Redescubre el monasterio de Moreruela

Las últimas excavaciones revelan nuevos datos sobre el monumento cisterciense que se darán a conocer en una jornada de puertas abiertas

Pabellón de los novicios, zona que ha sido objeto de las útimas excavaciones y trabajos de estabilización. | Junta

Pabellón de los novicios, zona que ha sido objeto de las útimas excavaciones y trabajos de estabilización. | Junta / A. B.

A. B.

El Monasterio de Santa María de Moreruela abrirá sus puertas en septiembre para dar a conocer la intervención que se está llevando a cabo en las ruinas cistercienses por parte de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León. Los trabajos tienen como objetivo la estabilización y excavación del pabellón de los novicios.

El propio equipo que ha aborado la investigación arqueológica y dirigido la obra explicará de primera mano todas las novedades y particularidades de la intervención durante las jornadas de puertas abiertas que se han programado para el próximo mes.

El presupuesto de los trabajos supera el medio millón de euros, con cargo a los Fondos Next Generation. La intervención consiste en el desescombro del edificio de novicios y de su entorno, documentación y estabilización las estructuras en él existentes hasta su próxima adecuación.

Montasterio de Santa María de Moreruela. | Junta

Montasterio de Santa María de Moreruela. | Junta / A. B.

Los restos del pabellón de novicios se ubican en la zona más oriental del monasterio, y hasta ahora no se había intervenido allí. Se trata de una parte del monasterio de la que quedan a la vista únicamente los muros estructurales. Se construyó a principios del siglo XVII y albergaba el dormitorio de novicios y calefactor, en la planta superior, y paneras, cuadras y hierbera en la planta baja. En los extremos este y oeste se ubican el llamado cuarto de carreteros y los muros de la sacristía nueva, respectivamente.

El ámbito de la intervención se concreta en el edificio de novicios, última obra de envergadura realizada en el recinto monástico, así como en el denominado cuarto de carreteros. Antes de la obra, sólo se reconocía una ruina en la que, sobre el nivel de derrumbes, se elevaban restos de los cuatro muros que delimitaban las tres crujías de las que consta.

El alcance de la intervención se concreta en la limpieza de vegetación; intervención arqueológica en el interior de la crujía sur y central, en las zonas más elevadas de los derrumbes a fin de comprobar si existen espacios cubiertos de planta baja del edificio; vaciado de los niveles de derrumbes; apuntalamiento de huecos (cruces de San Andrés, cimbras…); cosido de grietas en varios puntos, especialmente en muros sur y norte del cuarto de carros (previo a estabilizar de la bóveda); consolidación de las coronaciones de los muros; cosido de la cornisa y de sillares en vuelo (balcones) de la fachada sur; atirantamiento con estructura metálica y apeos con cimbras en las zonas marcadas en planos; y protección superficial de los posibles solados que puedan aparecer en planta baja del edificio.

La complejidad de la obra ha radicado en la coordinación de la excavación arqueológica integral y consolidación de estructuras, no sólo en la aplicación del método de estudio, sino también en la conexión y viabilidad de los trabajos propios de obra, desescombro y estabilizació.

Además de diferentes niveles de derrumbes esperados, con estructuras de cubiertas, bóvedas de gran interés, se han localizado subdivisiones de espacios en la crujía sur absolutamente inesperados, niveles de solados superpuestos y accesos habilitados y amortizados en diferentes fases. Se ha recuperado la circulación en la misma cota entre las dos crujías meridionales y se ha descubierto una escalera de acceso insospechada en la fachada sur, así como otros elementos funcionales desconocidos. Todo el conjunto precisa ahora de un análisis y estudio detallado, para comprender la evolución de la construcción y la funcionalidad de los espacios localizados.

Historia de un monumento

El monasterio de Santa María de Moreruela, está situado dentro de la finca particular La Guadaña, enclavada en el término municipal de Granja de Moreruela de la provincia de Zamora.

Es uno de los monumentos más significativos de la arquitectura cisterciense peninsular, así como uno de los más poderosos e influyentes del Císter hispano cuyos dominios llegaron hasta las tierras portuguesas de Bragança. La expulsión de los monjes por la Desamortización en 1835 y su paso a manos privadas, dándole un uso agropecuario, supuso su rápida ruina, a la que colaboró el constante desmantelamiento de sus partes más singulares.

Fue declarado Monumento Histórico Artístico el 3 de junio de 1931. Se declara bien de utilidad pública a efectos de expropiación forzosa según Real Decreto 1122/81 de 6 de marzo, en cumplimiento de lo preceptuado en el Artículo 18 de la Ley de Expropiación Forzosa de 16 de diciembre de 1954. La culminación del proceso de expropiación se produjo en el año 1994, fecha a partir de la cual el conjunto, perfectamente delimitado, es propiedad de la Junta de Castilla y León. Desde entonces se han llevado a cabo diversos trabajos para la recuperación del monumento y su puesta en valor por importe de 2,6 millones de euros.

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