La nueva vida del Puente Pino de Zamora

El viaducto que une las comarcas de Aliste y Sayago estrena facha y color tras más de un año de renovaciones para paliar la corrosión

El Puente Pino o Puente de Requejo tras el repintado. | Ana Burrieza

El Puente Pino o Puente de Requejo tras el repintado. | Ana Burrieza / Irene Barahona

Los vecinos de Pino del Oro extrañan el nuevo aspecto que el conocido como Puente Pino –Puente de Requejo bajo la denominación oficial– luce desde Semana Santa, cuando la histórica estructura que une las comarcas de Aliste y Sayago abría de nuevo sus puertas al tránsito después de un año de reformas.

Única pieza zamorana incluida en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial, el Puente Pino ha pasado los últimos 15 meses bajo trabajos de repintado para atajar la corrosión que empezaba a asomar en esta estructura de 90 metros de longitud sobre el cauce del río Duero y de 120 metros en el arco de luz. Para poner a punto a este gigante con más de cien años a sus espaldas los trabajos de restauración han sido minuciosos, y durante meses, la estampa ha incorporado docenas de andamios para hacer posible que el Puente Pino luzca la que es su cuarta renovación desde que se creara. El paso de tiempo ha hecho necesario no solo imprimar una nueva protección anticorrosiva de la estructura, así como tareas de limpieza de drenaje y del sistema de apoyo. La corrosión del Puente Pino se habría localizado en puntos concretos a lo largo de la estructura, especialmente bajo tablero y en algunos montantes.

Una vecina cruza la estructura, cuyo firme también ha sido renovado. | A. B.

Una vecina cruza la estructura, cuyo firme también ha sido renovado. | A. B. / Irene Barahona

El antiguo color aluminio ha sido sustituido por un brillante gris, en el que algunos vecinos, incluso, aprecian tonalidades verdes por lo destelleante del nuevo policromado. «La gente se extraña», cuenta Pablo Domínguez, uno de los vecinos del pueblo que explica que algunos ven «feo» el nuevo color, aunque en su opinión el puente está «bien chulo» tras la reforma: «Pero claro, la gente aún no se ha acostumbrado», dice sobre la nueva apariencia del viaducto con la que tan solo han convivido unas semanas frente a los cien años de aluminio en sus recuerdos.

El lavado de cara que ha experimentado el Puente de Requejo es solo una de las intervenciones que se han aplicado durante los últimos meses: la estructura ha recibido desde un previo con agua a presión, el sellado de huecos y fisuras; el refuerzo de elementos, como vigas, barras o barandillas; la regularización de la superficie de todas las aceras de hormigón o la mejora del drenaje de la plataforma con la reposición de las juntas y el tubo de recogida de aguas.

Todas estas mejoras han ocupado los trabajos del último año, en los que se ha invertido 1,1 millones de euros y en las que se ha contado incluso con la participación de un dron, aparato que ha permitido identificar una serie de daños en la estructura, pero que afortunadamente no ponían en riesgo la seguridad estructural.

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