Franceses y vecinos arruinaron los conventos de Zamora

La invasión napoleónica y las desamortizaciones dieron la puntilla a los 16 grandes cenobios de la ciudad, de los que sólo sobreviven tres y con pocas hermanas

Daniel López Bragado y Víctor Lafuente, en la Biblioteca de Zamora

Daniel López Bragado y Víctor Lafuente, en la Biblioteca de Zamora / EMILIO FRAILE

Carlos Gil Andrés

El siglo XVIII marcó la época de mayor esplendor de los conventos de Zamora, con 16 grandes monasterios que empezaban a acusar la falta de vocaciones, pero que fue con la invasión francesa de las tropas napoleónicas que residieron cinco años en la ciudad y posteriormente con las sucesivas desamortizaciones cuando encontraron la puntilla definitiva.

Los monasterios quedaron abandonados a su suerte y presas del desmantelamiento y pillaje. Ya no queda prácticamente rastro de los que estaban extramuros y quedan muy pocos en la ciudad.

Lo contaba el arquitecto zamorano Daniel López Bragado, poco antes de iniciar su conferencia titulada "El dibujo al servicio de la investigación. La red de conventos de la ciudad de Zamora hasta el siglo XVIII". Presentado por el también arquitecto Víctor Lafuente Sánchez, la conferencia de López Bragado se basa en su último libro editado por el Instituto de Estudios Zamoranos "Domus communitas. Análisis gráfico de las sedes de las comunidades religiosas fundadas entre los siglos XII-XVIII en la ciudad de Zamora"

Recreación del convento de Santa Marína, en lo que hoy es la plaza de Hacienda, en Santa Clara

Recreación del convento de Santa Marína, en lo que hoy es la plaza de Hacienda, en Santa Clara / Daniel López Bragado

Alrededor de Zamora se encontraba el gran convento de Santo Domingo, en la zona donde ahora está el Sayagués; el de los franciscanos de San Juan Bautista ocupaba el actual parque de La Marina que "por eso tiene la forma que tiene"; el convento de San Benito, era toda la actual Ciudad Deportiva y el barrio de La Candelaria, "que se llama así porque todas esas tierras las compró un banquero, el padre de Candelaria Ruiz del Árbol".

Había otros tres conventos extramuros más al otro lado del río Duero: el de las Dominicas Dueñas, que ha llegado hasta la actualidad; muy cerca el de San Francisco, actual sede de la Fundación Rei Afonso Henriques, "que era un gran convento del que solo quedan unas ruinas del ábside"; y el de San Jerónimo, del que sobrevive "una portada y las columnas que trasladaron al parque del Castillo".

Intramuros

En la ciudad, dentro de la muralla había también muchos conventos: alguno de conserva y otros han desaparecido. Por ejemplo, cita López Bragado "el de los Trinitarios, actual Colegio Universitario; el de Santa Marina que estaba en la plaza de Castilla y León y lo tiraron en 1975 para hacer el edificio de Hacienda, el de Santa Clara" que estaba a la entrada de la calle, en la zona el hotel II Infantas. De las Concepcionistas, por ejemplo, "hice los planos pero ya no estaban ellas, se habían ido".

De actualidad están "las monjas Marinas se han ido de al lado de San Ildefonso hace un mes, las últimas cinco que había. Sólo quedan tres de los grandes fundaciones del medievo o de época moderna: las clarisas que están en Las Viñas, las Descalzas del Corpus Christi o del Tránsito, frente a La Magdalena, y las Dominicas Dueñas de Cabañales, son las supervivientes. Y en 20 años no queda ninguno", vaticina el arquitecto.

La falta de vocaciones aboca a estas órdenes de clausura al cierre.

"Es una situación agónica y un problema urbanístico que están creando en Zamora en Valladolid que es donde vivo yo y en todas las ciudades de Europa: quedan grandes manzanas vacías. Por que claro qué hacemos, ¿un museo en cada convento que se cierra, o un hotel?. Es un gran problema que está apareciendo: la congregación religiosa se va, le deja el edificio al Obispado o a veces al Ayuntamiento, pero no saben qué hacer con tanto inmueble".

Y es "un problema de densificación del Casco Histórico: en todas esas manzanas no vive nadie" lo que no es un factor positivo para revitalizar estas zonas.