Avícola Galocha emplea a 170 empleados y afronta inversiones, para aumentar su producción casi un 50% en 2024

La compañía zamorana ha contado con el respaldo financiero de Iberaval en la compra de maquinaria, innovación e impulso de instalaciones

Fernando y Maite Galocha, propietarios de la Avícola.

Fernando y Maite Galocha, propietarios de la Avícola. / Cedida.

A.E.

Una empresa, con más de 80 años, que en 2015 apenas contaba con veinticinco trabajadores y ahora suma 170 empleados y factura casi diez veces más de lo que lo hacía entonces. Hablamos de: Avícola Galocha, ubicada en el polígono de San Cristóbal de Entreviñas, y dedicada a producir y conservar carne de ave; un caso de éxito, que en la última década ha vivido un giro de 360 grados. Y es que así lo explica su directora financiera y socia -junto a su hermano Fernando-, Maite Galocha: “veníamos de años muy duros, porque la crisis de 2007 nos había dado de lleno, éramos muy pequeños como empresa familiar, y ya se sabe que el pez grande siempre quiere comerse al chico”.

 Para hacer frente a una situación muy complicada, cuando se encontraban casi abocados al cierre, encontraron un cliente estratégico: Audens, compañía catalana que acababa de implantarse en la provincia, y dedicada a la distribución alimentaria. Su acuerdo comercial consistiría, a partir de ese momento, en que la firma zamorana aportaría productos a comercializar por la marca de Granollers.

 Avícola Galocha no disponía, en aquel momento, de capacidad de crédito, ni de liquidez, y acudió a la sociedad de garantía Iberaval, presentando un proyecto junto a Audens, quien avalaba su planteamiento para reflotar la compañía, lo que inyectó una financiación vital para superar los obstáculos del momento y propiciar un renacimiento de la empresa, digno de llevar a las aulas de las universidades. 

Entre las actividades de Avícola Galocha están el sacrificio y despiece de aves, pero también el comercio al por mayor de carnes, huevos y caza y la venta de productos y platos precocinados que se encuentran en lineales de casi toda España.

Negocio de integración

A todo ello hay que sumar la integración avícola, ya que Avícola Galocha cuenta con contratos con 35 granjeros que crían pollos, con unas exigencias previstas por contrato. “Ellos ponen instalaciones y trabajo, nosotros el pollito de un día, les damos la alimentación, los servicios veterinarios que vigilan la sanidad y salud, y al final del ciclo, dependiendo del responsable de la integración -el veterinario de la empresa valida la calidad de la cría- hay que sacarlos, y le pagamos por kilos de carne y la eficiencia conseguida”, detalla Maite Galocha. Ese es el principio del ciclo; a partir de ahí, el animal llega a la planta de la Avícola y se procede al sacrificio, que es automático, aunque intervienen en el proceso 28 trabajadores. “De allí se extraen muslos, pechugas, alas, lo que se logra a partir de máquinas para cuya adquisición contamos con el apoyo de Iberaval”, explica Galocha.

Trabajadores de la planta de Galocha en el Polígono de San Cristóbal de Entreviñas.

Trabajadores de la planta de Galocha en el Polígono de San Cristóbal de Entreviñas. / Cedida.

Además, también añade que, “hay un proceso muy manual, clave, referido a conseguir una seguridad alimentaria excepcional”, que tiene que ver con que ese producto a granel que venden a Audens o a otras salas de despiece, y debe salir de sus naves en las mejores condiciones para el consumo humano. “Cuando hablamos de seguridad alimentaria hablamos de calidad en la conservación, de evitar objetos extraños en el producto”, detalla. De manera que, en una de las salas de Avícola Galocha, hasta 60 personas revisan cada día, que no haya plumas en el producto, o que no se incluyan en los envases pequeños huesecillos o ternillas. Lo que se traduce por; vigilancia total.

El contexto económico influye

En cuanto al complejo contexto económico que vive la empresa, Galaocha es rotunda: “Nos afecta el tipo de interés, nos afecta la incertidumbre y la legislación”. Además, pone el foco en una cuestión de actualidad: “el bienestar animal se tiene mucho en cuenta en Avícola Galocha, aun así, para nosotros es una incertidumbre, porque no sabemos a dónde va a llegar en lo que se refiere a legislación”, incide.

 Sobre los planes de futuro de Avícola Galocha, su directora financiera avanza que, en 2024, afrontarán junto con Iberaval inversiones de entre 3 y 4 millones de euros para aumentar la producción de la planta. “En este momento, estamos en el 95-100% de nuestra capacidad de producción y sacrificamos 27.000 pollos diarios, pero necesitamos surtir a nuestros clientes, que tienen cada vez más requerimientos. Las previsiones para el año que viene las hemos situado alrededor de 40.000 unidades para atender esa demanda”, detalla.

Iberaval en Zamora

En lo que va de año -hasta el 30 de septiembre-, Iberaval ha formalizado en Zamora 342 financiaciones a empresas por 26,8 millones de euros. En la mayoría de los casos, en este momento, en torno al 80 por ciento de los expedientes, se dirigen a atender las necesidades de circulante de las empresas.

El director de Iberaval en Zamora, César Jiménez, señala que, “es cierto que en los últimos meses hemos detectado unas mayores dificultades en el acceso al crédito tradicional por parte de las empresas, a lo que se suman variables que inciden en la toma de decisiones”, si bien, afirma que “nuestra SGR aporta soluciones casi a la medida para las pymes zamoranas”.

Delegación de Iberaval en Zamora, que dirige César Jiménez.

Delegación de Iberaval en Zamora, que dirige César Jiménez. / Cedida.

Por sectores, Iberaval ha respaldado mayoritariamente en la provincia de Zamora a los servicios (30 por ciento), la construcción (27 por ciento), el comercio (19 por ciento) y la industria (15 por ciento). El grueso de iniciativas que han contado con apoyo financiero de la sociedad de garantía, que es líder en España, han sido pequeñas empresas, con hasta diez empleados.

 Iberaval dispone de líneas que bonifican préstamos junto al Instituto para la Competitividad Empresarial (ICE) de Castilla y León, y que costea dicho organismo dependiente de la Consejería de Economía y Hacienda, con el que, además, congestiona sendos instrumentos financieros de I+D y Crecimiento, financiados con fondos FEDER de la Unión Europea.