Capellanes, médicos y matadores, la trilogía simbiótica de las plazas de toros

El cardenal Baltazar Porras Cardozo defiende la tauromaquia "en un mundo plural" durante su intervención en el encuentro de sacerdotes taurinos

.El cardenal Baltazar Porras bendice la primera piedra de un oratorio de la ganadería Toros Villalpando. | C. T.

.El cardenal Baltazar Porras bendice la primera piedra de un oratorio de la ganadería Toros Villalpando. | C. T. / Carmen Toro

La comunión entre la fiesta de los toros y la religión Católica ha continuado este sábado en Zamora con la segunda jornada del I Encuentro Internacional de Capellanes y Sacerdotes Taurinos.

Foto de familia de los capellanes participantes en la segunda jornada del encuentro. | C. T.

Foto de familia de los capellanes participantes en la segunda jornada del encuentro. | C. T. / Carmen Toro

El teatro del seminario de San Atilano ha vuelto a acoger al cerca de medio centenar de sacerdotes venidos desde diferentes países para participar en este congreso.

La apertura de la jornada ha tenido lugar con la ponencia titulada "Experiencias en las plazas. Sacerdotes de España y América", moderada por la periodista Ana Pedrero y por el sacerdote Víctor Carrasco.

La ponencia ha estado compuesta por una serie de comunicaciones breves en las que un total de ocho capellanes de plazas y hasta un cirujano taurino han expuesto sus experiencias y anécdotas asociadas a este "oficio" y también su relación de afición a la tauromaquia.

Como en las corridas de toros, el "orden de lidia" se ha resuelto por sorteo. Ha "abierto plaza" el padre Ángel Rubio, quien estuvo encargado de la capellanía de la plaza de toros de Toledo, y ha expuesto un decálogo como "reflexión de Pascua", que ha compuesto "inventando" la parte religiosa y recogiendo la taurina a través de palabras "que dijisteis ayer", haciendo referencia a la jornada inaugural. Así, ha hablado de la vida como una plaza "de fe, devoción y luz", una "plaza con ilusión y con cornadas" o una "plaza con capote, muleta y montera".

Rodrigo Rojas, cirujano de la plaza de Bogotá, ha asegurado que la tauromaquia para él es un "modo de vida", al igual que la cirugía y ha asegurado que los que ejercen las tres profesiones, sacerdote, cirujano y torero, tienen que tener "vocación que nos impulsa". "La disciplina que hay que tener como cirujano es análoga a la que tiene un cura o un torero", ha afirmado.

El capellán de la plaza de toros de Santander, el padre Alejandro Benavente, comenzó dirigiéndose a Ortega Cano para decirle que los toreros y sus cuadrillas son "el fin" de sus presencias en las plazas. Además, ha asegurado que, para ser capellán de plaza de toros, "hay que tener unas cualidades" porque, al igual que "no puede ser capellán de un hospital un sacerdote al que le dé miedo ver la sangre", tampoco puede serlo de una plaza de toros una persona que no se sienta cercana a la tauromaquia porque el oficio le va a suponer un "peso" y "no lo va a hacer con naturalidad y entrega". Benavente ha afirmado que su misión es "acoger, escuchar y acompañar".

Por su parte, el sacerdote José Inés Galván, llegado desde San Luis Potosí (México), expuso que el arte torero implica que, en cada corrida, "hay un encuentro con la muerte", pero también "un encuentro con la vida que ha dado Dios". Y ha rememorado como, por cada corrida que celebra por el aniversario de la plaza en la que está destinado, le piden que ofrezca una "homilía taurina", que no es otra cosa que "hacer una analogía del toreo con la vida de toda persona".

El capellán de Ciudad Rodrigo, Antonio Risueño, ha recordado un tentadero que organizó en 2006 y en el que todos los actuantes habían pasado por las aulas del seminario, como los matadores José Luis Ramos o José Ramón Martín. Risueño ha dicho de la tauromaquia que está haciendo un "aporte insustituible" porque "somos la única alegoría simbólica de la vida y la muerte".

El cirujano zamorano Enrique Crespo fue el encargado de moderar la segunda ponencia, "La riqueza del sacerdocio a través de la tauromaquia", en la que participaron el cardenal venezolano Baltazar Porras Cardozo y el novillero Esteban Gordillo.

Porras aseveró que la tauromaquia es una celebración profana, pero no es pagana "porque en la vida hay que enfrentarse a tantas situaciones que tenemos que superar, es una permanente lucha de muchas formas de muerte: física, anímica,... y hay que aprender a superarlas con garbo y con elegancia, como el buen toreo", aseveró.

Asimismo, el cardenal expuso que uno no va a una corrida de toros a disfrutar, sino a "aprender" algo que es "un aprendizaje para la vida". Además, Porras expresó su posición de que, "en un mundo tan plural, no podemos ser intolerantes" porque "debe haber de todo", en referencia a diversidad de opiniones y gustos.

Para Porras, existe una "trilogía" entre toreros, médicos y sacerdotes, "que nos complementamos los unos a los otros". Además, ha asegurado que la tauromaquia "cultiva una serie de amistades que van mucho más allá".

Por su parte, el novillero Esteban Gordillo ha expuesto su profundo sentimiento religioso, vinculado a su vocación taurina, a pesar de haber nacido en una familia no cercana a la fiesta.

"Vi la misión que Dios tenía conmigo en el mundo del toro: tienes que evangelizar, transmitir mi palabra. Espritualmente, las escuelas taurinas no nos transmiten eso", ha asegurado Gordillo.

Además, se ha mostrado agradecido a la Providencia de haber llegado a hacer unas prácticas en la ganadería Conde de Mayalde porque "es gente muy piadosa" y estar allí le ayuda en su "misión" de "transmitir al mundo la grandeza de Dios". Gordillo asegura que "ser torero y no ser cristiano no tiene el mismo sentido" por lo que se dice saberse conocedor de su "suerte".

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