Así podrían ser las visitas nocturnas en Zamora: románico, música e introspección
Cien personas sumergen sentidos y emociones en los templos de Zamora a través de la experiencia piloto "Piedras Sonoras"
Crónica de la experiencia piloto "Piedras Sonoras" en Zamora, una nueva propuesta cultural y turística ideada por el delegado episcopal de Patrimonio, Miguel Ángel Hernández Fuentes, en el marco del proyecto cultural de La Milla Románica. Las visitas podrían repetirse en verano.
Un joven ataviada con ropas medievales daba la bienvenida al centenar de personas expectantes y ansiosas ante el inusual recorrido nocturno por el romámico de la capital, una "experiencia en el corazón de la noche" para descubrir "las piedras bañadas por el perfume del incienso", decía la narradora instantes antes de que la portada Oeste del templo de San Vicente invitara a traspasar la penumbra en silencio.
Y adentrarse en una atmósfera que traslada a otro tiempo, cuando la penumbra de las velas era la única luz del interior de las iglesias medievales y el aroma humeante del incienso era sinónimo de purificación.
Como intrusas, el centenar de personas fue avanzando hacia los bancos sintiendo el peso de la grandeza del edificio románico, guiados por la tenue luz de cirios alargados dispuestos en hileras descendientes para llevar la mirada al altar mayor, a la imagen la Virgen de la Concha, la patrona de Zamora.
Sobre su historia fue ilustrando la joven narradora de esta experiencia piloto, "Piedras Sonoras", ideada por el delegado episcopal de Patrimonio, Miguel Ángel Hernández. Una leyenda a la que pusieron banda sonora el organista Víctor Argüello y el cantor zamorano Hugo Porris con la interpretación de dos piezas.
Ya impactado, el grupo se cruzó el bullicio de la Plaza Mayor para adentrarse en San Juan. Dos jovencísimos virtuosos músicos, del Conservatorio de Zamora, dieron vida con su violín y su violonchelo al Ave Verum Corpus de Mózart, música que llegó después del románico, como llegó el arte que liberó dos naves del majestuoso templo que acoge a La Soledad.
San Cipriano puso el colofón. El incienso y el agua, símbolos de purificación, tomaron la batuta. El gregoriano de la Schola Cantorum Zamora inició a los sentidos en un viaje a otros destinos. Este ensayo general con público a modo de experiencia piloto, montado en una semana, desde el Obispado, con la colaboración desinteresada de los músicos, las narradoras y el narrador, de Capitonis Durii, espera contar con el Ayuntamiento de Zamora, propuesta cultural "para explicar nuestras piedra, el sentido del canto sacro en un juego de sentidos y emociones".
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