El medievo llega al corazón urbano

Cientos de personas recorren los 60 puestos situados entre las plazas de San Ildefonso y de Antonio del Águila

Unos niños conversan con un soldado. | J.L.F.

Unos niños conversan con un soldado. | J.L.F. / N. S.

N. S.

Traspasar el arco de San Ildefonso supone retroceder en el tiempo unos siglos de la mano de la ambientación tanto musical como visual generada para el Mercado Medieval que este año se sitúa entre las plazas de San Ildefonso y la de Antonio del Águila, las calles aledañas y el mirador del Troncoso, espacios en los que están distribuidos un total de 60 puestos que ofrecen los más diversos artículos.

Uno de los puestos de comida en la plaza de Arias Gonzalo. | J.L.F.

Uno de los puestos de comida en la plaza de Arias Gonzalo. | J.L.F. / N. S.

Un zancudo da la bienvenida al visitante que se topa, en los primeros puestos situado en la plaza de Fray Diego de Deza, con bisutería, marroquinería o de venta de diademas de flores. En las inmediaciones de la escultura que recuerda al inquisidor general de Castilla pueden verse ejemplos de instrumentos de tortura, desde unas jaulas colgantes que se utilizaban hasta finales del siglo XVIII, el cepo o la sierra junto a la silla de interrogatorios, la horca o el garrote vil.

Algunos de elementos de tortura situados en Fray Diego de Deza. | J.L.F.

Algunos de elementos de tortura situados en Fray Diego de Deza. | J.L.F. / N. S.

Avanzando hacia la plaza de Arias Gonzalo han situado puestos de juguetes de madera, desde espadas y escudos, puzzles o abecedarios, o la puerta del Ratoncito Pérez.

Un malabarista ameniza la visita al público. | J.L.F.

Un malabarista ameniza la visita al público. | J.L.F. / N. S.

La zona de Arias Gonzalo, por donde pasean muchos turistas y zamoranos, está dedicada la comida con una amplia taberna, puestos de chucherías, tejas de almendra, fruta deshidratada o frutos secos sin olvidar la venta utensilios de madera, mientras que los comerciantes que ocupan las cercanías del césped, que tuvieron que cambiar su emplazamiento por las quejas vecinales, regentan una crepería, venta de preñaos y bocadillos.

En la rúa del Silencio, que concentra los puestos en una acera, hay stand relacionados con zodíaco o venta de cartas de magia.

Público en el mercado medieval El Cerco de Zamora. | J.L.F

Público en el mercado medieval El Cerco de Zamora. | J.L.F / N. S.

Las atracciones para los más pequeños, desde un tiovivo una cama elástica o distintos juegos de habilitades como el tres en raya, se ubican en el mirador del Troncoso.

En la calle del Obispo Manso hay puestos tan dispares como de manteles antimanchas o venta de incienso que enlazan con la zona de césped de Antonio del Águila donde están los caballeros que se batirán en las justas que tiene lugar en las inmediaciones de la Casa del Cid y sus tiendas de campaña se ubican en las cercanías del Palacio Episcopal que luce banderolas en sus balcones.

Controversia por la ubicación

Los vecinos de la zona denunciaron, antes de la apertura del mercado, la colocación de puestos pegados a sus viviendas y de otros que impedían el paso de vehículos de emergencias, mientras que el concejal David Gago aseguró que "todas las entradas a garajes, a viviendas, a comercios y la entrada de los servicios de emergencia están garantizadas". No obstante, modificaron la disposición de varios puestos en la rúa del Silencio y también en la plaza Arias Gonzalo.

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