Opinión

Cultura de la Cancelación

¿Hay esperanza? Nadie lo sabe, pero está claro que esta sociedad tan abierta cada vez es más manipulable

El director de cinema Woody Allen

El director de cinema Woody Allen / Lorena Sopêna - Europa Press

Parece que se aproxima a Europa la llamada Cultura de la Cancelación que nació hace unos años en Estados Unidos, donde la simpleza está llegando, con el apoyo de Donald Trump, a unos niveles de estupidez asombrosa.

La cultura de la cancelación es un concepto relativamente reciente, aparecido en Norteamérica. Esta expresión hace referencia al acto de "cancelar" a una persona, invalidar sus opiniones y prácticamente su existencia de todas las áreas sociales y, todo ello, a raíz de la publicación de un comentario o del apoyo a una postura concreta en un tema determinado, generalmente a través de las redes sociales.

Dicho de otra manera. La cultura de la cancelación supone que la exposición pública de unas determinadas ideas o la realización de un comentario fuera de lugar puede desencadenar una serie de reacciones en algunas personas que, de una manera activa y deliberada, visibilizarán dicha publicación, en muchas ocasiones adjuntando información de la vida privada de estas personas.

Por otra parte, la Cultura de la Cancelación, según Wikipedia, se refiere a un cierto fenómeno extendido por la sociedad americana de retirar el apoyo, ya sea moral, como financiero, digital e incluso social, a aquellas personas u organizaciones que se consideran inadmisibles, ello como consecuencia de determinados comentarios o acciones, independientemente de la veracidad o falsedad de estos. Se ha definido como "un llamado a boicotear a alguien –usualmente una celebridad– que ha compartido una opinión cuestionable o impopular en las redes sociales". El término "cancel culture o cancelling" comenzó a utilizarse en 2015, ganando mayor popularidad a partir de 2018, si bien es una política que tuvo su origen en las primeras fases de la Alemania nazi hacia los judíos y quienes no participaban del nacionalsocialismo. Hay muchos ejemplos de personas muy conocidas, tanto a nivel intelectual como del mundo del espectáculo que la han sufrido y donde las redes sociales juegan un papel importante además de muchos personajes, de valor mediocre, los conocidos "influencers", tan de moda en este mundo digital que nos domina. También los medios de comunicación están igualmente implicados, ya que han caído en la simpleza, la exageración, la mentira hecha verdad, sin ningún rubor, y los egos desmedidos de muchos profesionales. En ocasiones lanzan información sesgada que afecta a personajes públicos y ataca a su honor, a su intimidad y a su imagen.

Movimientos como "Me Too" y "Black Lives Matter" también han contribuido a acelerar campañas de justicia social que, nacidas en campus universitarios hace treinta años, empujan a los Estados Unidos a buscar su propio estilo y canon literario a la luz de lo políticamente correcto, lo cual no supone negarles su mérito.

No se sabe si será una moda pasajera, pero podríamos decir, como se cita en alguna publicación sobre el tema, lo ya indicado por Dostoyevski en su día de "que pronto las personas inteligentes tendrán prohibido hacer cualquier tipo de reflexión para no ofender a los imbéciles". Ejemplos de intelectuales que la han sufrido, algunos ya fallecidos, autores como Philip Roth, Blake Bailey, Mark Twain, Hemingway, Norman Mailer e incluso hasta Homero y Virgilio. También está afectando a Universidades famosas por su prestigio académico en especial en EE. UU. Evidentemente, en toda esta amalgama también aparece la política, con su oportunismo, que radicaliza las opiniones. Ante esta situación confusa y manipulable, muchos docentes, editores, autores y periodistas tienen miedo de intervenir públicamente en esta guerra cultural.

Un estudio realizado en 2021 en Estados Unidos señalaba que esta polarización social ha alcanzado un peligroso punto de no retorno ya que las divisiones políticas se han vuelto inconciliables.

Para terminar, como dice Costanza Rizzacasa en su libro dedicado a la Cultura de la Cancelación, "vivimos en una era del trauma colectivo ya sea generacional, político o social. Por ejemplo, en likes de las redes sociales, donde buscamos que nos escuchen y donde nos presentemos como víctimas y así seremos percibidos como personas más morales y virtuosas que el resto, ganando en autoridad ante los demás". Pura hipocresía y exhibicionismo personal.

¿Hay esperanza? Nadie lo sabe, pero está claro que está sociedad tan abierta cada vez es más manipulable y donde gana terreno la mediocridad social y personal.

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