Así fue la procesión de las Capas Pardas en pleno temporal: Llueve sobre mojado

La directiva de las Capas Pardas espera hasta el último minuto, pero al final apuesta por un recorrido corto a través del barrio de Olivares

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

No solo los 150 cofrades, sino toda Zamora miraba al cielo rogando que la noche fuera benévola y diera una tregua para poder recogerse ante el Cristo del Amparo un año más, después del desconsuelo de los compañeros de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias, que habían tenido el corazón en un puño toda la tarde, con la pequeña esperanza intacta de que podrían procesionar primero, consolándose con un recorrido corto después y resignados a la suspensión definitiva por las malas previsiones meteorológicas que se convirtieron en realidad y que obligaron al presidente de la cofradía, Rufo Martínez de Paz, a tomar una decisión que no gusta dictaminar a ningún directivo de la Semana Santa zamorana, por lo que ello significa: esperar un año más para poder pregonar la fe por las calles.

Y aunque la Hermandad de Penitencia aspiraba a poder tener mejor suerte que la procesión de la tarde —que no pasó de la plaza de la Catedral—, finalmente, debido a una lluvia intermitente, Antonio Martín Alén tuvo que decidirse por un recorrido corto, como ya se hiciera, también por las inclemencias del tiempo, en la Semana Santa de 2019.

Cofradas de acera a la espera

La suspensión de la procesión del Silencio había hecho que los cofrades de acera ansiaran más que nunca poder acompañar al Cristo del Amparo por las calles del casco antiguo de la capital desde San Claudio de Olivares, en el barrio que lo acoge y donde se resguarda durante todo el año. Esos doce meses son lo que esperan locales y foráneos pacientemente para poder disfrutar de uno de los desfiles de la Pasión zamorana más auténticos, pues no hay otro igual en el territorio español. Y con el sello de la provincia gracias a la túnica que portan los hermanos, la tradicional capa parda alistana que vestían los pastores de la comarca para resguardarse del frío mientras cuidaban a sus rebaños y que ahora sirve también para que estos cofrades se protegieran de las bajas temperaturas de la noche, que además este año iban acompañadas por un viento helador.

Hermandad de Penitencia con el Cristo del Amparo

Hermandad de Penitencia con el Cristo del Amparo / JOSE LUIS FERNANDEZ

Ese viento se convirtió en una novedosa banda sonora poco deseada en una madrugada donde el silencio es protagonista absoluto, tan solo roto por las seis matracas que portan los hermanos y el sonido inconfundible del bombardino, seña musical de esta hermandad, que cuenta desde 2001 con un cuarteto de viento, sumando clarinete, clarinete bajo y saxofón tenor.

El otro momento donde se rompió el silencio de esta procesión fue al finalizar el breve recorrido que apenas sobrepasó el barrio de Olivares, donde el coro entonó el Miserere Castellano para poner el punto y final.

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R. G.

Una mujer en la procesión

El público, a pesar de la penumbra en la que quedan las calles por las que transitó este año, se percató en seguida de que había una nota discordante en el desfile monocromo: una capa española acompañaba a la talla de finales del siglo XVII, al lado del presidente de la cofradía, Antonio Martín Alén. Se trataba de la presidenta de la Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo de Toro, Amparo de la Calle Alonso, que con gran devoción aceptó esta invitación y desfiló detrás del único paso de esta cofradía de riguroso negro, portando la vara de presidenta y el medallón de su hermandad.

Aunque sí era la única mujer, no era la única toresana que anoche tuvo el honor de desfilar con esta hermandad de Miércoles Santo. David Rivas, el reconocido músico, fue invitado por la directiva para acompañarlos en la procesión, un premio añadido al Bombardino de las Capas Pardas que recogía hace tan solo unas semanas. Dos toresanos haciendo historia por el casco antiguo zamorano: una por convertirse en la primera mujer que desfila en esta procesión desde su fundación, en 1956 y el otro por incluir en esta jornada nuevas melodías de Semana Santa.

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