“La cultura cowboy que identificamos con el Lejano Oeste es más española que la tortilla de patata”

“El dólar es originario de España, fue la moneda con la que se financió la Guerra de la Independencia”

Eva García, en la exposición abierta en la sala del Ramos Carrión.

Eva García, en la exposición abierta en la sala del Ramos Carrión. / JOSE LUIS FERNANDEZ

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Tres cuartas partes de Estados Unidos fueron parte de España durante más de tres siglos, lo que dejó una profunda huella, aunque muy desconocida, en ese país. Es lo que trata de sacar a la luz la Asociación The Legacy, fundada y presidida por Eva García García, una profesional de la Comunicación, Protocolo y Relaciones Públicas y que acaba de abrir en Zamora la exposición “El legado español en los Estados Unidos de América”, con colaboración con la Subdelegación de Defensa y otras instituciones y entidades, como la Diputación y la Fundación Científica Caja Rural de Zamora.

–Se identifica la presencia española en América con lo que es del río Grande para abajo, pero los españoles llegaron a dominar más de la mitad de lo que hoy es Estados Unidos.

–El nuestro nos gustaría que fuera una especie de proyecto piloto para que luego otras instituciones, otras asociaciones, otras organizaciones se dediquen a hacer algo parecido por toda Latinoamérica, porque hay muchísimo, Perú, Colombia, México…Nosotros estamos centrados en América del Norte y de hecho las dos terceras partes de los Estados Unidos era territorio español y lo fueron, ojo, hasta casi 1821, un montón de años. El primer europeo que puso el pie en Norteamérica fue un vallisoletano, Ponce de León, en el 1513. El Virreinato de Nueva España empieza en 1535 y termina en 1821. Y aquello era España, porque nosotros no éramos colonias, sino una extensión de la península.

–¿Qué ha quedado de esa presencia española, aparte de los nombres de muchos lugares?

–La lista de lo que supone el legado español en Estados Unidos es infinita, no acabaríamos nunca, pero no prestamos atención a todas las huellas que dejamos allí. Para empezar, la cultura cowboy, que es española. Porque cuando nosotros llegamos, allí no existían los caballos, las vacas, los perros, las gallinas o los cerdos. Todo el tema de la trashumancia de ganado en busca de pastos, ir a caballo, hacer asentamientos para acompañar a la ganadería, es español. El gorro cowboy no es más que un gorro cordobés doblado. Y si ves la indumentaria del cowboy y el Rocío a Huelva con las carretas te recuerda inevitablemente al Lejano Oeste que llamamos, que no es tan lejano, sino muy cercano a nosotros. Una imagen tan típica de Estados Unidos que se nos viene a la cabeza a todos cuando pensamos en ese país es el cowboy. Y el cowboy es más español que la tortilla de patatas, esto es así.

La conquista de América no fue ni una leyenda negra ni una leyenda rosa

–Ha quedado una herencia clara en nombres de ciudades y territorios.

–Sí. Montana es de montaña, Nevada es por Sierra Nevada. Y en la exposición se ve cómo aquello se llamaba Nuevo Santander, Nuevo Durango, Nueva Navarra, Nueva Vizcaya, eran todo nombres de topónimos españoles porque los que llegaban allí nombraban al territorio como los lugares de donde ellos venían. La ciudad de Galveston, por ejemplo, se llama así en honor al general Bernardo de Gálvez, que fue el que ganó la batalla de Pensacola.

–¿Y también en otros lugares?

–El español está presente en todos los lados, ya no solamente en el nombre de sus ciudades. Por ejemplo, el dólar es español, otro asunto que no se conoce: de facto toda la Guerra de la Independencia se financió con el dólar español, que es así como se llamaba. Esta es la exposición del “¿en serio?”, el comentario más escuchado, porque es llamativo todo lo que se lee. La defensa que hicieron presidentes norteamericanos sobre ese legado español, historiadores de muchísimo peso sobre las leyes de indias, la protección de dimos a los indios, a los nativos. El propio Thomas Jefferson decía que la historia de los Estados Unidos se escribe en español, era un enamorado de todo lo español y a sus hijas todas las noches antes de irse a dormir les leía unas cuantas páginas de El Quijote, porque el pensaba que el idioma más importante para aprender era el español y hoy en día somos el segundo idioma más hablado tras el chino. John F. Kennedy alertó también sobre la omisión en la historia americana de la importante herencia española.

