La lluvia concede una tregua a la Pasión en los pueblos de Zamora

El Santo Cristo Corralino, Nuestra Madre en El Perdigón y las imágenes de Villaescusa y Olmo de La Guareña consiguen esquivar el temporal

Arriba a la izquierda, procesión Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores de Villaescusa. Arriba a la derecha, algunos de los integrantes de Nuestra Madre. Centro y abajo a la izquierda, procesión Santo Cristo Corralino. Abajo a la derecha, procesión Olmo de La Guareña. | Cedidas / Asun de Las Heras

Arriba a la izquierda, procesión Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores de Villaescusa. Arriba a la derecha, algunos de los integrantes de Nuestra Madre. Centro y abajo a la izquierda, procesión Santo Cristo Corralino. Abajo a la derecha, procesión Olmo de La Guareña. | Cedidas / Asun de Las Heras / I. B./M. J. C.

I. B./M. J. C.

Las procesiones de Viernes Santo de los pueblos de Zamora han encontrado un respiro en el calendario de lluvias, el mayor de los enemigos de la Semana Santa que ha dejado un Jueves Santo para olvidar, cuando muchas de las procesiones permanecieron a resguardo a la espera de un mejor año y con la esperanza de un Viernes y un Sábado en el que el cielo concediese una tregua a la Pasión.

La lluvia concede una tregua a la Pasión

La lluvia concede una tregua a la Pasión / I. B./M. J. C.

En Corrales del Vino, el Santo Entierro y Nuestra Madre de las Angustias del Viernes Santo recorrieron el pueblo hasta llegar a la antigua ermita Nuestra señora de las Angustias, un recorrido que no se hacía así "desde hace cuarenta años", según relatan desde la Cofradía del Santo Cristo Corralino: "La calle final estaba toda iluminada con antorchas y la gente toda iba acompañando a la Madre con farolillos". Una vez en la ermita, el centenar de cofrades ha rezado antes de regresar a la iglesia de María Magdalena, donde se cantó la Salve a Nuestra Madre de la Angustias. El tiempo no había acompañado la jornada previa, cuando la procesión de por la tarde se suspendió y solo pudieron celebrarse las 14 estaciones cantadas por el coro de la parroquia durante el Jueves Santo.

La lluvia concede una tregua a la Pasión

La lluvia concede una tregua a la Pasión / I. B./M. J. C.

En El Perdigón, "la monumental imagen de Nuestra Madre de Las Angustias comandada por Ángel Rodríguez y sus veintiocho cargadores, desafiaron a las inclemencias del tiempo para recorrer las calles", según informa Félix Rodríguez Lozano sobre el Viernes Santo en el municipio sobre una decisión tomada "tras varias consultas de los directivos y personas solventes". Antes de la salida de Nuestra Madre, "ya lo había hecho el hermosísimo Cristo del Amparo, magnífica talla de principios del XVII donado como todo el altar en el que recibe culto, a la izquierda de la nave del Evangelio, por Bernardo García Hernández", continúa Rodríguez Lozano sobre una procesión que fue amenizada "por la excelsa banda de cornetas y tambores y una nutrida presencia de los hermanos de fila. También, como siempre, el público se congregó a lo largo del recorrido, cerrando el solemne cortejo". Debido a la inestabilidad de la meteorología, se acortó el recorrido y, pese a ello, la lluvia alcanzó a la comitiva fúnebre en su regreso al templo de San Félix.

La lluvia concede una tregua a la Pasión

La lluvia concede una tregua a la Pasión / I. B./M. J. C.

En Villaescusa, numerosos fieles arroparon a las imágenes de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores en la procesión celebrada en la noche del Viernes Santo. Los fieles devotos completaron en silencio el recorrido fijado para el desfile, que tan solo fue quebrado por el rezo del Vía Crucis, en cada una de las estaciones y el canto de la Salve. En Olmo de la Guareña, los vecinos también profesaron su fe en la procesión y, una vez concluida, fueron obsequiados con un chocolate y bizcochos.

La lluvia concede una tregua a la Pasión

La lluvia concede una tregua a la Pasión / I. B./M. J. C.

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