Ortega Cano y y el arzobispo Porras Cardozo, al alimón en Zamora

El diestro cartagenero y el cardenal venezolano comparten ruedo en un tentadero privado, y el prelado llevará hoy al papa Francisco una botella de vino de Toro

Ortega Cano y Baltazar Porras Cardozo dan la vuelta al ruedo.

Ortega Cano y Baltazar Porras Cardozo dan la vuelta al ruedo. / F. T.

Los pañuelos blancos asomaban desde las ventanas del palco de la ganadería "Toros Villapando" y, tras ellos, numerosos aficionados taurinos que pedían la oreja simbólica para los maestros actuantes en el ruedo. Y no era para menos porque la faena la habían cuajado sobre el albero, al alimón y por colleras, los "diestros" José Ortega Cano; el cardenal venezolano y arzobispo de Caracas, Baltazar Porras Cardozo; y el padre Víctor Carrasco, el "cura torero". Valor probado y afición corriendo por las venas.

Cada uno con su hábito; Ortega Cano, vestido de corto; el cardenal, mostrando su alzacuellos, y Carrasco, con la sotana negra con la que acostumbra a torear y cuya imagen "viral" fue el germen de la organización de este evento que ha hermanado a la religión Católica y a la afición taurina entre España y Latinoamérica, dieron la vuelta al ruedo de la coqueta plaza de tientas de la ganadería ubicada en Fresno de Sayago, saludando la ovación del respetable y recibiendo sus "olés" y vítores.

Y la faena no era nada fácil porque, ante capote y muleta, al ruedo no sólo asomaron becerras, sino también algún toro de hechuras considerables que no echó para atrás a religiosos y civiles que se agolpaban tras los burladeros, expectanes, rebosantes de afición por la "Fiesta".

Compartir fraternalmente un multitudinario arroz a la zamorana seguido por filetes con champiñones ofrecidos por los responsables de la ganadería fue clave para coger fuerzas de cara al "morlaco" que iba a asomar por la puerta de chiqueros la tarde del sábado.

De forma previa a la celebración del tentadero, en el que se dejaron ver algunos otros rostros del mundo del toro vinculados a la provincia, como el banderillero David Adalid, el novillero Pepe Luis Cirugeda o el becerrista Librillo, el cardenal venezolano presenció el descubrimiento de un azulejo conmemorativo de su visita a la ganadería que ya inmortaliza este hecho para siempre. Allí Porras Cardozo también colocó la primera piedra de lo que será un oratorio en pleno campo bravo, al que dio su bendición a futuro y visiblemente emocionado. Como también lo ha estado durante todo el fin de semana, en el que ha recibido el cariño de numerosos zamoranos que se han acercado hasta el cardenal para mostrarle sus respetos.

Ortega Cano y Porras Cardozo, al alimón

El cardenal y arzobispo Baltazar Porras descubre una placa conmemorativa de su visita a la ganadería de bravos Toros Villalpando. / F. T.

Capotes y sotanas

Sacerdotes y toreros. Capotes y sotanas. Son las perfectas simbiosis que se han dado durante todo el fin de semana en el "ruedo" de Zamora, con motivo del I Encuentro Internacional de Capellanes y Sacerdotes Taurinos.

Una simbiosis que se convierte en trilogía cuando entra en escena la figura del cirujano taurino. Y es que el zamorano Enrique Crespo, Eduardo Hevia o el colombiano Rodrigo Rojas, cirujano de la plaza de toros de Bogotá, también han tenido presencia y voz en esta convivencia que ha girado en torno a la fe y la fiesta. "En la plaza, el capellán debería estar en el burladero de los médicos porque es el encargado del cuidado del alma".

Disfrutaron la gastronomía zamorana

El alma y el estómago también han tenido ocasión de alimentarlos el cardenal venezolano y el resto del medio centenar de capellanes, venidos desde otras plazas de España y también de diferentes países de América Latina, con la gastronomía zamorana, de la que han disfrutado y probado viandas como el propio arroz a la manera local que degustaron el sábado, churros, que algunos sólo conocían "de oídas" o los vinos tintos de Toro. De hecho, al arzobispo de Caracas le gustaron tanto que, "in situ", decidió adquirir una botella que, ante todos los presentes, se comprometió a llevarle como regalo a su amigo personal, el papa Francisco, en el viaje que realiza este mismo jueves hasta la Santa Sede para reunirse con el pontífice. Símbolo de la "gratitud" que Porras Cardozo se lleva de sus días en Zamora y que, ahora, quiere hacer llegar hasta Roma.

Ortega Cano y Porras Cardozo, al alimón

Ortega Cano y Porras Cardozo, al alimón / Carmen Toro

Los sacerdotes llegados desde México, Colombia y otros países americanos también se han marchado gratamente sorprendidos con los paisajes, "tan diferentes" a los que están acostumbrados a ver en sus lugares de origen.

El capote que ha echado este encuentro a la fiesta de los toros y a la religión Católica ya está dando "sus frutos" y es que, como de la capilla ganadera, este evento ha puesto la primera piedra de próximas ediciones. Desde otros países como México o Venezuela y de otras tres Diócesis españolas, ya han llegado diferentes solicitudes para acoger la segunda edición de la unión más auténtica entre los toros y la religión.

La fe y la fiesta de los toros. Una dupla que, para muchos, es inconcebible por separado. "La tauromaquia es un espectáculo religioso entre el más allá y el más acá y sólo se puede entender desde el ser católico", llegó a expresar sin dudar uno de los capellanes que tomaron parte en las ponencias del sábado por la mañana.

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