"El machismo, en cualquier país, no es cuestión de religión, sino de cultura"

"El periodismo debe cumplir principios éticos fundamentales, aplicados tanto si haces noticias en TikTok como si estás en el New York Times"

Nuria Tesón |  Periodista

Nuria Tesón | Periodista / ANA BURRIEZA

B. B. G.

Orgullosa de sentirse profeta en su tierra, la periodista Nuria Tesón hizo un alegato en favor de la imprescindible labor social de su profesión y de las mujeres, tanto en Occidente como en Oriente, donde reside desde hace más de una década para informar sobre la situación en la zona. Ella ha sido la premiada con el galardón eWoman Igualdad 2023.

–¿Qué supone este reconocimiento?

–Si me dieran un Pulitzer, no me haría tanta ilusión como este premio. Me hace mucha ilusión, porque, a pesar del dicho de que nadie es profeta en su tierra, yo siempre me he sentido muy querida y muy valorada en Zamora y me parece que es importante que aquí se tengan este tipo de premios y se reconozca el trabajo incluso de los que nos hemos marchado. Llevo siempre muy a gala el ser zamorana y ejerzo de ello siempre que tengo oportunidad. Creo que, a veces, pecamos un poco de ese provincianismo e inseguridad, de sentirnos pequeños, pero en Zamora hay mucho bueno de lo que enorgullecerse y está bien que empecemos a poner en valor lo nuestro y, en este caso concreto, a las mujeres.

–¿Le ha costado venir a Zamora, habiendo un grave conflicto como el de Gaza sobre el que informar?

–Considero que los periodistas, sobre todo llegados a cierto punto en nuestras carreras, tenemos un rol aparte del informativo, que es el de educar y concienciar. Dentro de ese papel, una de las cosas que estoy haciendo este último mes y medio es abogar por el derecho a informar que tenemos tanto los periodistas internacionales como los que están dentro de la franja de Gaza. Y he venido a España para participar en un acto que demanda ese derecho a informar y el respeto a la libertad de información, que se deje de asesinar periodistas en Gaza y que se permita que haya periodistas internacionales dentro que puedan informar. Para mí, sí que es duro estar lejos de donde está ocurriendo la noticia, porque es innato en el periodista querer estar ahí para contar y ser testigo, pero creo que también es importante en esa labor de comunicación estar cerca de la gente y contarle de tú a tú lo que está pasando.

–¿Ha cumplido con creces ese sueño infantil de ser periodista?

–A mí siempre me gustó escribir. No soy una periodista a la que le guste estar frente a las cámaras, aunque lo haga, prefiero escribir porque creo que te permite conocer, reflexionar y comunicar de una manera diferente. La biología también era mi pasión, pero cuando llegó el momento de decidir qué hacer con mi vida, me pesó más esa necesidad de contar lo que le pasaba la gente. Yo no quería hacer cualquier tipo de periodismo. Ver las imágenes de guerras y de conflictos que salían en televisión, con todas esas masas de refugiados huyendo, me hacía preguntarme qué estaba pasando con esas personas. Cuando me enteré de que quienes se dedicaban a contar todo eso eran periodistas y leía en el periódico sus crónicas, tuve claro lo que quería hacer.

Soy una persona muy versátil y hago muchas cosas lejos de primera línea de conflicto

–¿Echa en algún momento un poco de menos la tranquilidad de una redacción?

–Un poco no, un mucho (risas). Pero soy una persona versátil y bastante dinámica y hago muchas cosas lejos de lo que es el periodismo en primera línea de conflicto. Trabajo mucho en gastronomía, por ejemplo, y siempre encuentro espacios para desengrasar.

–Reside en El Cairo desde 2009. ¿Se siente una privilegiada en ese lugar con respecto a las mujeres que viven allí?

–Por supuesto, soy una privilegiada porque, en comparación con las personas que viven en Egipto, he tenido muchas más facilidades para conseguir lo que tengo. Eso no quiere decir que no haya tenido otras dificultades, pero es verdad que me he sentido muy acogida y muy querida en los países árabes y los de mayoría musulmana. Allí hay machismo y violencia de género, pero, aunque en España se esté mejor en este sentido, los problemas que tienen las mujeres que padecen todo esto son similares, independientemente de vivir en países occidentales o de Oriente Medio.

–¿En qué sentido?

–Cuando la mujer sufre violencia, la sufre casi al mismo nivel en unos sitios que otros. La violencia de género no entiende de países ni de fronteras. Además, a veces asociamos estos machismos con la religión y el machismo no es una cuestión de religión, sino de cultura, una cuestión de tradiciones patriarcales heredadas. Y eso es universal, pasa igual en Egipto que en España. La cultura del machismo y del paternalismo está en todos los aspectos de la sociedad. Sí es verdad que nosotras tenemos mucho más camino andado que ellas, pero eso no quiere decir que no haya un movimiento feminista dentro de esos países luchando para conseguir esos derechos.

Aparte del rol informativo, tenemos el de educar y concienciar

–Tal y como se encuentra la profesión en la actualidad, ¿recomendaría estos estudios a los jóvenes que se lo estén planteando?

–A mí me dijeron que si no tenía ningún contacto o enchufe, mejor me dedicara a otra cosa, pero creo que uno tiene que dedicarse a lo que le apasiona, aunque sin romantizar la profesión del periodismo, lo de dar todo sin recibir nada. Tiene que haber una forma de conciliar el trabajo y la vida personal. Independientemente de lo difícil que sea y añadiendo la desafección total con muchos medios de comunicación, porque algunos no están haciendo el trabajo que deberían, el periodismo tiene que cumplir unos principios éticos fundamentales que se apliquen tanto si estás haciendo periodismo en TikTok como en el New York Times. Si crees en esos valores, tienes esa inquietud y lo sientes, no veo ninguna razón para que no lo intentes. Eso sí, si lo que te interesa es ser "influencer", lo mismo tienes que buscarte otra carrera, porque el periodismo es una cosa diferente, no tiene que ver con el entretenimiento o con la generación de contenidos, es algo totalmente distinto.