“El talento ha pasado a un segundo plano, ahora triunfa lo breve y lo efectista”

“He dedicado mi vida a componer, a realizar conciertos, a tocar y a compartir música con las personas que me rodean; sin duda, tengo esa necesidad”

El músico Pedro Pastor. | |  CEDIDA

El músico Pedro Pastor. | | CEDIDA / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El músico Pedro Pastor regresa a la ciudad. En esta ocasión ofrecerá un concierto en La Cueva del jazz hoy a las 21.00 horas.

–Zamora albergó uno de sus primeros conciertos hace diez años.

–Guardo un grato recuerdo de aquella actuación de un muchacho en la plaza de la Catedral. Fue una de las primeras actuaciones fuera de la Comunidad de Madrid que efectué. Hace trece años que defiendo mis canciones, pero cumplimos diez años desde que yo me dedico profesional al proyecto de Pedro Pastor. Diez años dedicándome a vivir de mis canciones es mucho tiempo, es todo un mundo. La vida se desarrolla alrededor de las canciones. Yo creo que lo más valioso de este oficio es que nos dedicamos a los que sabemos hacer y nos apasiona hacer. También vivir alrededor del arte, de la palabra y de la música es una experiencia muy sensible. Hace que uno viva la vida desde un lugar con mucha sensibilidad, lo que además de los dolores de cabeza que nos trae (risas), nos despierta unas partes sensitivas del ser que nos hacen poder explorar y disfrutar las pequeñas cosas de la existencia. A mí las canciones me han regalado mucha sensibilidad.

–¿Es músico por necesidad?

–Sí, soy músico porque siempre lo fui, porque desde que tengo doce años le dedico casi todo el tiempo de mi vida a la música y porque lo decidí. He dedicado toda mi vida a componer, a realizar conciertos, a tocar y a compartir música con las personas que tengo cerca. Sin duda, tengo esa necesidad.

Para mí el mejor regalo fue que mis padres entendieran que quisiera dedicarme al arte

–También ha ayudado el ambiente en el que se creció. (Su padre es el cantautor Luis Pastor y es sobrino de Pedro Guerra).

–Por supuesto. Casi la pieza más importante ha sido que mi familia no haya sido una opositora del arte como sucede en muchas casas en este país donde hay muchachas y muchachos artistas y sus padres acaban decidiendo por ellos o por ellas lo que tienen que hacer en el futuro, obligándoles a estudiar o a ir a la universidad, alegando que hay que tener una vida segura por si el arte no funciona. Para mí el mejor regalo fue que mis padres entendieran que quisiera dedicarme al arte y que entendieran que con 18 años me independizaba e iba ser músico.

–¿Cómo ha sido esta década profesionalmente?

–La perspectiva que tenemos sobre la vida cambia, con 17 años publiqué mi primer EP y me puse a girar por toda España. Entonces vivía con una ligereza que ahora ya no lo hago. Es el transcurso natural de cuando uno asume ciertas responsabilidades en su vida y empieza a carga un peso, para lo bueno y para lo malo, en su mochila. He evolucionado mucho musicalmente. Siento que antes hacía música para que fuera un vehículo de la palabra, de la poesía. Lo que quería era transmitir y la música y las letras eran un mero vehículo. Con los años me he ido enamorando más de la música como tal y ya no solo hago canciones para contar a través de la palabra, sino para contar a través de los timbres, de los folclores del mundo, de las armonías…

–La industria musical ha cambiado mucho en este tiempo.

–Está en constante movimiento, pero realmente en su base creo que nada ha cambiado. Existe una base de unos pocos grupos que tienen todo el apoyo de las multinacionales y ocupan el espacio de “mainstream”, luego hay otros grupos que tienen el apoyo de los festivales y ocupan el espacio de los festivales. A mayores, están muchos grupos que hemos decidido hacer un propio camino, una carrera a largo plazo y vamos ocupado los pequeños espacios y llegando al oído y a la sensibilidad de la gente de una manera más clara, directa y profunda. No somos grupos de masas, pero tenemos un reducto de público en cada rincón del mundo que está dispuesto a escucharnos. En los márgenes siempre ha habido muchísimos grupos con muchísimo valor.

–¿Se encuentra fuera de los márgenes?

–No, soy un muchacho blanco que ha crecido en una casa donde siempre ha habido para comer, lo que sí creo es que estamos en la línea de los márgenes de la industria. Hacemos canciones en las que somos dueños de nuestras ideas y nuestras palabras y hacemos canciones que, por supuesto, a cierta gente pueden molestar e inquietar y ese es el poder y belleza que reside en el arte, esa capacidad de generar en las mentes disturbios que hagan que llegamos a nuestras ideas y pensamientos. Somos una banda que hace como 80 bolos al año, somos nuestra propia empresa y no se ve reflejado en los medios porque la industria musical es una ratonera que funciona mucho por contactos y no por cuestión de talento.

–El talento ¿ha pasado a un segundo plano?

–En este siglo el talento ha pasado a un segundo plano y triunfa lo breve, lo efectista y lo populista, en la vida misma y en los discursos, porque carecemos del tiempo suficiente para pararnos a leer, a escuchar, a mirar tranquilamente las obras que proponen los artistas. Con el mundo superficial de la sobreinformación y de las redes sociales resulta muy difícil hallar ese remanso para escuchar y juzgar tranquilamente una obra artística, sea cual sea.

Pedro Pastor

Pedro Pastor / Cedida

–¿Qué nos puede comentar sobre su nueva obra artística “Vueltas”?

–Es un disco mucho más desenfadado que los anteriores. Está presente el movimiento social, el movimiento político, la memoria histórica ... pero hay mucha influencia del Caribe, de hecho creo que es el más caribeño que hemos hecho. Este disco está compuesto entre Costa Rica, Colombia y Cuba, por lo que tiene son cubano, merengue dominicano o aires de ballenato colombiano. Es un disco más desenfadado tanto musical como líricamente, lo ha producido Gustavo Guerrero que vino de México a España a grabar con nosotros. Todos estos factores hacen que sea un disco que suponga un pasito adelante en nuestra carrera musical donde vamos buscando nuevos sonidos. El disco lo grabamos todo en bloque, todos a la vez, con la voz en vivo, algo que no se hace mucho ahora, y estos detalles son sus señas de identidad con respecto a otros trabajos anteriores.

–A La Cueva viene con la banda, con Los locos descalzos.

–Estamos yendo con la banda a todas partes. Esa es nuestra apuesta. Ya llevamos tocando juntos siete años y nos hemos consolidado como familia y tras dos años sin poder girar con la banda, tras dos años en los que hemos tocado en dúo o incluso yo solo, hemos intentado hacer los conciertos en este formato tal y como grabamos los temas en el estudio. Nosotros proponemos que sea un viaje emocional con un poco de baile, con momentos sensibles ... es un viaje variado e incluso inestable (risas). Y hacemos eso porque es lo que a mí que gusta cuando voy como espectador me gusta que el que conduzca me lleve por distintas y variadas emociones. Todas las aristas que tiene la vida, salvando las distancias, están presentes en uno de nuestros conciertos.