Eva García en la exposición sobre "El legado español  en los Estados Unidos de América"

Eva García en la exposición sobre "El legado español en los Estados Unidos de América" / JOSE LUIS FERNANDEZ

–Creo que incluso los españoles crearon importantes vías de comunicación.

–Vivíamos allí, teníamos que transportar personas, animales, materiales de construcción... el Camino Real de Tierra Dentro que recorre parte de Méjico y Estados Unidos con 2.500 kilómetros, que atraviesa una gran lista de pueblitos y que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad es un legado español, es una ruta turística superconocida. Pero en esta petición de Patrimonio de la Humanidad no participamos los españoles el Camino Español lo solicitaron Estados Unidos y Méjico.

–Son efectivamente, aspectos muy desconocidos.

–Lo que no se entiende es que esto no se enseñe en nuestros libros de texto del instituto y de la universidad, un apartado específico de nuestra historia que hable de ese legado español. Yo arrimo hacia lo mío, que es Estados Unidos, pero claro es lo más llamativo porque a fin de cuentas el idioma que se ha impuesto allí es el inglés y llama más la atención que el legado en Méjico, que parece más obvio.

–Hay una leyenda negra de la actuación española en la conquista de América. ¿Responde a la realidad?

–Hay un refrán que dice que la mentira tiene las patas muy cortas, pero esta ha durado muchísimos siglos. Es un problema que llevamos sobre nuestras espaldas y los principales culpables de que esa leyenda negra haya llegado hasta nuestros días desde 1.500 es porque, uno, los propios españoles en muchas ocasiones nos la hemos creído, dos, pocas veces la hemos defendido y tres, no nos hemos afanado en buscar la documentación que pruebe todo lo que se cuenta. Porque esto es tan fácil como ponerte a documentar.

Si tuviéramos que pedir perdón por lo que hicimos en América hace 400 años, no sólo los españoles, sino todos los pueblos tendríamos que estar todo el santo día pidiendo perdón.

–¿No hay, por tanto, leyenda negra real?

–Lo que promovemos es un relato veraz y documentado sobre lo que ocurrió, que no fueron ni leyendas rosas ni leyendas negras, ahí pasaron cosas buenas y cosas malas. Lo que es seguro que no fue todo tan malo como lo cuentan ni que los españoles fueran los malos de esa película. Lo que intenta The Legacy es promover ese conocimiento de una forma casual y divertida para que empiece a calar y que el ciudadano de a pie empiece a demandar más información sobre esta historia. Cuando alguien ve nuestros vídeos parece que estamos contando algo que nos hemos inventado, pero al contrario, están hechos a conciencia. Hay que luchar contra la leyenda negra y hay que usar nuevas armas, no vale decir la leyenda negra es muy mala, hay que combatir la mentira, y se hace con cultura y conocimiento.

–¿España debería pedir perdón por los excesos en América, como pidió, entre otros, el presidente de Méjico?

–No debe estar en la boca de un presidente, que no tiene ni idea de historia, hablar sobre lo que se debe o no se debe hacer. Son corrientes populistas que lo único que hacen es enfrentar a los pueblos. Si tuviéramos que pedir perdón, no sólo los españoles, sino todos los pueblos tendríamos que estar todo el santo día pidiendo perdón. En primer lugar no se pueden juzgar los hechos de hace 400 años con la visión de hoy. Y, segundo, si se quiere juzgar a un país hay que compararlo con lo que, con esas leyes y en esos tiempos, hacían otros países y resulta que España estaba en cabeza de los derechos humanos. No tiene ningún sentido. Lo que ha conseguido el presidente de Méjico es el efecto boomerang, que una ola de hispanistas, historiadores y pensadores se pongan a recabar la documentación a propósito de lo que él dice. Ahí está el señor Gullo, que ya va por su segundo libro “Nada por lo que pedir perdón”. Estos populismos tienen mucho de negativo porque no se hacen con un motivo real de tratar de enmendar algo sino de lograr notoriedad.

