Misa y flores en Ribadelago

Medio centenar de personas participan en el homenaje a las 144 personas fallecidas el 9 de enero de 1959, cuando se rompió la presa de Vega de Tera | Una ofrenda a los pies de la "madre" evoca el episodio más tristre del pueblo

Ribadelago no se olvida de sus 144 vecinos fallecidos hace 65 años

Araceli Saavedra

Más de 40 personas asistieron a los actos de homenaje en el 65 aniversario para el recuerdo de las 144 personas fallecidas el 9 de enero de 1959, tras la rotura de la presa de Vega de Tera como consecuencia de las negligencias graves en la construcción de la presa. El templo de San Andrés, en el pueblo nuevo, abría sus puertas para la misa de aniversario, que se ha mantenido ininterrumpidamente desde hace 65 años y donde cada vez son mayores las ausencias de ribalagueses que, por edad, van faltando. "Es un día muy emotivo", reconocía con emoción contenida una de las personas que se desplazó expresamente desde Zamora.

A la conmemoración en el templo asistía el alcalde de Galende, José Manuel Chimeno Lois, el concejal Martín López Román y el concejal del Ayuntamiento de Zamora, Jesús María Prada Saavedra, valedor en su etapa como vicepresidente de la Diputación de que el Museo de Ribadelago sea una realidad en estas fechas. Antes de entrar a la iglesia, alcalde y exdiputado recorrieron el edificio del Ayuntamiento viejo para ver la reforma que se ha realizado, obra que se lleva con todo el secretismo posible.

El párroco, Miguel Ángel Fernández Orduña, abría la homilía "teniendo presente el recuerdo de nuestros pasados y al mismo tiempo, cuando despedimos a nuestros difuntos en la misa de exequias, en la iglesia, encendemos el cirio pascual. El cirio pascual representa a Jesucristo resucitado. Murieron para la vida humana, murieron para la cercanía de sus familiares y amigos pero no murieron para Jesucristo". Un recuerdo plenamente vivo pese al paso de los años.

El recuerdo culminaba con la ofrenda de un ramo de rosas blancas y rojas, ante el monumento con el nombre de las 144 víctimas en Ribadelago Viejo, a los pies de la "estatua de la madre", del escultor Ricardo Flecha, fallecido hace unos meses, y que estaba orgulloso de esta obra. Eloína Fernández San Román depositaba las flores bajo la atenta mirada de sus convecinos y asistentes al acto. El alcalde de Galende, José Manuel Chimeno Lois, anunciaba el fin de las obras del museo y su apertura "en breve y con el trabajo de todos".

Pie de f

Avelino / A. S.

En sus escuetas palabras señaló las numerosas necesidades del pueblo, pero una de las cosas que hizo en su primer mandato en los 90 fue "un acceso que le hacía falta a Ribadelago", precisamente el paseo donde se sitúa el monumento y uno de los puntos del parque más visitados. A posteriori el alcalde señaló que se va a prohibir el estacionamiento en este paseo y el traslado de la zona de aparcamiento a la zona del Naval del Pozo, como así lo han pedido los propios vecinos.

La última actuación realizada en el pueblo nuevo ha sido la poda de los árboles en el jardín donde está levantada la espadaña de la iglesia trasladada desde el pueblo viejo y que no se veía. "Haremos lo que piden los vecinos hasta donde se pueda", empezando por el acceso a Naval del Pozo. Otra de las peticiones expresad es poder ver la televisión autonómica, que en estos momentos solo la ve un vecino del pueblo viejo. Se colocó un repetidor hace unos años y "se veían todas, pero ahora no".

El tambor y la campana

Misa y flores en Ribadelago

Misa y flores en Ribadelago / Araceli Saavedra

Mientras se llevaba a cabo la ofrenda y la última oración ante el monumento, Avelino Puente Otero repicaba las campanas: "lo hago con toda la buena intención por todos nuestros antepasados, y no solo por los de la catástrofe, por todos". Avelino relata que "desde niño toco las campanas, porque me críe en una casita al lado de las campanas".

