Un obispo zamorano relevante en Roma

El canónigo José Ángel Rivera de las Heras desgrana en la figura del prelado Diego Meléndez Valdés, que promovió obras artísticas en la seo zamorana y en la urbe italiana

Público asistente y el historiador del Arte, José Ángel Rivera de las Heras, durante su charla. | Ana Burrieza

Público asistente y el historiador del Arte, José Ángel Rivera de las Heras, durante su charla. | Ana Burrieza / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Un eclesiástico zamorano destacado en Roma y promotor de obras artísticas tanto en esa ciudad como en la Diócesis de Zamora, de la que fue prelado no residente entre 1494 y 1506, fue el obispo Diego Meléndez Valdés.

Hijo de Rodrigo Valdés, guarda de Juan II y falconero mayor de Enrique IV, procurador en Cortes por Zamora en el año 1449, y de Mariana de Porres y Sotomayor, Diego era el segundo de los tres hijos del matrimonio.

El zamorano estudió en Salamanca y marchó a Roma. Allí lo mandaron los Reyes Católicos “para que realizarse distintos encargos, entre ellos el papa proveyese a fray Hernando de Talavera”, prior del monasterio jerónimo del Prado (Valladolid) y confesor real como obispo de Salamanca. Sin embargo, el Santo Padre nombró “al zamorano obispo de Salamanca lo que provocó una sonora desavenencia entre la corona y el papado”, explica el historiador del Arte y canónigo de la Catedral de Zamora, José Ángel Rivera las Heras, con motivo de una charla sobre la figura de este obispo en torno a 1500, enmarcada dentro del ciclo de conferencias divulgativas impulsadas desde el Cabildo.

El enfrentamiento hizo que los soberanos le condenaran al ostracismo, pues que “en sus reinos nunca tendría ni oficio ni beneficio, por lo que el resto de sus días residió en la ciudad de Roma”, donde “tuvo mucha presencia” e incluso llegó a ser abreviador apostólico y posteriormente mayordomo del Palacio Pontifico por el papa Alejandro VI.

Diego Meléndez Valdés en el año 1493 fue nombrado obispo de Astorga, sede que no llegó a ocupar, pasando, al año siguiente, a ser designado obispo de Zamora, aunque nunca durante su pontificado residiera en ella, una práctica bastante frecuente en esa época.

En Roma debió de tener una presencia destacada dentro de la curia, ya que participó en misas relevantes, en consistorios y en eventos diplomáticos entre 1497 y 1505, alude José Ángel Rivera de las Heras.

En la capital italiana mandó construir una capilla dedicada a San Ildefonso en la iglesia de Santiago de los Españoles, donde hizo también la cantoría, entre 1500 y 1502, y su sepulcro, atribuido a Andrea Bregno, un escultor relevante, mientras que el tímpano corresponde al escultor italiano Mino da Fiesole, puntualiza el experto en Arte.

Meléndez Valdés, fallecido en el año 1506, fue enterrado en la iglesia de Santiago de los Españoles y su sepulcro, que “es una auténtica maravilla se conserva en el patio de la residencia de la iglesia de Nacional Española” de Santa María de Monserrat, puntualiza el sacerdote zamorano.

Siendo responsable de la Diócesis de Zamora impulsó la modificación de la iglesia de San Ildefonso, al mandarla transformar en un templo de una sola nave, tal y como es ahora, y también ordenó voltear las bóvedas alrededor de 1496, describe Rivera de las Heras quien ha publicado un artículo sobre este personaje en la revista italiana “Anthologica Annua”.

En la Catedral de Zamora, que tenía una cabecera triabsidal, impulsó “la construcción de una nueva mucho más amplia, entre 1496 y 1501, que es la que conocemos hoy”, precisa el estudioso que ahonda en que “el no promovió directamente la obra, sino que como no estaba en Zamora las rentas que tenía que percibir no se las mandaban a Roma, debido a la oposición de los Reyes Católicos, por lo que el dinero quedaba para el Cabildo que sufragaba esas obras donde situó el escudo del obispo”.

Rejería del coro de la catedral

Rejería del coro de la catedral / ANA BURRIEZA

Durante su pontificado también se efectúo en el primer templo diocesano el recinto coral y el trascoro, entre 1496 y 1503, así como las rejas de la capilla mayor y la del coro sin olvidar la sillería del coro, entre los ejercicios de 1503 y de 1506.

El ciclo de conferencias divulgativas sobre el patrimonio artístico que atesora el primer templo diocesano prosigue el último viernes de enero con una charla, donde el que el experto en patrimonio ahondará en la capilla de Santiago, una de las que perviven del claustro medieval que se recuperó la anterior década y actualmente acoge una sala de arte pétreo.