–¿Por qué Estados Unidos mantiene menos usos y costumbres hispanas que los países del sur?

–La geopolítica, la geoestrategia hace que los pueblos cambien. Salimos de La Florida, el territorio donde más tiempo habíamos estado en 1821. Sólo desde esa fecha a 1900 la de cosas que pueden cambiar en un país, cuando hay una forma diferente de gobernar, comer, moverse y hablar. Entonces claro que cambia la fisionomía de Estados Unidos, inevitablemente. Pero la historia es muy tozuda y lo que pasó, pasó, no se puede cambiar. Tienes que ir con la corriente, no contra la corriente.

–¿Por qué perdimos Estados Unidos?

–Todo viene a lo mismo, el dinero. Es muy difícil mantener las tierras de ultramar. Intentar entender lo que pasó es muy complejo. Yo termino el relato en 1870 para evitar conflictos con la infame Guerra de Cuba, los últimos de Filipinas y toda esa época tan pésima en la que se acaba el legado español en Estados Unidos. No me gusta hablar de los siglos XX y XXI porque tenemos muchas oportunidades de hablar de eso y pocas de hablar del pasado.

En España nos encantan las derrotas. No se cuánto más podemos hablar de los últimos de Filipinas, de Trafalgar, de la Guerra de Cuba. Bien, vamos a escribir libros sobre victorias y sobre historias de éxito

–Sin embargo estos episodios como el de Filipinas o Cuba quizá son de los más recordados.

–En España tenemos un poco el paradigma, nos encantan las derrotas. No se cuánto más podemos hablar de los últimos de Filipinas, de Trafalgar, de la Guerra de Cuba. Bien, vamos a escribir libros sobre victorias y sobre historias de éxito, porque tenemos muchísimas. En Estados Unidos ya hay más de 50 millones de hispanos, es una fuerza imparable y la comunidad hispana tiene que ser consciente de lo mucho que hicimos.

–La exposición, que ha viajado por toda España, se ha enriquecido en Zamora con una nueva postal, la de un burro zamorano que viajó a Estados Unidos.

–En todas las exposiciones tratamos de encontrar un panel que tenga mucho que ver con la comunidad que visitamos. El general Washington era un acérrimo enamorado de la agricultura y la ganadería. Sabía que para cuidar sus tierras en Mount Vernon iba a necesitar mulas, pero no las tenía porque tampoco tenía burros. A través de amigos pidió el mejor burro del mundo, el que se da en estas tierras de Zamora. Al final a través del Conde de Floridablanca el rey Carlos III le mandó dos burros. Uno murió en la travesía en el barco, pero el otro cuando llegó a Massachusetts fue el burro mejor tratado en la historia de todos los burros, pusieron a unos señores que le tapaban con mantas y le hacían caminar menos que a otros de su especia.

En West Point dan conferencias sobre Royal Gift, el burro zamorano que el rey Carlos III regaló a Washington con el fin de engendrar mulas

–¿Por qué le puso ese nombre al ejemplar de Roelos?

–Cuando el burro llegó sano y salvo lo llamó Royal Gift, que significa regalo real. Fue muy prolífico, lo alquilaban con los granjeros de la zona y empezó a haber Royal Gift junior por todo Estados Unidos y eso se expandió. Y con los años aparte de ser un gran apoyo en los temas de agricultura la mula se convirtió en el animal fundamental para los militares, porque es un excelente animal de carga. Hasta tal punto que cuando de funda la famosa academia del Ejército de Tierra Norteamericano de West Point el logo, que ha perdurado en el tiempo hasta hace apenas cinco años era una mula, el animal descendiente de Royal Gift. Y lo contamos con tanta pasión en The Legacy que en OTAN y en West Point se dan charlas sobre Royal Gift.

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