En ese sitio, la casita que ahora es de su hermano y donde Avelino tiene un pequeño espacio "era donde tenía que estar viviendo, que era la parte más bonita del pueblo. Pero en aquellos años –después de la riada- no dejaban hacer nada en Ribadelago Viejo porque decían que iban a tirar el pueblo. Nos hicieron el pueblo nuevo, nos lo cobraron… y el pueblo viejo lo que rían tirar al suelo y fue cuando el pueblo dijo "cuidado con tirarlo al suelo que es nuestro y no habéis pagado nada. Y no se dejó tirar nada". Una de las campanas del concejo se llevó hasta Palencia para su reparación con el presupuesto que le facilitó un familiar. Y ahí siguen sonando

Ese campanario y esas campanas a las que alude son las de la torre en medio del pueblo viejo, conocidas como el concejo donde se reunían los vecinos. Ese 9 enero, al filo de la media noche siendo un chaval de 15 años "estábamos en casa de otro de mi edad haciendo un tambor", un tambor que Avelino aún conserva y hace sonar.

Misa y flores en Ribadelago

Misa y flores en Ribadelago / Araceli Saavedra

Y ayer se recordaba otra afrenta al vecindario de Ribadelago cuando desde la dirección del Parque Natural del Lago de Sanabria se prohibió tocar (exactamente dinamitar) para ejecutar el actual acceso y el paseo por sobresalir una morrena del glaciar, morrena en la que ahora se levanta el monumento más visitado de la zona. La única opción era "expropiar" los terrenos a los vecinos que habían vivido el desastre y donde queda recuerdo del lugar en el que fallecieron. Impensable expropiar unos terrenos minúsculos, tan sagrados como el propio cementerio, a los que los supervivientes tienen depositado su memoria y afectividad.

De nuevo, todos los actores de la cabalgata de humo de los Reyes Magos que participaron en 2009, en el 50 aniversario de la muerte de 144 vecinos de Ribadelago por la negligencia en la ejecución de la obra de la presa, faltaron doblemente. Ni ejecutaron los proyectos ni se presentaron por el templo. Sí señalar que representantes de la empresa Endesa y de mantenimiento sí asisten desde hace unos años a este acto de recuerdo.

Misa y flores en Ribadelago

Misa y flores en Ribadelago / Araceli Saavedra

"Antonio jamás volvió a la vida, ha vivido muerto"

Misa y flores en Ribadelago

Misa y flores en Ribadelago / Araceli Saavedra

La huella emocional del desastre humano está viva entre sanabreses de diferentes puntos de la comarca que en un día como este acompañan al pueblo. Isabel Fernández Otero, vecina de Galende, reconocía que "es un deber de los sanabreses estar con nuestros vecinos de Ribadelago, no sé si en su momento fuimos lo suficientemente solidarios con ellos".

Su abuelo, Santos Otero, descendía de Ribadelago pero había fallecido anteriormente “pero quedaba familia, entre otros familiares, mi madrina, que me dio los únicos Reyes que tuve en mi vida. Mi madrina, Paula Ballesteros, se había casado hacía un mes y el marido se había ido de viaje. Ella vino a acompañar a los suegros que se habían quedado solos. Todos, los tres, se quedaron ahí”. Isabel enfatiza que "Antonio –el marido de Paula- jamás volvió a la vida, ha vivido muerto toda la vida. Y creo que hay que hacer un homenaje no solo a los fallecidos sino a los valientes que han podido sobrevivir. Me siento en la obligación de acompañarlos". Con un gran deseo Isabel "Me parece importantísimo que estos actos no se olviden para que no se vuelvan a repetir. Fue tan importante, tan injusto lo que ocurrió, la manera en que fue tratado todo desde un principio".

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