Sucesos en Zamora

Un año de cárcel por ir con la pareja a un hotel de Zamora a pesar de la orden de alejamiento

El juez accede a dejar en libertad al acusado y le prohíbe cometer el mismo delito en 5 años

Un paraguas con el lema «Se acabó» en la Plaza Mayor el 25N.

Un paraguas con el lema «Se acabó» en la Plaza Mayor el 25N. / Ana Burrieza

La Policía Nacional de Zamora le detuvo en un hotel donde pernoctaba hacia las 20.00 horas con la pareja que le había denunciado por violencia de género 13 días antes y respecto de la que tenía una orden de alejamiento hasta que se juzgara el caso ocurrido el 8 de agosto de 2022.

El incumplimiento de la medida judicial se ha traducido en la condena del zamorano, de iniciales J.R.S., a dos años de alejamiento y un año de prisión que no cumplirá porque el juez ha accedido a suspender la pena de cárcel parar imponerle la condición de que no vuelva a cometer un delito en cinco años, y no en dos como suele ser habitual. Esta decisión implica que no podrá acercarse ni comunicarse con la mujer en ese tiempo, ya que volvería a cometer otro delito de quebrantamiento y sería el tercero.

Los antecedentes penales que tiene no se le pueden computar para aplicarle la agravante de reincidencia, lo que dificultaba el ingreso en prisión a la espera de que sea juzgado por el delito de maltrato.

La medida de alejamiento que el zamorano se saltó estipulaba que el investigado no podría acercarse a menos de 500 metros a la denunciante ni comunicarse con ella por ningún medio ni por terceras personas, mismas condiciones que deberá mantener en adelante si no quiere terminar en Topas sí o sí, indican las mismas fuentes. El hombre, en un intento de eludir la acción de la policía, evitó acudir a la vivienda en la que residía quien era su pareja, quien le acababa de denunciar.

Buscó un hotel ubicado a las afueras de la capital, en la salida de la autovía de Zamora a Benavente, para pasar la noche con la denunciante. La argucia no impidió que la Policía Nacional localizara a la pareja y procediera a detener por tercera vez al hombre, conocido entre los agentes por tener antecedentes penales por otros delitos anteriores.

Este sería su segundo arresto por desoír las medidas del Juzgado de Violencia de Género. El investigado está a la espera de que se celebre el juicio en el Juzgado de lo Penal sobre el delito de maltrato que le imputa la presunta víctima y que está todavía investigándose.

La espiral de dependencia que teje el maltratador para amarrar a su víctima resulta muy difícil de romper por parte de las mujeres que sufren violencia machista, anuladas y aisladas por completo de su familia y de amistades de forma deliberada por el hombre que la ejerce.

A este aislamiento que permite manejar a su antojo a la mujer, sin una red social que le permita romper ese cerco, el violento machista suma su habilidad para ir socavando la autoestima de su pareja hasta que ella misma es incapaz de percibirse como persona, con capacidad para decidir sobre sí misma y su vida.

La voluntad de la mujer se anula por completo y el hombre controla todos los aspectos de la relación y del día a día de la mujer, que termina, por lo general, encerrada en la casa y bajo el mando total del hombre, que suele quitarle teléfono, dinero e, incluso, las llaves de la casa que comparten.

Las víctimas pueden pedir ayuda en el teléfono gratuito 016, las llamadas no dejan rastro

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