Opinión | Buena jera

Mala noticia: baja el paro

Nada han dicho hasta ahora PP y Vox de los buenos datos del desempleo en marzo

Feijóo y Abascal

Feijóo y Abascal

Les supongo enterados de los recientes datos del paro y de las afiliaciones a la Seguridad Social durante el mes de marzo. Bastantes medios de comunicación los han recogido con profusión de detalles y valoraciones, otros, no tanto. Han sido buenos y, por consiguiente, les chafaban su visión ultra negativa de la realidad española y les cercenaban la posibilidad de continuar arreando estopa al Gobierno por ese camino. Así que, chitón, de Economía y Empleo no se habla hasta que las cifras sean malas; o mejor dicho, pésimas. Da la impresión de que ésta es también la directriz que se han marcado los líderes de PP y Vox y que están siguiendo a rajatabla sus mesnadas tengan el cargo que tengan. Feijóo y Abascal permanecen mudos en este terreno. Hablan a menudo de todo, pero no del paro. ¿Qué les habríamos oído si los datos hubiesen sido negativos? A ellos y a todos sus consejeros, secretarios, jefes de Gabinete, directores generales, presidentes de Diputación, alcaldes, concejales, subdelegados y así hasta el último militante con un micrófono cerca. Ya saben: España se hunde, Pedro Sánchez nos lleva por el camino de Venezuela, se acentúa la miseria, se destruye todo lo habido y por haber; solo nos queda rezar y, claro, que gobierne, y cuanto antes, Alberto Núñez Feijóo en solitario o en coalición. ¡Qué pena que la realidad les esté machacando ese catastrofismo de andar por casa!

Han pasado cinco días desde que salieron los datos del paro en marzo y aun no sabemos qué piensan Feijóo y Abascal de ellos y de la marcha de la Economía española

Escuché hace días unas declaraciones del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que me dejaron ojiplático. Aseguró que, en los tres meses que lleva en el cargo, la oposición no le ha hecho ni una sola pregunta sobre economía y eso que se ha sometido, como es su obligación, al control en el Congreso y en el Senado. ¿Por qué, se preguntarán ustedes, si la derecha siempre ha tenido la economía como uno de sus estandartes y preocupaciones y ha presumido de que gestiona mejor que nadie como bien demostró el milagroso Rodrigo Rato? Me huelo que es porque la Economía (con mayúscula) española va bien o, al menos, no tan mal como aventuraban los agoreros y sus mariachis. Así que se silencia lo relativo a esas dos áreas, Economía y Empleo, que es justo lo que, según las encuestas, más parece preocupar a los ciudadanos. Y uno se pregunta si la única preocupación de la oposición actual es llegar como sea a La Moncloa sin importarle, de verdad, lo demás. Me gustaría contestar que Feijóo y los suyos buscan, asimismo, el bienestar de la gente, el avance de la nación, un porvenir más halagüeño, pero…

Y me acuerdo de la reprimenda que le lanzó Cristóbal Montoro a una diputada de Coalición Canaria que apoyó, en plena crisis, una medida del gobierno de Zapatero: «Deje que se caiga España que ya la levantaremos nosotros», le dijo en el Congreso quien luego sería ministro y lo que es levantar, levantó poco. La historia se repite. Ahora la vía es no reconocer ningún mérito al Ejecutivo central y tratar de aprovechar otras facetas y circunstancias para erosionar. La labor de la oposición es oponerse, criticar al Gobierno, exponer sus defectos. Pero también lo es presentar alternativas, proponer un programa distinto, elaborar planes concretos y no reducir toda su estrategia en un «quítate tú que me pongo yo, que lo haré mucho mejor».

De modo que han pasado cinco días desde que salieron los datos del paro en marzo y aun no sabemos qué piensan Feijóo y Abascal de ellos y de la marcha de la Economía española. Por el contrario, en Europa alaban esas cifras aunque llamen la atención sobre la deuda. Por ahí podrían entrar PP y Vox, pero tampoco han explorado esa vía. Quizás teman que puedan darle una baza al Gobierno para que se hable de asuntos tan nimios como los casi 21 millones de afiliados a la Seguridad Social, una cifra histórica y positiva. Claro que lo positivo no encaja en la estrategia (o únicamente táctica) de un Feijóo demasiado obsesionado con alcanzar el Poder.

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