Los que se fueron, pero sin olvidar

Más de un centenar de casas regionales de Castilla y León comparten experiencias en un encuentro inédito desde 2009

Encuentro de casas regionales.

Encuentro de casas regionales.

Juan Andrés Blanco

Hace un mes tuvo lugar en Salamanca el II Congreso Internacional de Casas Regionales de Castilla y León. El primero se había realizado en la UNED de Zamora en 2009. Asistieron representantes de las 138 asociaciones reconocidas relacionadas con Castilla y León. Desde la más antigua, la Beneficencia Castellana de Cuba, fundada en 1885, el mismo año que nace la Colonia Huertaña de Madrid, hasta la más reciente, la de Miami, fundada en junio de este año.

No voy a dar cuenta del Congreso, cuyas ponencias y conclusiones se pueden consultar en la página web de la Dirección General de Acción Exterior de la Junta de Castilla y León, pero sí comentar algunas de las cuestiones que se pusieron de manifiesto.

Significación de la emigración

Una sin duda de actualidad es la significación que la emigración ha tenido en las provincias que hoy forman Castilla y León. No hay cifras exactas de estos procesos debido a la emigración clandestina, la falta de datos nominales que impide conocer quiénes emigran varias veces, la ausencia de datos desagregados por provincias para ciertos periodos, las limitaciones de los datos de regresos, etc., Pero seguramente más de 350.000 castellanos y leoneses emigraron a América entre 1880 y 1960; más de 200.000 lo hicieron a distintos países europeos (especialmente a Francia, Alemania y Suiza) en los años sesenta y primeros setenta del siglo pasado; y unos 650.000 emigraron a otras provincias españolas fuera de las que integran nuestra Comunidad Autónoma hasta finales del XX.

Algún estudioso afirma que seguramente estas tierras de la actual Castilla y León tenían más habitantes en tiempos de los Reyes Católicos (época de la que no tenemos datos fiables) que ahora mismo. La situación de retroceso en el número de habitantes de esta región tiene que ver con esos procesos de emigración que no ha compensado la limitada inmigración que hemos tenido.

La situación de despoblación y envejecimiento en muchas de las provincias de nuestra Comunidad es conocida y en Zamora esos procesos están acentuados. No me voy a centrar en ello, sino en aspectos que tratados en el mencionado Congreso ponen un punto de esperanza ante ese complejo panorama. Emigrar no es necesariamente olvidar, ni mucho menos. Lo conocemos bien en el Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa desde el que hemos llevado a cabo dos convocatorias de Memoria de la Emigración Zamorana, seis de la Castellana y Leonesa y dos de la Española (la segunda edición tiene la convocatoria abierta), con casi un millar de participantes que nos han compartido sus experiencias en la emigración.

Y llevamos más de tres décadas en contacto y estudiando lo que es la memoria más estable e institucional de la emigración: sus asociaciones. Es verdad que en las asociaciones solo se agrupa un porcentaje de los inmigrantes en un lugar o país determinado, normalmente no más de 20%, pero son algunos de los más activos en una cuestión fundamental: mantener y estrechar la relación con sus lugares de origen. Y eso existía hace 140 años y existe hoy.

Las manifestaciones de esa relación, de esa vinculación, así como las posibilidades, han cambiado, pero el impulso es el mismo. Se mantiene la relación familiar, antes mediante cartas esporádicas, fotografías y postales y algunas visitas de los más ricos. Después añadiendo el teléfono y hoy con un contacto casi diario con las nuevas tecnologías. Y era un contacto que traducía el afecto y el apoyo, antes desde fuera hacia aquí, ahora en ocasiones a la inversa.

Analizaré algunas de estas manifestaciones de la vinculación que permanece y que hace que, a los que vivimos aquí, pocos, se unan de hecho muchos, y con una incidencia no desdeñable.

Las asociaciones, el mecenazgo y la movilidad vinculada a la emigración

Pero la vinculación tiene otras manifestaciones que también tienen que ver con la emigración y con el asociacionismo. El ejemplo de Zamora puede ser significativo. Aunque hay asociaciones zamoranas muy activas en Cuba y en Buenos Aires, la inmensa mayoría de los nacidos en esta provincia que viven fuera de ella (casi la mitad del total) lo hacen en otras provincias españolas, y la minoría que se asocia lo hace en algunas específicamente zamoranas como pasa en Baracaldo, Madrid, Vigo, Talavera de la Reina o Sevilla y en ocasiones en otras globalmente castellanas y leonesas. Todas generan y alientan esa vinculación. Ejemplo puede ser el Centro Zamorano de Baracaldo del que hablaremos con detenimiento en otra ocasión.

