Aurora, el bastión de la marquesina del Mercado de Abastos de Zamora: 44 años como hortelana

"A los seis ya ayudaba en casa con el pastoreo, con 25 subía sacos de cien kilos al sobrado, y aquí sigo; me gusta el trabajo"

Aurora Blanco, vendedora en el Mercado de Abastos de Zamora

Aurora Blanco, vendedora en el Mercado de Abastos de Zamora / Jose Luis Fernández

Como un auténtico bastión del Mercado de Abastos, Aurora Blanco Salvador ocupa el lugar de privilegio en la marquesina, el primero junto a la entrada principal. La veteranía siempre es un grado. El derecho al puesto tiene un siglo de historia, su marido lo heredó de su padre: "venían con un carro y una mula". Eran tiempos duros, de economía de subsistencia, en los que toda la familia arrimaba el hombro al negocio.

"Mi marido venía desde pequeño a vender a Zamora, entonces traían un mantón o una capa para pasar la noche y dormían aquí para coger el puesto". Aurora señala con pena "los huecos vacíos que hay ahora".

Cumplirá pronto los 45 años a la intemperie, curtida por las jornadas de nieve, lluvias, viento, los calores tórridos del verano zamorano, toda una vida de trabajo rodeada de los vivos colores de sus hortalizas que comenzó a cultivar junto a su suegro en el huerto familiar de Casaseca de las Chanas tras casarse con 25 años.

"Yo le ayudaba a preparar las cosas para vender y él venía por las mañanas. Después, cuando se iba a jubilar, mi marido venía ya a las cuatro o las cinco de la mañana con el coche a vender a los tenderos al por mayor, había mucha tienda en Zamora, no tanto supermercado que han ‘amolao’ todo. Me animé y empecé a venir en el coche de línea para vender lo que sobraba aquí en la marquesina", rememora.

Aurora Blanco Salvador en su puesto de verduras y hortalizas en la marquesina del Mercado de Abastos de Zamora.

ZAMORA. MUJERES 8M 12 MESES 12 CAUSAS MUJER MERCADO DE ABASTOS / José Luis Fernández

Cuando Aurora ya fue afianzándose en el negocio, le dijo a su marido: "Mira, me tienes que dejar de todo lo mejor que tengamos, una caja de cada cosa, porque había carteras grandes y pequeñas. Tenía una compañera que vendía hasta lo ‘picao’, ya puedes sacar ahora eso", apunta. Y hasta sacó el carné de conducir para arreglárselas sola.

Esta mañana soleada no deja de acercarse gente, "más mujeres, antes venían más hombres". La curtida vendedora está a todo, a la conversación y con un ojo en el puesto, no se le escapa una. "¿Qué querías, hija?". La clienta reclama "dos pimientos verdes". Pide una pausa a la periodista, "espera un momento". El puesto recupera la actividad. "¿A cuánto están las lechugas?"; "¿Los tomates son suyos?"; "Toma una bolsa y coge los que quieras".

Aurora no puede moverse, anda "muy mal de las piernas", tuvo un segundo cáncer y estuvo a punto de jubilarse, pero le dijo el médico que ni se le ocurriera "hasta que no acabara el tratamiento" porque se hundía. Allí iba cada día después de las sesiones de quimioterapia y radioterapia. Han pasado tres años y está a punto de brincar los 75.

Aurora Blanco Salvador en su puesto de verduras y hortalizas en la marquesina del Mercado de Abastos de Zamora.

ZAMORA. MUJERES 8M 12 MESES 12 CAUSAS MUJER MERCADO DE ABASTOS / José Luis Fernández

"Yo ya no vuelvo aquí", dice. "Me jubilaré y la reforma no estará terminada", comenta sin pesar sobre las obras del Mercado. "La vida es así, hay que tomarla como viene. ¿De qué sirve renegar todo el día? Te amargas tú y a los que tienes alrededor", razona.

Vuelve a echar la vista atrás. "Primero estuve ahí abajo, donde está Ana, no se cuántos años", señala al otro extremo. "Aquí estaba una que vendía peines", va señalando los espacios, "otro señor, Paco, vendía juguetes, tenía una tienda en El Riego; Secundino tuvo un puesto unos años". La jubilación y la evolución del negocio les fue echando de la tejavana. Y a ella, aproximándola a la puerta principal del templo del mercado tradicional, este singular edificio modernista de 1904 del arquitecto Segundo Viloria. "Aunque la buena esquina la hace la gente, yo creo, donde se esté eso da igual. Lo que pasa es que ahora es peor porque no me muevo", expone.

Aurora Blanco Salvador en su puesto de verduras y hortalizas en la marquesina del Mercado de Abastos de Zamora.

ZAMORA. MUJERES 8M 12 MESES 12 CAUSAS MUJER MERCADO DE ABASTOS / José Luis Fernández

Pero sigue al pie del cañón, bien arrimada a su estufa de gas para ahuyentar el frío, esta recia mujer de la comarca de Aliste, positiva y conforme. "He sido feliz con mi vida, con mi marido", José Fernández Río, "muy buena persona", le conoció "en un baile de folk y tamboril, iban una pandilla de ellos a Rabanales, en el pueblo había mucha juventud entonces".

No se queja. "He trabajado para mí y hasta donde llego, llego". Los tiempos pasados fueron peores, lo tiene claro, "la gente era esclava, todo el mundo venía a ver si vendía lo que le sobraba, gente mayor con una cestica de huevos; pollos vivos, conejos. Ahora se vería mal porque hay que pagar seguridad social".

Aurora Blanco Salvador en su puesto de verduras y hortalizas en la marquesina del Mercado de Abastos de Zamora.

ZAMORA. MUJERES 8M 12 MESES 12 CAUSAS MUJER MERCADO DE ABASTOS / José Luis Fernández

Hija de ganaderos de Domez de Alba, "con seis años ya andaba de pastoreo para lo nuestro. Teníamos vacas, ovejas, eran trabajos más fuertes. Con 25 años pesaba 44 kilos y subía un saco de trigo o de cebada de 110 kilos para un sobrao de segunda planta, en mi pueblo. Era todo nervio, más que ahora: mucha grasa y poca fuerza".

En la vieja lata de latón van cayendo las monedas, ahí deja suelto para los cambios. "La gente me dice "mira que seguir aquí, ¡pero si esto no es trabajo!, ¿qué hago?, si no cojo pesos ya, es mucho de estar parlando, ves a gente y se te pasa la mañana". Su nieta de 12 años es su pasión: "Me dice: abuela tú sí que eres valiente. Cuando enfermé me animaba mucho".

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