Lobada en San Martín de Tábara y a la puerta de casa

El lobo mata 12 ovejas de una explotación de raza castellana

El doble vallado de dos metros no fue un obstáculo para el cánido

La desesperación de una ganadera zamorana ante un ataque de lobos: "Ay mi linda, pobrecica..."

LOZ

Prácticamente en el casco urbano, al lado de la casa de los ganaderos. Una lobada en San Martín de Tábara se ha saldado con 12 ovejas muertas de una explotación extensiva de raza castellana. La titular, María José Carbajo, y su marido, Maxi Lorenzo, recibían esta mañana del miércoles la peor de las noticias.

El doble vallado de dos metros que protegía al rebaño no ha impedido la entrada del lobo, que buscó hueco escarbando la tierra y atacó al ganado hasta dar muerte a doce animales para desesperación de los ganaderos que con tanto celo y mimo cuidaban de la explotación.

Reguero de ovejas muertas por el ataque del lobo en San Martín de Tábara

Reguero de ovejas muertas por el ataque del lobo en San Martín de Tábara / Cedida

"Mi pobre Linda" lamentaba María José Carbajo cuando se enfrentó al reguero de cadáveres esparcidos por la parcela, situada casi en el mismo pueblo, en la carretera hacia Ferreruela. La ganadera identificaba a cada uno de los animales y pudo reconocerlos en el doloroso recorrido. "¿Hay derecho a esto?" se cuestionaba desesperado Maxi Lorenzo.

"Hemos tomado medidas con el doble cercado, no tenemos perros porque, según están las cosas, para qué queremos más problemas. Nos hemos quedado a vivir en el pueblo, queremos estar aquí, toda la familia censada, para que te encuentres con esto. No hay derecho".

Oveja matada por el lobo en San Martín de Tábara

Oveja matada por el lobo en San Martín de Tábara / Cedida

Más allá del quebranto económico, que también, los ganaderos inciden en el impacto personal, el dolor por la muerte de unos animales "criados con todo el cariño. Esto la sociedad no lo valora". Lamenta Maxi Lorenzo que las administraciones "defiendan más a la fauna salvaje que a los ganaderos. Nosotros protegemos a nuestro ganado, pues que hagan ellos lo mismo con el lobo, el ciervo o el jabalí. Por qué tengo yo que defenderme de ellos. Si quieren lobo que se hagan cargo, pero que no nos amarguen a los ganaderos. No tengo por qué cuidar lo que no es mío. Así de fácil".

Este matrimonio que ha apostado por el pueblo, manteniendo la actividad ganadera de sus padres, se revuelve contra los "discursos vacíos" en defensa de los pueblos y lo rural. "Terminan por echarnos" sentencia Maxi Lorenzo.

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