Los jabalíes arrasan huertos y jardines en el centro de Santiago de la Requejada

Los animales campan a sus anchas por el casco urbano ante la desesperación de los vecinos que sufren los daños "día sí y día no"

Una vecina señala el lugar por donde entran los animales.

Una vecina señala el lugar por donde entran los animales. / A. S.

Los vecinos de Santiago de la Requejada denuncian los reiterados daños de los jabalíes, que campean a sus anchas dentro el casco urbano del pueblo. Los animales irrumpen día sí y día no para levantar los cultivos de los huertos o el césped de los jardines para desesperación de los vecinos.

Vecino mostrando los destrozos de su finca. | A. S.

Vecino mostrando los destrozos de su finca. | A. S. / Araceli Saavedra

Las fincas del paraje de Los Garcías, junto a las casas de la calle Caño, sufren el acoso de los jabalíes "día sí y día no". Moisés Lorenzo Cobreros y el matrimonio Eulogio Castro Monterrubio y María Isabel Calvo Sánchez sufren en sus fincas la irrupción de la fauna que ha levantado estas últimas noches las cebollas, las judías, los repollos y hasta los calabacines.

Los vecinos viendo los daños realizados por los jabalíes. | A. S.

Los vecinos viendo los daños realizados por los jabalíes. | A. S. / Araceli Saavedra

Este año "está siendo peor" porque no los frena ni los cercados ni los vallados, de hecho en la finca de "Los Garcías" entran, sospechan, por la tapia de piedra por donde se puede ver el rastro. "Cada segundo día entran" dicen los afectados que cada vez que se riega vienen y aran todo buscando comida bajo tierra. Las cebollas, los repollos, las judías, hasta el perejil de los huertos domésticos para el consumo de casa no quedan a salvo de esta fauna.

Una semana entera se estuvieron metiendo al césped de la finca de Moisés, quien retiraba carretillos de cerezas –otro de los frutos a los que se lanzan en piara- fuera para no tentar a la piara. Y allí donde las depositaba un día –hasta tres carretillos volcó- a la mañana siguiente no habían dejado nada. Otra finca cerrada en el paraje del "Jeijo" tampoco se libra de la voracidad y el olfato de los jabalíes. Eulogio y María Isabel cultivan para casas de todo y el vallado "lo rompen". A los jabalíes se suman al convite ciervos, corzos y hasta liebres. Uno de los perros apreció un día con una liebre, como cuenta María Isabel.

Las familias con niños que están de vacaciones reconocen que de noche hay que tener cuidado con los jabalíes porque pueden ser peligrosos, hay noches "que se oyen excavar debajo de casa, desde la ventana".

Las fincas colindantes a las casas, aunque fuera del casco urbano, no son las únicas afectadas. Los animales entran a los huertos del centro del pueblo, como en las huertas de Las Pesqueras rodeadas de tapial por delante y malla por detrás de los huertos. Severiano Sanpedro es uno de los que ha visto arrancadas las habas y las cebollas. Son huertos pequeños para uso propio que se riegan y es precisamente cuando la tierra está húmeda que sirve de llamada para el jabalí.

Las fincas de La Ferrera, junto a la travesía principal del casco urbano, tampoco se han salvado del hambre de la piara. En el huerto de una de las vecinas han entrado cuatro veces y tres de ellas se han liado a levantar el "verdel", el césped que crece, por donde discurre la "güiría" el agua de riego. "Lo dejan arado" reconoce la afectada, quien señala las huellas y los lugares por los que entra levantando el vallado, reforzado y anclado con postes de madera.

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