La histórica calle de Zamora que todos los turistas buscan al llegar a la ciudad

Su inclinación, aspecto y bagaje la convierten en la vía más buscada y fotografiada por los viajeros

Una foto antigua de Balborraz.

Una foto antigua de Balborraz. / Archivo LOZ

Zamora tiene varias calles con un encanto y belleza especial que raro es el turista que no las fotografía. Sobre todo, una vez que pasa la Plaza Mayor y se adentra en el casco viejo, con callejuelas estrechas y empedradas que llaman la atención pese al aspecto descuidado que a veces entraña el eje histórico. Sin embargo, hay una que todo turista busca para fotografiarse en ella: se trata de la calle Balborraz, esa vía empedrada, empinada y peatonal que conserva el encanto medieval de Zamora flanqueada por antiguos edificios de piedra y balcones de hierro forjado.

Turistas observan la calle de Balborraz. | Jose Luis Fernández

Turistas observan la calle de Balborraz. / J. L. F.

La calle Balborraz destaca más por su valor ambiental que por su riqueza arquitectónica en sí, aunque contó con palacios como el de Las Golondrinas, situado en su parte baja. La serie de balconadas y miradores de madera, construidos en su mayoría entre finales del siglo XIX y principios del XX, constituyen todo un ejemplo de arquitectura popular.

Eje comercial en vías de extinción

Balborraz fue uno de los ejes tradicionales de la ciudad de Zamora. En su urbanización tuvieron mucho que ver los asentamientos comerciales extramuros de los mercaderes procedentes del sur, que llegaban a la ciudad a través del Puente de Piedra. Situada en la confluencia del primer cerco amurallado con el segundo recinto, Balborraz sirve de nexo ente la zona alta de la ciudad y la Puebla del Valle, uniendo el mercado con la Plaza Mayor. Su localización, cerca de las puertas de la muralla, fomentó el establecimiento de artesanos, mercaderes y comerciantes.

Durante los siglos XVIII y XIX Balborraz se convierte en una de las zonas más transitadas y céntricas de la ciudad, con la instalación de numerosos talleres, comercios y casas de oficios. Lo inclinado de la calle obligó a las construcciones a adaptarse al terreno con plataformas de nivelación. Muchas de las casas están directamente apoyadas en su parte trasera sobre el lienzo de la muralla, tal y como se ha podido comprobar en los trabajos arqueológicos realizados en la zona.

El desplazamiento del eje comercial hacia la Plaza Mayor y el este de la ciudad, fundamentalmente Santa Clara y San Torcuato, al tiempo de la propia evolución urbanística de la ciudad con el ensanche hacia el este acarreó la decadencia progresiva de la calle. La intervención de una escuela taller, la primera que se desarrolló en Zamora bajo la dirección de Lourdes Arenas y con proyecto de los arquitectos Francisco Somoza y Pedro Lucas del Teso salvaron un enclave condenado, seguramente, a la ruina. La actuación, llevada a cabo entre los años 1989 y 1995 mereció un diploma del prestigioso premio Europa Nostra.