueblo natal

Imagen antigua de Felipe Blanco en el campo de rugby. | Cedida

Imagen antigua de Felipe Blanco en el campo de rugby. | Cedida / Félix Rodríguez Lozano

Félix Rodríguez Lozano

Hemos tenido muy pocos en la cima del deporte nacional y Felipe Blanco ha sido uno de los más grandes y de los que más alto han escalado. Lo consiguió en ese monumental, y en aquellos tiempos deporte de máximos valores, nacido en la ciudad de rugby por lo que en su memoria y honor fue denominado de igual manera.

Deporte que, aunque también se juega con los pies, se hace sobre todo con las manos y, muy especialmente con la cabeza. Felipe nunca renegó de su condición de zamorano en sus muchos años en la capital de España, todo lo contrario, siempre llevó a Zamora por bandera. Y ahora lo vuelve a demostrar arrasando en las municipales de Villanueva del Campo para convertirse en su flamante alcalde, en un momento en que no necesitaba problema alguno más allá de disfrutar de su jubilación como veterinario.

Afincado en Madrid desde los años sesenta, dos hijos, tres nietos y un prestigio social a toda prueba. Pues él, haciéndole un enorme quiebro a la historia, decide presentarse a las municipales en su pueblo natal. Lo hace y arrasa completamente. Felipe Blanco merece monumento histórico en nuestra provincia, de estos tenemos pocos, y cuando nos toca el gordo, debemos de mimarlos.

Villanueva del Campo lo respalda de forma absoluta, arrasando como he dicho en las elecciones. Un problema en su plácida vida de jubilado, ejemplo mayúsculo para los zamoranos de la diáspora

El de Villanueva del Campo, como he dicho, ha sido de lejos uno de los más laureados y de los más monumentales deportistas que haya dado este país, y además zamorano de pro, consiguiéndolo en uno de los más insignes y maravillosos deportes que se hayan practicado y se practican en el mundo: el rugby, en una época donde se llevaba muy a gala el amateurismo, llenando los insignes templos tanto del hemisferio norte como los del sur con miles y miles de espectadores, lo mismo que ahora, pero no cobrando como profesionales.

Felipe Blanco Palmero represento toda una época, indudablemente la mejor del rugby español, como imprescindible jugador del Arquitectura desde 1974 a 1978, en la gloriosa época de Lino Plaza. También en la selección. Con Arquitectura, club hegemónico de entonces, alcanzó varias ligas y varias copas, consiguiendo "el doblete" en tres ocasiones.

Además, obtuvo innumerables triunfos con la camiseta nacional, la que vistió en treinta y siete ocasiones en partidos oficiales, una cifra solo alcanzable por los más privilegiados.

Indiscutiblemente en su puesto, el zamorano fue, ha sido y difícilmente dejará de ser el mejor flanker, el número seis imprescindible en los gloriosos triunfos de Arquitectura y también con Los Leones. Sin duda uno de los jugadores más importantes de la historia de nuestro deporte.

Ahora, jubilado después de una fecunda y esencial etapa en los ámbitos del cooperativismo, de los que Felipe es un auténtico mago en España, y modelo internacional en la materia partiendo de su condición de veterinario de base, decide salvar a su pueblo para complicarse completamente la vida.

Los vecinos lo entienden y Villanueva del Campo lo respalda de forma absoluta, arrasando como he dicho en las elecciones. Un problema en su plácida vida de jubilado, ejemplo mayúsculo para los zamoranos de la diáspora, y de los de aquí.

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