Opinión

Por el tren Ruta de la Plata

Una concentración para pedir la reapertura del tren Ruta de la Plata, en Zamora. | Jose Luis Fernández

Una concentración para pedir la reapertura del tren Ruta de la Plata, en Zamora. | Jose Luis Fernández / Carlos Gil AndrésC. G. A.

Hace ya tiempo que se quedó parado y en silencio el tren. Muda se quedó la vida entre flores que hoy la visten y óxidos férreos que la acuchillan. Atrás quedaron viejos paisajes desolados y habitados de soledad. Estaciones de arquitectura modélica en ruinas. Parajes vírgenes de miradas y paisajes de dehesas, encinares y robles pastando entre sombras. El conformismo de estas tierras se hizo cómplice necesario para acrecentar su olvido allá por los años ochenta.

Fue mi tren; mi primer tren desde el que descubrí onomatopeyas y versos entresacados de los espejos del aire. Sensaciones nuevas entre ecos desconocidos para un niño de pueblo. En él vine y fui muchas veces de Benavente a Zamora, y viceversa. Desde sus ventanales fui descubriendo los paisajes ricos de esta tierra nuestra, y coleccionando miradas que aún guardo en la retina de mis ojos ya cansados.

La globalización se lo llevó a escondidas del pueblo llano, para pintarlo de olvido. Las grandes multinacionales, la mina, fueron perdiendo interés por sus servicios. El pueblo llano calló; ni siquiera tuvo agallas para amarrarse con fuerza al último vagón de cola que pudiera redimirlos de tanto olvido de tierra. Era "El Oeste"; donde muere la tierra para hacerse humilde y sencilla. Ahí, perdido entre espinas y zarzales, quedó el camino viejo del hierro, y los paisajes de agricultura de minifundio y subsistencia. Todo se quedó quieto y hasta el silencio fue abandonando los pueblos que atravesaba, Ya no quedaba casi nadie Se habían ido todos con destino: "A la estación de los sueños".

Todo cambió con su ausencia, con aquella estación "a ninguna parte"; a los confines de la incertidumbre. Se fueron quedando sin manos la mina y la tierra; y sin viajeros el tren. Olvidando, con ello, todo el bagaje cultural que por esa via transitó: palabras y abrazos; mercancías, pulpo seco y bacalao; música; sueños... Vagones cargados de esperanza que hermanaba pueblos de olvido; rincones de flores por los caminos del hierro.

Ruta que fue de esperanza a lo largo de muchos años; de hermanamiento y vecindad entre Gijón y Sevilla. Puerta para abrir rincones maltratados al mundo y castigados por la historia; por servir de reducto de caza a un dictador.

Proxima estación: Sábado 25 de mayo. Lugar: Plaza Mayor de Zamora, a la hora del ángelus. ¡Disculpadme, no podré estar! Delego mi voz en cada uno de los presentes. ¡Fue mi tren! Ya lo he dicho y lo recalco. El que me permitió arar en mi ignorancia en barbecho.

Volver a conectar La Ruta de la Plata en tren no es quimera; es justicia social, y necesario para la vertebración de estas tierras tan sólo útiles en tiempos de voto. Es abrir las puertas a la modernidad; a ese futuro robado. Es reivindicar una España más sostenible, y facilitar el transito entre territorios distantes y no muy distintos,

El día 25 de Mayo, ¡todos a una!

Benjamín Charro Morán

Suscríbete para seguir leyendo