Los 20 años del Museo Etnográfico en Zamora

El primer centro regional acumula 709.000 visitantes y más de 100 muestras en dos décadas

Pepe Calvo y Carlos Piñel, el actual y primer director del Museo Etnográfico, respectivamente, ante una de las piezas emblemáticas del centro.

Pepe Calvo y Carlos Piñel, el actual y primer director del Museo Etnográfico, respectivamente, ante una de las piezas emblemáticas del centro. / LOZ

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Muchas fueron las voces, y hasta alguna administración, que a lo largo del último tercio del siglo XX lanzaron propuestas para montar un museo sobre la cultura popular en Zamora. Sin embargo, el interés de Caja Provincial de Zamora por hacerse con una representativa colección de piezas de alfarería supuso el germen de lo que, años después, se materializaría en el Museo Etnográfico de Castilla y León que conmemora sus 20 años de apertura.

En los años 70 la entidad bancaria había comenzado a adquirir piezas y en los 80, ya atesoraba un pequeño conjunto. “Comenzamos con la alfarería de Zamora por el interés del jefe de cultura de Caja Zamora, Antonio Redoli. Poco a poco ampliamos a la región, comenzamos su catalogación, a realizar trabajo de campo en los alfares y a difundirlo en exposiciones. También (la colección) se fue ampliando a la indumentaria, las mascaradas…”, describe el que en ese momento era el conservador de los fondos, Carlos Piñel que alude a que “en 1984 el director de Caja Zamora, Miguel de Unamuno, ya propuso la idea de exponer todo en una casona”.

Con estas mimbres la firma bancaria, ya como Caja España, siguió engrosando el conjunto etnográfico y comenzó a negociar con las administraciones para intentar llegar a un acuerdo sobre el futuro de la exhibición. El proyecto pasó por horas bajas al surgir el planteamiento de crear en la capital un museo de arte contemporáneo regional ante la calidad de las bienales de arte contemporáneo celebradas en Zamora. La idea quedó en saco roto.

Un largo proceso

Tras un dilatado proceso, la Junta, el Ayuntamiento y la Diputación firmaron un acuerdo con la entidad para poner en marcha un museo que acabó convirtiéndose en el primer museo de ámbito regional.

El edificio del Museo Etnográfico, erigido en un solar del casco antiguo adquirido por Caja Provincial de Zamora y costeado por la Junta, es una construcción de nueva planta de casi 10.000 metros cuadrados diseñado por el arquitecto Roberto Valle. Dispone de siete plantas, tres de las cuales están situadas por debajo del nivel de la calle.

Planteamiento

La obra tuvo una larga gestación desde que se falló en el concurso de ideas nacional en 1994 hasta que se inauguró el 19 de diciembre de 2002 con la exposición “Enseres”, integrada por 800 piezas, seleccionadas entre 10.000 que integraban la colección, que hablaban de ritos, mitos y símbolos, expuestas en dos plantas, la baja y sótano. “Cuando abrimos el público se quedó muy sorprendido por el planteamiento tan novedoso”, aporta el primer director del Etnográfico, Carlos Piñel, quien diseñó el discurso museológico y museográfico del centro mano a mano con el etnógrafo Joaquín Díaz, entonces responsable del área de etnografía de la Fundación Siglo.

“Recuerdo que teníamos ya algo avanzado, pero optamos por olvidarnos de todo. Comenzamos a anotar en un folio en blanco cuestiones filosóficas y, poco a poco, lo fuimos reagrupando y situando los temas por las distintas plantas”, describe Piñel que con Díaz fue dio vida a los demás niveles con el centro en funcionamiento.

El Museo Etnográfico ha superado los 709.000 usuarios y atesora más de 17.000 piezas materiales junto a decenas de miles de inmateriales, incrementadas constantemente gracias a las donaciones recibidas, algunas de ellas de “importancia excepcional”, como la colección de arte pastoril y popular de la familia Cortés, indican desde el centro que atravesó un momento complicado cuando, en la crisis de 2008, el Ayuntamiento de Zamora abandonó su patronato.

