Entrevista | Pepe Viyuela Cómico

“El humor no es un artículo de lujo, resulta una necesidad para sobrevivir”

“Ser payaso me ha ayudado a relativizar mis convicciones, a asumir mejor las críticas y a mirar el mundo de una manera más tolerante”

Pepe Viyuela

Pepe Viyuela / Cedida

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El humorista Pepe Viyuela recala el sábado, día 10 de diciembre, en el Teatro Ramos Carrión de Zamora con su espectáculo titulado “Encerrona”.

–Regresa a sus orígenes y al tipo de humor que le catapultó a la fama.

–Se trata de un espectáculo que no he dejado de hacer, que siempre ha estado presente en mi carrera y que ahora solo hago en teatros. Ha desaparecido de la televisión por propia voluntad porque son números que, donde verdaderamente, se disfrutan en el directo. Llevo 30 años haciéndolo, aunque hay épocas en las que lo hago menos porque tengo trabajos que me lo impiden. Es un espectáculo que habla de mis orígenes y que está referido a mis comienzos profesionales. Es un payaso que ha sido la llave que ha abierto las puertas en mi vida profesional. Cuando comencé a interpretarlo no sabía que me estaba acercando de esa manera al payaso, buscaba solo un personaje con el que pudiera hace reír y una vez que me encontré con él, era un payaso que carecía de nariz roja, pero que tiene el resto de componentes.

–¿Qué tiene de especial “Encerrona” para que prosiga en gira con él?

–Es un espectáculo al que se puede ir solo, aunque es mejor ir acompañado, que lleva funcionando durante 30 años y al que ahora vienen a verlo abuelos son sus nietos porque es apto para todos los públicos. Me hace mucha ilusión que vengan espectadores con sus hijos y nietos porque quieren que lo descubran, pues ellos se rieron mucho cuando lo conocieron tiempo atrás.

Cada función es una lección que me da el público sobre qué tiene que tener una interpretación si quiere resultar cómica para los espectadores

–Su artículo fetiche sobre el escenario es...

–No puedo decir uno en concreto porque los otros se pueden enfadar (risas), pero se me reconoce mucho por la silla o por la escalera. Sobre el escenario utilizo una guitarra, una silla, una chaqueta y una escalera y tienen el mismo punto de partida que es no saber qué hacer con ellos, no saber cómo se utilizan.

–Hacer de payaso ¿resulta un disfrute?

–Sin duda no lo he dejado de hacer en este tiempo porque disfruto mucho y porque aprendo constante. Cada función es una lección que me da el público sobre cuáles son los caminos, el tempo, los ritmos, la textura que tiene que tener una interpretación si quiere resultar cómica para los espectadores.

–A lo largo de este tiempo ¿ha cambiado la manera en la que el público acoge su propuesta?

–En mi caso yo creo que no. Hay un humor muy universal basado en el gesto y en ese personaje ridículo y torpe que funciona en todas las latitudes siempre, pero sí hay un tipo de humor concentrado en asuntos coyunturales que sí han cambiado. Todo lo que tiene que ver con referencias homófobas o machistas en nuestro ámbito está mal visto y no conviene hacerlas. Está bien tener esos chistes en el museo para analizarlos y para estudiar sociológicamente cómo hemos cambiado. En mi caso mi personaje se mete consigo mismo y eso se perdona mucho.

Pepe Viyuela

Pepe Viyuela / Cedida

–Ahora tenemos la piel “muy sensible”.

–Todos en general. También instituciones y partidos se sienten ofendidos y si hablamos de temas de religión hay que tener muchísimo cuidado. El humor y la risa para muchos está considerado como algo diabólico y no se permiten risitas. Es cierto que en los últimos años se nota mucho celo y hay autocensura a la hora de decir cosas porque puede ofender a quienes tiene la oreja izquierda más grande que la derecha… llega un momento en el que todo el mundo se ofende y eso nos convierte en algo intolerantes. Es cierto que hay temas que duelen y creo que el sentido común nos hace pensar que no podemos ofender a quien no se puede defender.

hay temas que duelen y creo que el sentido común nos hace pensar que no podemos ofender a quien no se puede defender

–¿Ese es el límite que se marca?

–Sí, creo que si se arremete contra alguien que no puede defenderse el humor se convierte en un objeto agresivo y represivo. La risa por el acoso escolar o la burla es un humor que a mí no me hace ninguna gracia. No podemos reírnos del más débil. Otra cosa es arremeter contra el poderoso que es la mejor manera y más pacífica que tenemos de hacer crítica y de una manera constructiva.

Los niños son los grandes maestros de los payasos

–A Pepe Viyuela, ¿qué le provoca la risa?

–Me gusta muchísimo (risas) todo lo que tiene que ver con el mundo cotidiano. Me puedo reír muchísimo con los niños con su forma de enfrentarse a la realidad, con su capacidad imaginativa absolutamente infinita. Ellos son los grandes maestros de los payasos y no dejo nunca de aprender de ellos, tienen una gracia natural desprovista de vanidad. Los niños cuando están aprendiendo a caminar y a hablar, cuando están relacionándose por primera vez con el mundo y está descubriéndolo todo con los ojos muy abiertos y se equivocan sin ningún tipo de pudor son increíbles.

–¿Qué le ha brindado su faceta profesional de payaso?

–Una mirada distinta de la realidad, empezando por mí mismo. Me ha enseñado a relativizar mis propias convicciones, a ponerlas en juego y a ser capaz de encajar mejor las críticas de otros, a relativizar todo lo que parece sagradísimo, pero que en un momento concreto puede llevar a ser relativizado. Hay cosas que son intocables como son los derechos humanos; de hecho, deberían ser las cosas por las que uno debería de estar dispuestos a luchar siempre, pero luego hay una serie de cosas que creemos que son inamovibles culturalmente o de costumbres que podemos relativizar, de las que nos tenemos que reír y poner en cuestión. Me ha ayudado a mirar el mundo con una mirada mucho más tolerante.

Hay que reforzarse con los anticuerpos de la risa y del humor para vivir un poco mejor

–Ahora con el alza de los precios, del coste de la vida, la guerra en Ucrania... ¿nos cuesta más reírnos?

–Por mi experiencia cuanto peor estamos, más necesitamos de la risa y más precisamos del humor. El humor no es un artículo de lujo, es una necesidad para sobrevivir, es una especie de salvavidas que nos permite no hundirnos cuando estamos realmente mal. Creo que cuando peor estamos, más necesitamos que alguien nos haga reír o incluso que nosotros mismos seamos capaces de sacar la cabeza del hoyo, iluminarnos y, de algún modo, relativizar esa realidad. Además, la risa tiene un punto de vista terapéutico desde el punto de vista individual y desde el punto de vista de la sociedad. La sociedad que es capaz de reír junta en un teatro es capaz de mirar hacia delante con esperanza. No obstante, yo no intento hacer un humor narcótico para que la gente se olvide de su realidad, eso sería imposible, pero el humor nos da una cierta ligereza y nos permite sobrevolar los problemas y soportarlos de otra manera, nos permite reírnos juntos. Aunque haya una parte fea en el ser humano no se pueda borrar, también hay que subrayar la parte más amable y luminosa que está en todos nosotros. Hay que reforzarse con los anticuerpos de la risa y del humor para vivir un poco mejor.

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