Y han engrasado y mantenido la relación, la vinculación oficial y favorecido la individual de socios y descendientes con sus lugares de origen. Sin las asociaciones esta relación se habría prácticamente perdido.

El mecenazgo de los emigrantes

Como se ha señalado, el emigrante que tiene un cierto éxito, empieza desde que inicia sus primeras ganancias a hacer partícipes de ellas a sus padres. ¡Cuántas necesidades habrán cubierto aquellos giros modestos!

Es indudable la gran influencia de las remesas de los emigrantes sobre la economía española, también la de las provincias de la actual Castilla y León y de Zamora. Ejercieron un benéfico influjo sobre muchas economías domésticas acosadas por dificultades y carencias de todo tipo.

Como ha señalado José Ramón García López (Las remesas de los emigrantes españoles en América, siglos XIX y XX), “para todo emigrante, la mejor forma de recordar y ser recordado por sus familiares (…) era hacerles llegar un puñado de pesetas, lo que realizaban tan pronto lograban superar el umbral de la mera supervivencia (…) multitud de economías domésticas se vieron aliviadas con estas pequeñas cantidades, que si bien no fueron suficientes para sacarles de la pobreza, si mejoraron sus condiciones de vida al permitir cubrir las necesidades más acuciantes. Con ellas pudieron resolverse problemas de subsistencia, estimulando al mismo tiempo la demanda y la actividad económica general en unos tiempos de patético subconsumo”.

En conjunto, acciones individuales y suscripciones colectivas, que muchas veces organizan las propias asociaciones, acometieron durante muchos años una muy importante actividad de mecenazgo en favor de sus lugares de origen.

Promoción educativa

Destaca la promoción educativa (edificios, material escolar y educativos, premios, becas, salarios e incentivos para los maestros). En este apartado podemos citar el caso del emigrante en Puerto Rico, natural de Guarrate, que, en los años 30 del siglo pasado, en su testamento, dejó una manda destinada a la construcción de dos escuelas en su pueblo, una para niños y otra para niñas. En la década de los cincuenta se funda en Gema del Vino el Grupo Escolar Benito e Isabel Zapata Molinero, por estos emigrantes en México, que será ampliado a su costa en los setenta.

Emigrantes de Villanueva del Valrojo y de Fresno de la Carballeda contribuirán a la construcción de las escuelas de sus pueblos.

También financian obras públicas de infraestructura como acometidas de agua, de las que la más significativa será la de Fermoselle, que se inaugura en 1953. Constó la obra de un presupuesto inicial de 2.049.000 pesetas y se realizó una toma de agua, a orillas del Tormes, un depósito intermedio que ayuda a salvar el desnivel que tiene que librar el agua, y un depósito regulador, con una capacidad de 500.000 litros, que abastecía a las cinco fuentes distribuidas por el pueblo, de las que tres recibieron significativamente el nombre de Cuba, Argentina y Portugal.

Con dinero de los emigrantes se construyeron fuentes, lavaderos, canales y alcantarillado (como el que promoverá en 1927 en su pueblo de Villardeciervos el emigrante Rafael Romero Rodríguez de la Devesa). En cuanto a obras viarias hay que destacar las pavimentaciones, carreteras, caminos y puentes (en una España aislada). Así, en 1951, los emigrantes en México Nicolás y Cayo Zapata Molinero costearon el empedrado de todas las calles de su pueblo, Gema del Vino, con un presupuesto de 300.000 pesetas.

También se financian acometidas eléctricas y de comunicación: fábricas de luz, alumbrado público y teléfono, como la actuación en 1922 del mencionado Rafael Romero, que costeará los postes necesarios para la llegada del teléfono a Villardeciervos, y también sufragarán los emigrantes la acometida en Sejas de Aliste.

Asimismo, se financian Infraestructuras funerarias: cementerios y panteones. Y también arreglo o construcción de edificios para sede del Ayuntamiento, mercado de abastos o casa-cuartel de la Guardia Civil, como ocurre en Villardeciervos a cargo del emigrante citado.

Promoción religiosa

En cuanto a acciones de promoción religiosa hay que mencionar iglesias, como la ermita promovida en 1892 por el emigrante de Guarrate Pedro Toribio García Fonseca y su mujer Claudina Pacheco Rodríguez, dedicada a Nuestra Señora del Tránsito.

