Custodios de la palabra en Zamora

Dita de la Iglesia y Fernando Martos encaran los últimos meses como animadores de la lectura en el bibliobús escolar con la sombra de un futuro incierto para la labor que emprendieron hace casi 40 años

Dita de la Iglesia y Fernando Martos responsables de la animación a la lectura en el bibliobus escolar.

Dita de la Iglesia y Fernando Martos responsables de la animación a la lectura en el bibliobus escolar. / J. L. F.

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Hablan con verdadera pasión de su trabajo, una labor que los ha llevado a entrar en colegios de la provincia de la mano del bibliobús escolar durante casi 40 años, una función que les ha convertido en el primer contacto con la cultura de miles y miles de escolares del medio rural en concreto 45.000 alumnos en las 36.000 actividades que han llevado a cabo desde 1985. Ahora Dita de la Iglesia y Fernando Martos, que animan la lectura en cada centro que visita el bibliobús escolar, encaran la recta final de su último curso en activo.

Orígenes del servicio

El auge de los títulos infantiles, un movimiento de renovación pedagógica donde la lectura era muy importante y los encuentros impulsados por Estado en Navas del Marqués, donde a los profesores que asistían les daban un lote de libros de literatura para su centro, coincidieron con el arranque de los bibliobuses en la provincia de Zamora.

Dita de la Iglesia y Fernando Martos responsables de la animación a la lectura en el bibliobus escolar

Dita de la Iglesia y Fernando Martos responsables de la animación a la lectura en el bibliobus escolar / J.L. F.

Con este caldo de cultivo y a raíz de un seminario entre profesores, la directora de la biblioteca y bibliotecarios se palpó la necesidad de poner en marcha un bibliobús específico de literatura infantil y juvenil que trabajara en las aulas junto a los profesores, algo novedoso en España. Los primeros pasos los dieron el fallecido José Antonio Portales y Dita de la Iglesia, mientras que Fernando Martos hacía animación en las rutas que le correspondía, para más tarde sumarse al equipo que pergeñó un proyecto "más ambicioso y pedagógico" en 1985 teniendo como eje siempre al niño.

"Éramos personas con una preparación educativa para acercar de una manera pedagógica en las aulas al libro al chico y hacer una formación del niño y adolescente lector", explica Dita de la Iglesia. En el arranque el servicio llegó a 20 comarcales, con aulas duplicadas, donde cada animador iba a una clase e incluso en algún colegio tenía que ir dos días por la elevada cantidad de alumnos, algo que ahora solo sucede en Morales del Vino. "Les llamaba mucho la atención las historias que presentábamos", rememora Fernando Martos.

Al principio el bibliobús "llevaba los libros", en una segunda etapa trabajaron para acabar con el déficit de lectura que existía y "cuando se había ayudado a que los chicos se acercaban a los libros sin dificultad, apareciendo las nuevas tecnologías que las tienes también que introducir para que haya una reflexión cuando se enfrentan a una pantalla" testimonia Martos.

Usuarios del bibliobús escolar.

Usuarios del bibliobús escolar. / Cedida

Los tiempos han cambiado, pero hay algo que se mantiene con la llegada del bibliobús a cada centro, se convierte en un día de fiesta. Los años han pasado y "ahora somos los más antiguos de todos los colegios. Se han jubilado generaciones de profesores, han entrado docentes nuevos y se ha normalizado la presencia del bibliobús y lo anormal es que deje de ir y de tener la actividad de animación a la lectura porque para ellos es la cosa más normal", aporta Martos.

En cada clase los profesionales realizan una narración y a partir del texto trabajan aspectos presentes en la historia que afectan a la vida de los niños. "En cada sesión surgen temas que interesan a los chicos, desde el fútbol a los planetas o incluso acabamos hablando de los agujeros negros y recurriendo a distintos materiales" indican. "Pese a que los chicos están desatentos, porque vivimos en una sociedad desatenta y que no escucha, si empleas libros de calidad y otros recursos como cortos, anuncios o la prensa… si tú les enseñas a leer, lo que supone pararse y reflexionar, sí se puede enseñar", reflexiona Fernando Martos.

