Sucesos en Zamora

Los jóvenes que avisaron del tiroteo en el Bar Marta en Zamora: "¿Pero usted es policía, puede llevar pistola?"

El grupo de amigos recogió del suelo el arma que el tirador acababa de perder y llamó al 1 1 2 antes de que hubiera disparos

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F. E.

"¿Pero usted es policía?, ¿puede llevar un arma?". Las preguntas de tres jóvenes quedaron en el aire. Acababan de contemplar una escena inverosímil en una ciudad como Zamora: un hombre que iba dando tumbos perdía el revólver en la calle de Campo de Marte al caerse a una zona ajardinada. Con estupor, recogieron la Parabéllum para entregársela y le ayudaron a levantarse. El hombre se fue hacia arriba de la calle y cargó la pistola. Los chicos llamaban al 1 1 2: "Un hombre con pistola va hacia la calle Villalpando". Emergencias dio el aviso a la Policía Municipal, que llegó desde la avenida de Cardenal Cisneros.

Varios disparos retumbaron apenas un minuto después de que los jóvenes se hubieran encontrado y grabado con el móvil al dueño del arma. Cuando le ayudaron, les tranquilizó, "no os voy a hacer nada", parece que les dijo. Poco después había descerrajado tres tiros contra uno de los dueños del Marta por negarle una copa. La borrachera que llevaba salvó la vida al hostelero, a Óscar Blanco Giraldo, que recibió un balazo por la espalda, cerca del corazón, que le perforó el pulmón izquierdo. Desplomado e inconsciente por la gran hemorragia sufrida, volvía a nacer ese 11 de mayo.

El hostelero de 45 años había negado una copa a un experto tirador, socio del Club de Tiro Olímpico Zamorano y árbitro de campeonatos. El deportista erró otros dos tiros que detonó desde una pequeña ventana del local, posiblemente porque llevaba horas bebiendo y rozaba el coma etílico, tenía una tasa de 2,8 en sangre.

Este vecino de Zamora, de iniciales L.M.H.C., de 61 años, había intentado herir instantes antes al hermano del herido y socio del Marta, a Alberto, de 41 años. Tuvo más suerte, evitó un proyectil que, dirigido a él, quedó incrustado en la pata de la silla. Se libró porque se levantó para ir a la puerta del local a hablar con clientes. Desde allí, escuchó varios disparos. Sin saber que Óscar estaba herido, corrió a la terraza para pedir a los clientes que se fueran. Llamó a Emergencias, se movilizó a la Policía Nacional que entró a la calle de Villalpando desde la iglesia de San Lázaro.

El tirador huía hacia la calle del Túnel, donde estaba ya la Local. Tras un coche, desobedeció las órdenes de alto al fuego y descargó su pistola en dirección a los agentes municipales que tuvieron que abrir fuego para reducirle. Abatido, con heridas de cinco disparos en extremidades porque los policías locales tiraron a la zona baja del cuerpo, como es reglamentario, y el hombre estaba plegado sobre el capó, y detenido, está acusado de homicidio por imprudencia, tenencia ilícita de armas y desacato a la autoridad.

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