El pueblo que dio nombre a la presa del río Esla en 1935 y a un puente romano

Durante la reconstrucción del viejo paso de piedra, en 1843, se vivió una crecida sin precedentes y el río saltó por encima del viaducto

El antiguo puente de Ricobayo en 1927, unos años antes de quedar embalsado. | Gómez Moreno

El antiguo puente de Ricobayo en 1927, unos años antes de quedar embalsado. | Gómez Moreno / Chany Sebastián

Ricobayo de Alba es uno de los pueblos con más historia de la provincia de Zamora: asentado a la vera del antiguo rico valle del río Esla fue paso obligado entre España y Portugal ya en tiempos del Imperio Romano con el Itinerario XVII de Antonino entre Ocellum Duri (Zamora) y Bracara Augusta (Braga) como capital de la provincia Gallaecia.

El Castro del Castillón conserva los vestigios más antiguos del paso del hombre por Ricobayo. Un yacimiento con ocupación en diversas épocas, desde la cultura Soto de Medinilla (paso del Bronce Final a la primera Edad del Hierro) hasta la época medieval y moderna. Allí se encontró el prehistórico Altar del Castillón, una roca de más de diez toneladas con dos escalones que conducen a una poceta superior, ubicado desde hace años junto a la Capilla Mayor de la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Mérida.

Dos visitas reales

Pocos pueblos del tamaño de Ricobayo pueden presumir de haber visto pasar, con parada y fonda, a dos reyes. La primera cita real fue hace ya 897 años, en 1126, cuando tuvo lugar el encuentro entre Alfonso VII de León y Teresa Alfónsez (hija natural de Alfonso VI de León y de la que fuera su amante, Jimena Muñoz), que era condesa de Portugal y madre de Alfonso, primer rey de Portugal.

Muchos siglos después por allí pasaría el rey Alfonso XIII con motivo de su visita a las obras del Salto de Ricobayo. En esa visita fue cuando el monarca regaló al pueblo el bastón de mando del Ayuntamiento de Ricobayo que ahora porta su alcalde pedáneo.

Un accidentado puente

El primer proyecto serio para comunicar Zamora con Alcañices, con paso obligado por Ricobayo no llegaba hasta 1834, cuando el Estado proyectaba comunicar Sevilla con Vigo por Aliste. La reconstrucción del antiguo puente no llegaría sin embargo hasta siete años después, entre agosto de 1841 y noviembre de 1845. La carretera no se culminaría hasta 1877.

A nivel de patrimonio material y arquitectónico la joya de Ricobayo fue el que fuera conocido como "puente romano", primer viaducto conocido sobre el Esla y se presupone que construido por el Imperio Romano –no hay nada que lo acredite– en tiempos de Cesar Augusto para comunicar Ocellun Duri y Bracara Augusta. El puente original tenía 23 pies de ancho entre pretiles –si es que alguna vez los tuvo– y 50 de altura hasta la imposta de los cinco arcos que tenía, con 39 pies de luz y 93 de altura, contados desde el fondo de las aguas del Esla. La plataforma para unir ambas orillas tenía 475 pies de longitud aproximadamente.

Su primera reconstrucción se afrontó en 1841 y la segunda en 1845. Durante la reconstrucción de 1843 el río Esla vivió una de su mayores crecidas y las aguas alcanzaron una altura de 28 metros sobre el lecho del río, superando en casi dos metros las obras que se estaban realizando. Así lo recogió en el mes marzo La Gaceta de Madrid.

El pie, como su nombre indica, es una medida de origen artificial que se basa en el pie humano. El pie romano, época de construcción del puente, equivalía a a 30,48 centímetros. Sobre ese cálculo el puente tendría 144 metros de largo por unos 17,98 de alto y entorno a 7 de ancho. Toda una infraestructura para aquellos tiempos.

Recuas del millón

Fue entonces cuando se vivió uno de los episodios más esperpénticos en la historia de Aliste y Alba, pues entre 1888 y 1892 se instauró el peaje para la carretera y las denominadas "recuas del millón", caravanas de mercaderes gallegos. El problema es que se vieron obligados a pagarlo también los campesinos alistanos y albarinos, la mayoría de los cuales al no tener dinero tenían que realizar su viaje en paralelo a la carretera, campo a través. Los portazgos se instalaron en Vivinera, Fonfría y Ricobayo. Al llegar a este último pueblo no les quedaba otra alternativa que pagar, pues el puente romano era la única alternativa para personas, caballerías y carruajes si querían cruzar el río Esla.

Una situación similar se vivió aguas arriba cuando los monjes "benitos", dueños y señores de la barca entre San Pedro de la Nave (Tierra del Pan) y La Pueblica (Aliste), cobraban por cruzar el río Esla andando (primavera y verano) cuando no era necesario utilizar su medio de transporte.

Ricobayo de Alba contó con ayuntamiento propio durante al menos 131 años, desde la creación de la provincia de Zamora en 1833 (Región de León) hasta el día 9 de julio de 1964, día en que Francisco Franco rubricaba el decreto de su disolución y su posterior integración en el colindante municipio de Muelas del Pan. En aquella época el pueblo contaba con 289 habitantes.

El Salto de Ricobayo –Real Decreto Ley de 23 de agosto de 1926 de Alfonso XIII–, al que el pueblo dio su nombre, ha sido sin lugar a dudas el más ha marcado su peculiar historia. Un embalse cuyo muro de contención tiene una altura total de 99 metros y una longitud de 270 de coronación, que anegó bajo sus aguas 5.725 hectáreas.

Las magnas obras, comenzaron en el mes de mayo de 1929 por parte de la Sociedad Hispano-Portuguesa de Transportes Eléctricos Saltos del Duero –luego Iberduero y hoy Iberdrola– y permitieron su entrada en funcionamiento de la central hidroeléctrica a pie de presa en enero de 1934. No obstante la fecha oficial de la explotación hidroeléctrica tenía lugar el 4 de febrero de 1935.