Entrevista | María Prieto O'Mullony Jugadora de la selección española de balonmano femenina

«Me siento orgullosa de haber llegado hasta aquí»

«Pese al resultado final, el Mundial ha sido una experiencia que jamás pensé vivir y que recordaré por siempre»

María Prieto O'Mullony.

María Prieto O'Mullony. / Carlos Toyos

María Prieto O’Mullony lleva poco más de un día en Zamora después de una aventura que nunca olvidará. La canterana del Balonmano Zamora y jugadora del Caja Rural Aula Cultural ha vuelto a casa tras disputar la cita con la que sueña todo deportista, un Mundial. Una cita en Dinamarca que no fue del todo positiva para «Las Guerreras», pero que ella ve ya con el prisma adecuado, el de ser un paso más para ella y para España.

La zamorana mira al pasado y sonríe. Lo hace viendo todo lo conseguido. También piensa en el futuro y, en ese caso, lo hace consciente de las muchas alegrías que le quedan por vivir. Tiene sueños por cumplir, como disputar los Juegos Olímpicos o ganar la Copa de la Reina. Y ahora, como ella misma asegura, tras cerrar una etapa con una experiencia al alcance de pocos, se abre otra que afronta con gran ilusión y el apoyo de su familia y amigos.

–Acaba de disputar su primer Mundial absoluto con España. ¿Cómo ha vivido esta experiencia?

–Ha sido una gran experiencia, una que jamás pensé que fuera a vivir y quiero quedarme con los aspectos más positivos de haber estado en un Mundial. Me hubiera gustado que las cosas acabaran de otra manera para mí y para España, pero es un sueño hecho realidad. Quizá con el paso del tiempo lo vea de otra manera pero, a nivel individual y personal, lo tengo que ver como tal. Además, para mí significa dejar atrás muchas cosas y cerrar etapas difíciles de mi carrera deportiva.

–¿Cómo es un Mundial por dentro? ¿Qué es lo que no se ve y está detrás de los partidos?

–Hay mucho trabajo y el día a día son 24 horas de balonmano. Es así, al menos así lo viví yo. Para cada equipo será distinto, pero hay mucha charla, mucho vídeo y mucha preparación detrás de cada partido. Se trata de estar concentrada al máximo en el siguiente encuentro, siempre tratando de no perder la frescura y estar mental y anímicamente preparada. Si hay una derrota tienes que estar bien o aún mejor al día siguiente, esa es la idea.

–¿No se hace muy duro vivir todo el día pensando en balonmano? ¿Es sano?

–Es complicado (ríe). Hay que estar mentalmente muy bien preparada. Para mí, que era la primera vez en un Mundial, reconozco que me resultó algo difícil. Estar todo el día a todas horas conviviendo con la misma gente y pudiendo solo relacionarte con miembros de tu equipo o de algunos rivales... Son 24 horas de balonmano, o casi, pero el grupo hace que lo lleves lo mejor posible.

–Acaba la preparación en Santander y sale la lista. ¿Qué sintió?

–Muchísima ilusión. Estaba que no me lo creía. Me encontraba con mis padres tomando un café y recuerdo que mi madre se puso a llorar de la alegría. Para mí la palabra es ilusión.

–De ahí, sin tiempo que perder a Dinamarca. ¿Qué sensaciones le dejó su estancia allí?

–Sí, piso Dinamarca que nunca había estado. Llegamos a un pueblito y empiezas a vivir ese ambiente de balonmano tan especial, con mucha gente que tiene la misma pasión. Un ambiente diferente que se hace muy especial.

La zamorana Omu, en acción con la selección española. | RFEBM

La zamorana Omu, en acción con la selección española. | RFEBM / Carlos Toyos

- Y arranca la primera ronda. Lo hace como titular y anotando, mejor imposible.

–Fue el debut soñado. Me sentí muy bien porque salí sin ningún tipo de presión y nervios. Y creo que hizo que saliera el resto de los partidos igual, dispuesta a aprovechar y con la cabeza tranquila. Por eso salieron las cosas tan bien.

–Usted hizo el primer gol de España en el Mundial. ¿Qué sintió en ese momento?

– Fue increíble, estaba que no me lo creía. Hasta que no vienes a casa y eres consciente de lo que has vivido, acciones como esa, no te das cuenta que has estado en un Mundial absoluto. Será un recuerdo para toda la vida.