Ermitas, espadañas y relojes para la torre de la iglesia, como el que regala el mencionado Rafael Romero para la iglesia de Ntra Señora de la Asunción de Villardeciervos en 1918, o el promovido en 1948 por el emigrante zamorano Abelardo Núñez, dirigente de la Sociedad Sanabresa de Buenos Aires para la iglesia de su pueblo, San Justo de Sanabria.

También es frecuente la donación de campanas, como la que hace el emigrante zamorano residente en Argentina Antonio Ovides, en favor del Santuario de la Tuiza.

Asimismo, es frecuente la donación de imágenes como la que hacen los mencionado Pedro Toribio García, para la iglesia de Guarrate (un San Pedro y un San Gregorio) y Rafael Romero Rodríguez, que dona un altar de San Antonio con su imagen, para la citada iglesia iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción de Villadeciervos.

En Viñas de Aliste, en 1966, un hijo del pueblo emigrado a América promoverá la construcción de la llamada Cruz del Campo. En ocasiones serán los emigrantes los que promoverán y financiarán los gastos de las fiestas religiosas de sus pueblos, como hace la emigrante de Otero de Bodas en Cuba Elvira Vara, que sufragará la fiesta de la Virgen de Fátima.

Ayuda frente a las calamidades

Otro capítulo de la acción de los emigrantes será la beneficencia, caridad y atención en calamidades públicas (incendios, tormentas). La construcción de asilos y sanatorios será una de esas manifestaciones. En 1936 se constituye en Buenos Aires la Junta de Fermosellanos organizada por José Miranda, abuelo del actual Presidente del Centro Zamorano, Alfredo Miranda, que se propone recaudar fondos para ayudar a los heridos y familiares de los fallecidos en la Guerra Civil Española. Gestionaron 93 ayudas de 100 pesetas cada una.

Los emigrantes fueron especialmente sensibles a ciertas calamidades públicas como el incendio que asoló Guarate en 1900, o los temporales que afectaron a Pontejos en 1925 o Fuentesauco en 1927, y se volcaron en ayudas con ocasión de la rotura de la presa de Vega de Tera en Ribadelago en 1959. Solo de Cuba enviaron casi 13.000 pesetas. Los hermanos Zapata, afincados en México, donaron vacunas anti-poliomielíticas durante la posguerra en favor de sus vecinos de Guarrate, además de envíos de azúcar e incluso aportaciones dinerarias.

Hay que mencionar también las infraestructuras recreativas, obras de ornato público, torres del reloj, estatuas, como la especie de casino, con salón de baile y de la Juventud promovido en Villardeciervos por el industrial Rafael Romero en los años 30, que incluía un pequeño teatro. Entre las obras de ornato público destacan las torres del reloj, ya sean exentas o adosadas a algún edificio, generalmente iglesias o casas consistoriales. Es el caso de la donada por el emigrante Manuel Romero Gómez, en memoria de sus padres, al pueblo de Viñas de Aliste en la década de los 50 del siglo pasado.

A destacar asimismo la promoción de la actividad festiva, que constituía un espacio especialmente simbólico de la relación de los emigrantes con sus lugares de origen.

Esta acción de mecenazgo es una corriente que pervive actualmente a través de algunas familias, como los Zapata en favor de la iglesia de Gema del Vino o el retejo de la Ermita de Gracia en Villamor de Cadozos costeado por la familia Toro, desde Miami, o la cesión de terrenos para un parque público en Sejas de Aliste, por parte de la familia Damato, radicada en Argentina. La manifestación más visible de esta corriente está representada por la creación y actuación de fundaciones como la Conchita Regojo, la CEPA González Díez o la Cerezales Antonino y Cinia que continúan esa tarea con actividades muy diversas.

Movilidad y Vinculación

La movilidad es una característica notable de la población actual que da lugar a la llamada población vinculada. Esta población vinculada dinamiza la vida rural, aunque a veces no siempre en torno a interés compartido con la población residente, que por sí misma tendría menos opciones de revitalizar nuestros pueblos. Y lo que es importante, se impulsa un asociacionismo que se inicia como cultural y se hace más complejo en sus finalidades, que articula y puede articular acciones más efectivas en favor de la pervivencia y desarrollo cultural, económico y social de nuestros pueblos.

De todos estos temas trata la Cátedra de la UNED, Población, Vinculación y Desarrollo. Y sobre los mismos pretendemos aportar información contrastada y opiniones fundamentadas en próximos artículos e informes, aceptando la amable oferta de La Opinión. El Correo de Zamora.

(*) Director de la Cátedra de Población, Vinculación y Desarrollo. UNED

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