La sentida despedida a una médica rural de Sanabria: "Ha sido nuestro ángel de la guarda"

Una concentración vecinal para reconocer la labor de la doctora

Guadalupe Espinosa recibía el cariño y el reconocimiento de sus pacientes en su último día de consulta

Ha estado casi 10 años como médico de familia de los consultorios de Rábano, San Justo, San Ciprián de Sanabria y Trefacio.

La doctora Guadalupe Espinosa Villoria pasaba su última consulta este miércoles, en Trefacio, donde la esperaba una inesperada concentración de los que han sido sus pacientes hasta ahora. Guadalupe recibía el cariño, los aplausos, los obsequios y hasta las lágrimas de tristeza sus pacientes después de casi 10 años como médico de familia de los consultorios de Rábano, San Justo, San Ciprián de Sanabria y Trefacio.

Vecinos de los diferentes pueblos le reconocían su dedicación en el sentido más amplio. Juani Campos Rodríguez, en nombre de los vecinos, le dedicaba unas palabras con mucha emoción “no solo has sido nuestra médica, sino también nuestra amiga, nuestra confidente, nuestro ángel de la guarda”. Una doctora en el medio rural es además la persona con “la que hemos compartido nuestras preocupaciones, no solo en la consulta sino fuera de ella, cualquier día del año”. El sentir general es “te echaremos de menos. Estarás siempre en nuestro recuerdo y aquí en Sanabria siempre tendrás tu casa”. Con los mejores deseos en su nueva etapa, concluía ese reconocimiento colectivo.

“Habéis sido mis primeros pacientes, míos, en propiedad”, con esa frase Guadalupe Espinosa resumía la estrecha vinculación no solo profesional, sino también afectiva hacia los vecinos de Rábano, Barrio de Rábano, San Justo, San Ciprián de Sanabria, Murias, Cerdillo, Trefacio y Villarino. Para la doctora “este ha sido mi primer destino como titular” aunque desempeñó otros cometidos anteriores como médico de área. 

Se incorpora a su nuevo destino en Zamora capital, cerca de casa y a 10 minutos andando, tras casi una década en la ZBS de Sanabria, pero allí donde vaya “seguís siendo mis pacientes”. Unos pacientes por los que se levantaba todos los días a las 6:15 de la mañana, recorría en coche la distancia hasta el consultorio para llegar a la consulta. 

Tras la marcha de la doctora la preocupación vecinal es que “aquí necesitamos médico” por la situación de la población, mayor, con enfermedades crónicas y patologías propias de la edad, algunos sin medios para desplazarse y que “necesitan que vayan a verlos en el pueblo”.

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