Una sesión en un colegio

Una sesión en un colegio / Cedida

La larga andadura de este equipo ha contado con piedras en el camino. "Ha sido laborioso y dificultoso porque trabajas con adultos y con niños. Es gratificante, pero tiene sus dificultades porque las instituciones han ido cambiando. Al principio eran muy receptivas, luego eso se ha ido complicado. La escuela también ha ido cambiando y hemos tenido que irnos adaptando", testimonia Dita de la Iglesia que comenta entre risas que han sido "don Quijote y Sancho, yo soy Quijote y Fernando es Sancho porque... hasta hemos comprado nosotros los libros".

Pandemia

Un hito en la vida del único bibliobús especializado en literatura infantil y juvenil de España fue el coronavirus. El regreso tras dos cursos de ausencia fue "como si hubiéramos estado el día anterior, tanto los profesores como los alumnos nos habían extrañado". No obstante con los que más ha habido que trabajar "ha sido con los más pequeños con los de Infantil, que solo nos conocían los de 5 años" menciona De la Iglesia.

Dita en una actividad en un colegio

Dita en una actividad en un colegio / Cedida

Con los más pequeños esta profesional ha notado que ahora "es más laborioso el hábito de escucha". "En esta sociedad del siglo XXI donde todo es inmediato, nos están reeducando a través de las redes o YouTube y eso educa la atención de los niños y que si lees un cuento de 7 minutos puede que alguno se te pierda".

Reconocimiento

Estos agentes culturales en la pasada edición del Festival de Oralidad Narrar Enamora recibieron un reconocimiento por su contribución a la promoción de la oralidad. "Al principio no nos gustó", dice entre risas ella que decía tener "el síndrome del impostor" porque "no somos narradores ni somos profesores".

La complicidad de las hijas de cada uno les hizo cambiar de idea y la divulgación de que se jubilaban les ha brindado una avalancha de mensajes de cariño en las redes sociales y muestras de afecto en los colegios que visitan.

HOMENAJE A DITA DE LA IGLESIA Y FERNANDO MARTOS

HOMENAJE A DITA DE LA IGLESIA Y FERNANDO MARTOS / Ana Burrieza

Entre ellas mencionan "un adulto que nos dijo que de todo lo que recuerda de su etapa en la escuela lo que más le enseñó y le ha quedado grabado ha sido lo que nosotros le enseñamos" dice Dita todavía con emoción o su encuentro en Urgencias con un adolescente de Fuentesaúco cuya madre le dijo "mis hijos cuando eran niños jugaban a ser Dita y Fernando y se contaban cuentos el uno a la otra".

El anuncio de su retiro profesional ha propiciado también que los escolares hayan descubierto que "no somos marido y mujer" y "se han desilusionado muchos" o "una niña cuya madre trabaja en una residencia de ancianos nos dijo que iba a hablar con su madre para que fuéramos a esa residencia de ancianos y ellos irían a ese lugar para les siguiéramos contando cuentos", reproduce con cariño Martos.

Bibliobús escolar aparcado en el exterior de Ifeza donde "duermen" desde hace tiempo.

Bibliobús escolar aparcado en el exterior de Ifeza donde "duermen" desde hace tiempo. / Cedida

Futuro incierto

El futuro de la animación a la lectura del bibliobús escolar es incierto. "El escolar seguirá funcionamiento con los préstamos con nuestro compañero bibliotecario, pero la animación a la lectura pende de un hilo" por la "falta de sensibilidad por parte de las instituciones".

Dita de la Iglesia y Fernando Martos.

Dita de la Iglesia y Fernando Martos. / Cedida

Estos profesionales, que han puesto en marcha la web Libronautas donde cuelgan los contenidos que trabajan y que han recibido diversos premios nacionales como el del Gremio de Editores de España, remarcan que "es muy necesario que se haga animación a la lectura con los niños para que los chicos se acerquen a los libros que aportar un gran saber".

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