–De ahí, pasa a disputar el partido frente a Ucrania. Un partido en el que no tiene suerte y apenas goza de minutos.

–Jugué en la recta final de la primera parte pero coincidió con una sanción a Lysa, teniendo el cambio de mi lado. Estando en pista, no se si fueron dos minutos, y es verdad que fueron malos minutos. Ese día no aproveché como suelo hacer.

–Se cierra la primera fase contra Brasil y lo hace sin jugar. ¿Le dolió o valoró más el pleno de triunfos?

–Fue un partidazo. Ojalá hubiera podido jugar y participar. Tras no jugar contra Ucrania, me esperaba no contar con muchos minutos. Duele, pero quizá por la victoria y porque ya lo intuía, un poco menos.

–Para estar en cuartos de final, había que ganar dos partidos y España comenzó con victoria contra Argentina. Además logró marcar... ¿fue más duro de lo que pensaban?

-Argentina todos esperaban que fuera un rival más fácil porque ya la habíamos ganado en Santander y no habían hecho un buen inicio de torneo, pero nos costó un montón ganar. Fue un partido emocionante en el que traté de aprovechar al máximo mis minutos, aunque la exclusión me lastró y condicionó mi poco tiempo en pista, marcado por cómo se complicó el duelo.

–Faltaba un triunfo para entrar en cuartos, pero no llegó. Como tampoco más tiempo de Mundial para usted. ¿Fue difícil quedarse fuera ante República Checa y Países Bajos? ¿Cómo lo vivió?

–Los partidos que no juegas son los que peor llevas. Estar en la grada es la peor parte de cualquier torneo porque no puedes ayudar en nada a tus compañeras. Tu única misión es asumir la realidad, mantener la calma y regresar a los entrenamientos para pelear por la siguiente convocatoria. Es cierto que, además, fueron los dos partidos que perdimos y eso lo hizo más duro de digerir. No poder estar de cerca, apoyando o contribuyendo, es muy difícil.

María Prieto O’Mullony posa ante La Alhóndiga durante su estancia en Zamora tras el Mundial de Dinamarca. | R. B.

María Prieto O’Mullony posa ante La Alhóndiga durante su estancia en Zamora tras el Mundial de Dinamarca. | R. B. / Carlos Toyos

–¿No le da rabia acabar así el Mundial, sin el objetivo y sin tiempo para demostrar su valía?

–Es cierto que empecé con más minutos y que, a medida que pasó el campeonato, pasé a jugar muchos menos. Me hubiera gustado tener más minutos, como a todas, pero mi objetivo es aprovechar todos tiempo en pista y creo que eso hice. Con mayor o menor fortuna, pero traté de exprimir al máximo cada minuto.

–Cuando se queda sin jugar y llegan las dos derrotas, España es eliminada del Mundial. ¿Recibió apoyo de la afición zamorana?

–Sí, de la zamorana y de la de otras ciudades en las que he vivido. De amigos y de conocidos, de mucha gente. En ese sentido, me siento una afortunada.

–También recibió apoyo en las redes sociales. ¿Prestó atención a lo que se dijo en ellas durante el Mundial o tras la eliminación?

–He podido leer comentarios. De hecho, aunque no quisiera, había gente que me escribía directamente. Cada uno tiene su opinión, pero ni somos tan buenas los días que se gana ni tan malas cuando se pierde.

–Al final, al menos, queda el premio del preolímpico, que recibiendo ya volviendo de su aventura en Dinamarca.

–Es una victoria, pero con sabor amargo. Perdemos, nos quedamos fuera y se vive un día complicado en la selección. Como he apuntado antes, todo el mundo opina y es crítico, pero después llega la recompensa al esfuerzo. El preolímpico es otra oportunidad que debemos aprovechar.

–Una nueva oportunidad. ¿Y cómo cree que debe enfocarse?

–Creo que hay que hacer borrón y cuenta nueva, pero sin olvidar del todo. Tenemos que aprender de todo lo ocurrido en Dinamarca, mirar a ese preolímpico con ganas y trabajar todos estos meses para lograr que España acuda a los próximos Juegos Olímpicos.

–¿Tiene España el nivel que se exige? ¿Hay margen de mejora? En el preolímpico se medirán con dos rivales que pasaron a cuartos de final y «Las Guerreras», no.

