Zamora recupera el tono del turismo y de la economía en una Pasión espléndida

Visitantes, retornados y vecinos se echan a las calles para disfrutar de las procesiones y de todo lo asociado a ellas con la buena climatología

Centenares de personas en la Plaza Mayor durante este Jueves Santo.

Centenares de personas en la Plaza Mayor durante este Jueves Santo. / Jose Luis Fernández

Luis Garrido

Luis Garrido

La ciudad de Zamora ha recuperado por Semana Santa el esplendor de los grandes tiempos del turismo. Los hoteles están llenos hasta la bandera, como también lo están las calles. Es difícil conseguir dar tres pasos seguidos por el Casco Histórico. Ni hablar de Santa Clara. Largas colas se forman para comprar helados, garrapiñadas y globos para los más pequeños. Y los bares lo agradecen. Las terrazas han recibido a los visitantes como el paciente que recibe una transfusión de sangre. Falta hacía después de una temporada realmente aciaga para un sector como el de la hostelería, a menudo motor económico en los momentos de las vacas flacas. La capital bulle y eso es sinónimo de buenas noticias.

Hacía mucho tiempo que Zamora no disfrutaba una Semana Santa como la presente. La meteorología, que suele ser lo más importante en estas lides, no ha dejado de acompañar desde que el jueves de la semana pasada saliera el Nazareno de San Frontis. A cuenta de ello, los turistas, los retornados y los zamoranos que viven todo el año en la capital han podido salir todas las jornadas para participar, de una manera u otra, en las diferentes procesiones que se han sucedido desde entonces. Y es que la Pasión se vive de muchas formas. Tan importante es la religiosa como la cultural o la social.

El mejor ejemplo de lo acontecido a lo largo de estos días se vivía durante la jornada de ayer. Un Jueves Santo como Dios manda. El sol de justicia brindaba a la Esperanza la oportunidad de realizar un recorrido con absoluto brillo, para regocijo de las miles de personas que aguardaban en las calles desde primera hora de la mañana. La subida de la imagen por la calle de Balborraz es uno de esos momentos icónicos de la Semana Santa de Zamora y pocos quisieron perdérselo. Ahora bien, igual de esplendoroso fue el día para ver una procesión que para tomar un vermú y eso es lo que hicieron centenares de ciudadanos que poblaron las terrazas del centro en general y de la Plaza Mayor en particular.

Las terrazas de hostelería permanecen llenas a todas las horas del día. | Jose Luis Fernández

Las terrazas de hostelería permanecen llenas a todas las horas del día. | Jose Luis Fernández / Luis Garrido

Los portales especializados del sector hotelero apuntan a un lleno absoluto para las jornadas de Viernes y Sábado Santo en la ciudad de Zamora. Tenían razón desde la patronal cuando, hace semanas, apuntaban a que la cosa tenía muy buena pinta, pero que habría que esperar a última hora para esas reservas de los rezagados. Dicho y hecho, teniendo en cuenta que la única opción de pernoctar en este fin de semana se encuentra a varios kilómetros de la capital. Por lo tanto, a pedir de boca de quienes viven del turismo y ansían desde hace un par de años la esperada recuperación pospandemia.

La misma necesidad es la que siempre presenta la hostelería, que no puede tener queja durante la presente Semana Santa. Los bares están llenos prácticamente a cualquier hora del día y las terrazas se quedan pequeñas para recibir a tanta gente dispuesta a tomar el café, el refresco, la cerveza o la copa. También a la hora de comer, los restaurantes tienen las reservas llenas desde hace semanas. Es decir, éxito rotundo. El ritmo de actividad que lleva la ciudad durante la presente semana supondrá, sin duda, un espaldarazo de cara a la temporada de buen tiempo que arrancará en el momento en que se guarde el Resucitado.

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