El Etnográfico la mayor ampliación expositiva la vivió en 2015 cuando se abrió la planta -1, centrada en la exhibición de objetos relacionados con el espacio y el entorno.

En estas dos décadas el centro regional ha realizado más de un centenar de muestras de múltiples temáticas y formatos coordinadas por el área de conservación. Su gran sala ha albergado muestras como el desastre de Ribadelago, “Plomadas”, con 500 ejemplos, o “Sueños de plata. El tiempo y los ritos”, integrada por una selección de imágenes de la región sin olvidar “Tome asiento”, que reunió un centenar de piezas en torno a la silla como objeto funcional, estético y simbólico, o las imágenes de moda de Outumuro, las ilustraciones de José Ramón Sánchez o las esculturas de Coomonte.

Diversas colaboraciones

La colaboración con entidades y colectivos locales también se ha materializado en muestras como la de homenaje a Miguel Gamazo, sobre la historia de la Cofradía de la Concha o la reciente sobre los Carochos de Riofrío. El centro ha acogido intervenciones de artistas en sus plantas, como las efectuadas por Fernando de Dios, Miguel Elías o Josep Guionovart.

También en los últimos años se ha apostado por dar visibilidad a artistas de la región en el espacio rampa, donde han mostrado su hacer Elena Ayuso, Chema Jambrina o Antonio Vázquez-Martín, entre otros.

La biblioteca del centro, embarcada en la creación de las Bibliotecas Especializadas de Zamora, ha sido el destino de, entre otras donaciones, las bibliotecas del etnógrafo charro Ángel Carril, del antropólogo Francisco Rodríguez Pascual o del poeta Jesús Hilario Tundidor. Ha visibilizado el impresionante fondo fotográfico de Carlos Flores, integrado por más de 11.500 negativos, creando una web o una muestra itinerante.

Los muchos fondos singulares impresos que custodia salieron a luz a través del Gabinete de Curiosidades y gracias en el portal Etnoesfera puede consultarse ya un 40% de los fondos inmateriales.

Escenario Abierto

El Etnográfico, que hasta cuenta con el Grupo de Amigos del Museo, ha organizado ocho ediciones de Escenario Abierto, donde el protagonismo recaía en la música tradicional, ciclos de narradores para adultos y niños y un sinfín de jornadas, conferencias y seminarios. Por su salón de actos han pasado desde el poeta Antonio Gamoneda hasta los músicos Carmen París y el Niño de Elche sin dejar de lado propuestas culturales locales de particulares y agrupaciones.

Actualmente “la antropología es el marco teórico y la etnográfica la puesta en práctica que no puede reducirse solo al folclore y a lo rural o a mundos perdidos, sino que tenemos que hacer actividades que conlleven contemporaneidad” describe el director Pepe Calvo. Así, la reflexión y el diálogo sobre la antropología ha centrado más de 100 sesiones de Punto de Fuga.

La mirada documental a otras culturas lejanas y también a las más cercanas cuentan con su extraordinario escaparate en el Festival Internacional Etnovideográfica que ya ha celebrado seis ediciones y con la pandemia el centro regional puso en marcha el proyecto “2020 Testimonios de una pandemia-Antropologia”.

La cooperación institución ha hecho posible que el museo regional prestara piezas a Edades del Hombre o el Museo Nacional del Teatro de Almagro, entre otras entidades, y que albergara muestras tan extraordinarias como “Thermus. Territorios musicales”, “León Felipe ¿Quién soy yo?” o que reúna hasta enero de las fotos que Ruth M. Anderson tomó en la provincia en 1926 por encargo de la Hispanic Society of America.

“El museo se tiene que ir adaptando a los tiempos y nuestro reto es incluir las voces nuevas” señala el director del espacio regional Pepe Calvo.

El Museo Etnográfico de Castilla y León se ha convertido en un verdadero dinamizador de la vida cultural zamorana y en un altavoz de la investigación en sus áreas de trabajo.

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