–Hay margen de mejora. Debemos tener en cuenta que se cambió el seleccionador recientemente, que es la pieza más importante; y que para este Mundial se sumaba mucha gente nueva, o bien joven o con más experiencia pero ausente durante mucho tiempo de la selección como yo. Al final hay un bloque que está todavía gestándose, en el que las jugadoras necesitan acoplarse entre sí y con el seleccionador. El Mundial ha sido un toque de atención para trabajar más duro, hay que mirar hacia arriba.

–De Dinamarca a Zamora y, pronto, a Valladolid. ¿Vuelve pensando en qué hacer para repetir con España?

–La mentalidad que me ha llevado a la selección ha sido la de hacer las cosas lo mejor posible para el Caja Rural Aula Valladolid. Hacer que el equipo llegue a su máximo posible, disfrutar y ayudar al grupo tanto como a mí misma. Así llegó la recompensa del Mundial y esa es la idea con la que enfoco mi futuro próximo. De hecho, tengo ganas de volver, aunque haya llegado el martes a casa y esté cansada. De hecho, hoy no me hubiera importado ir a entrenar. La liga está cerca y tengo que volver al «modo Aula» ya.

–¿No será una presión extra el tener la selección ahí detrás?

–Es verdad que, ahora, tengo la selección más presente. Sin embargo, no puedo convertirlo ese hecho en una presión extra. Si me presiono, las cosas saldrán mal. Tengo que hacer lo mejor que pueda con y para mi equipo y así volverá a llegar la selección como lo hizo esta última vez.

–Con la participación en el Mundial, su carrera deportiva cuenta ya con otro mérito más. ¿Si volviera al pasado, qué le diría su joven yo?

–Cuando vas cumpliendo sueños piensas en lo que tenías y donde estabas tiempo atrás. Si alguien volviera en el tiempo y le dijera a la joven María que jugaba en Zamora que acabaría ganando tres ligas con el Bera Bera no se lo creería. Pero, sin ir más lejos, si a la María que volvió mentalmente dolida de San Sebastián le dicen que meses después sería convocada para un Mundial absoluto con España, se lo creería menos todavía.

Omu lanza a portería durante el encuentro ante Bera Bera

Omu lanza a portería durante el encuentro ante Bera Bera / BM Aula Valladolid

–¿Qué siente ahora mismo tras lograr dar ese paso?

–Estoy orgullosa de mí, de haber superado esas malas etapas físicas y mentales que he tenido, de llegar hasta aquí. A pesar del resultado en Dinamarca, de que al final este Mundial ha sido malo, lo que para mí implica haber disputado esta cita a la hora de cerrar etapas y alcanzar pequeños objetivos, es un triunfo muy grande.

–Echando la vista atrás, pensando en esa última etapa tan dura lejos de casa. ¿Se arrepiente de haber pensado en renunciar al balonmano?

–No. No me puedo arrepentir de pensar en retirarme cuando estoy mal y se me pasan mil cosas por la cabeza. Es cierto que no estoy en edad de retirarme, pero era lógico pensar en ello en aquel momento. Hoy, sin embargo, pienso todo lo contrario. Valoro cada pequeño paso que doy, todo lo que he aprendido con los años, y ahora no pienso en renunciar al balonmano «ni de coña».

–Uno de los principales pilares de su carrera deportiva y de su crecimiento ha sido su familia. ¿Qué sienten ahora mismo? ¿Cómo ven a María?

–Tanto mis padres como mis hermanas han sido el mayor apoyo que he tenido, siempre. Ellos han vivido la parte buena y, sobre todo, la parte mala. Al final, para ellos, ver que supero esas etapas y estoy feliz es una gran alegría. Ver que vuelvo a Zamora y, pese al resultado, tengo ganas de ir a entrenar es lo que más les vale. Lo único que quieren y les interesa es que esté bien. Yo ya he ganado con ellos, su apoyo es mi mayor triunfo.

–Y, con su respaldo, ¿cuál es la próxima meta que tiene Omu en mente? Ese reto que, como el Mundial, parece imposible.

–Evidentemente, están ahí los Juegos Olímpicos de París. No lo voy a negar. Pero, a nivel personal, reconozco que tengo muy metida en la cabeza la idea de ser campeona de la Copa de la Reina. Me encantaría tener ese trofeo, es un sueño y es un objetivo que tengo marcado desde hace tiempo.

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