Opinión | Zamoreando

A tomar la calle

Los agricultores no son los únicos en mostrar su enfado

Más de 12.000 personas piden una jubilación “digna” para policías y guardias civiles

Más de 12.000 personas piden una jubilación “digna” para policías y guardias civiles / Borja Sanchez-Trillo

Nunca, como en estos últimos tiempos había visto España tan revuelta, tan fuera de sí. Como que no la conoce ni la madre que la parió. Todo el mundo está cabreado. Todo el mundo protesta, cuántas veces con más razón que un santo. Todo el mundo ha salido y sale a tapar la calle y no con el afán de que no pase nadie, como dice la estrofa de la canción infantil, muy por el contrario, lo hacen para que sus reivindicaciones sean escuchadas. Aunque tenemos un Gobierno que oye mal, encima no escucha, y no echa mano de un sonotone para intentar mejorar la audición. No le interesa. Ande el Gobierno caliente y ríase la gente. Lo malo es que los que están calientes son los colectivos que se manifiestan un día y otro.

Los agricultores no son los únicos en mostrar su enfado y eso que no han hecho más que empezar. Los transportistas no están muy contentos que digamos. A ellos hay que sumar el cabreo descomunal de Guardia Civil y Policía Nacional por el ninguneo de que constantemente les hace objeto el ministro Marlaska, posiblemente el miembro del Consejo de Ministros más quemado, junto a la ministra Montero y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Se dice y rumorea en ámbitos próximos al Gobierno, que Sánchez va a relevar al abrasado Marlaska, sin que ello quiera decir que lo vaya a enviar directamente a su casa. Las europeas están ahí, a la vuelta de la esquina. Haga el lector la lectura que estime oportuna.

Policía Nacional y Guardia Civil protestan con razón, por la arbitrariedad que con ellos sigue cometiendo el Gobierno, a pesar de las promesas. Tienen un salario de pena para el riesgo tremendo que representa la profesión. Riesgo que no va incluido en el sueldo, no se equivoquen los que siempre están en contra. Sus homólogos de los Mossos en Cataluña y la Ertzaintza en el País Vasco triplican y cuadruplican sus sueldos y están mejor pertrechados frente a la amenaza de la delincuencia nacional e internacional. Sin embargo el trabajo engorroso, el trabajo feo, se deja siempre para Policía y Guardia Civil, a veces con resultados como el de Barbate que no hay que olvidar.

Por si faltaba alguien en tan larga nómina de manifestaciones, los funcionarios de las cárceles de Cataluña, también con razón, han salido a la calle, bloqueando los accesos a las cárceles catalanas tras el asesinato de la cocinera en Mas d’Enric. Piden la dimisión inmediata de la responsable del Govern y del secretario de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima. Algunos políticos, algunos cargos de la administración, en lugar de ayudar a solucionar, enfangan más lo que hacen, también por omisión. Cuando no eres parte de la solución, entonces eres parte del problema y eso le pasa a nuestra clase dirigente.

Nunca había visto a España tan convulsa y a los españoles tan pasotas. Cuando ya no haya remedio seguro que reaccionan. Tomar la calle es cosa de todos si a todos nos afecta la pésima gestión que se hace de las responsabilidades de cada quien, la mala política que se práctica y la mentira en la que parecen instalados nuestros gobernantes. Para ser una democracia y residir la soberanía en todos nosotros, hay que ver que poco uso o, lo que es peor, que mal uso hacemos de ella.

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