Sucesos en Zamora

Nueva estafa en Zamora: sexting, la "fotopolla" y 2.000 euros de extorsión

Un zamorano creyó tener una nueva amiga de Facebook y terminó intimidado por un estafador

Una joven se toma fotografías con su móvil en su cuarto. |

Una joven se toma fotografías con su móvil en su cuarto. | / J.E.Flores/L.O.Z.

El deseo de ampliar sus amistades le jugó una mala pasada y lo que comenzó con la aceptación en Facebook de una simple amistad, dio paso a una comunicación más frecuente y fluida entre el zamorano y la mujer que vivía al otro lado del Atlántico.

Las conversaciones con la nueva amiga fueron abriendo una puerta cada vez más íntima entre la pareja a través de esta red social. El zamorano pasó del chateo "para conocernos", como le reclamaba su interlocutora, a lanzarse al sexting, al intercambio de fotografías de contenido sexual. Y a punto estuvo de perder 2.000 euros para evitar una supuesta condena a prisión con la que le amenazó "un hombre uniformado de policía y con muchas medallas", apuntan fuentes próximas al caso.

El supuesto agente tenía en su poder las fotografías que el zamorano, sin pensárselo dos veces, había enviado a su nueva amiga, animado por las que ella le había enviado previamente a través del messenger, en las que se le podía ver en ropa interior, según las mismas fuentes.

La mujer le pidió que correspondiera a esas fotografías y que diera un paso más. El zamoranos no dudó en complacerla y captó su virilidad en toda su extensión: de cuerpo entero y desnudo por completo, con sus genitales al aire.

Delito con menores

Aunque el sexting no es delito si hay consentimiento de ambas partes, sí lo es practicarlo con una persona menor de edad. Esa fue la argumentación que el supuesto policía de Paraguay le hizo llegar al hombre. La estafa parecía servida.

La llamada del desconocido que recibió por guasap le llevó a entrar en pánico: el policía le advertía desde el otro lado del teléfono que había cometido un delito porque la mujer era una niña.

La defensa del hombre, que había recibido fotos de una mujer mayor de edad, no sirvieron de nada. El supuesto agente le reprendió por su comportamiento al tiempo que la advertía del grave delito cometido.

Ante la insistencia del zamorano en que desconocía que la persona con la que hablaba por chat no fuera adulta, le propusieron una única salida, un trato para sortear el juicio y la cárcel: el envío de 2.000 euros a un número de cuenta supuestamente oficial. La cantidad serviría para reparar los daños psicológicos sufridos por la supuesta niña con la que había estado pasándose fotografías sexuales.

Cuando el estafador creyó tener la extorsión hecha, su plan se vino abajo al realizar una segunda llamada que su víctima recibió fuera de su domicilio, en el momento en que ya había decidido ir a ver a su abogado habitual para confesarle el problema en el que se había metido.

En la foto de perfil de la llamada volvía a aparecer el supuesto policía, el zamorano contestó y, siguiendo las instrucciones que le acababa de dar su abogado, se negó a pagarle el dinero.

Ante la actitud amenazante del estafador, el abogado tomó el hilo de la conversación, se identificó como representante legal del zamorano e invitó a quien se hacía pasar por policía a "denunciar en el consulado de España a su cliente. Nos veremos en el procedimiento judicial". La llamada se cortó de inmediato.

Suscríbete para seguir leyendo