Opinión

¡Por España!

Cerca del 70% de los españoles rechazamos la amnistía porque la consideramos una injusticia

Carles Puigdemont, durante un acto independentista celebrado en Perpinyà el 29 de febrero.

Carles Puigdemont, durante un acto independentista celebrado en Perpinyà el 29 de febrero.

En los últimos tiempos, y así llevamos ya demasiados años -desde que Sánchez se hizo con el poder- muchos "políticos" de los que nos representan en las más altas instituciones del Estado -Congreso y Senado- están perdiendo el juicio y hasta la razón.

Y digo que están perdiendo el juicio y la razón porque, viendo como son los más antiespañoles los que se están llevando el gato al agua, no son capaces de reaccionar y dejar de actuar al dictado del jefe, para empezar a hacerlo en conciencia y pensando en lo que opinan los votantes que les pusieron donde están.

Según las encuestas, cerca del 70% de los españoles rechazamos la ley de amnistía porque la consideramos una injusticia, además de un privilegio que se sirve en bandeja a los que, no lo olvidemos, hace apenas siete años quisieron romper el país. Y si a ello le unimos que se pretende aprobar como moneda de cambio para que quien preside el Gobierno pueda seguir haciéndolo, ya me dirán ustedes quienes serían los principales agraciados por tal amnistía. Se lo digo yo: Sánchez y Puigdemont; es decir, los más de lo más… El calificativo pónganlo ustedes, porque a mí ya se me han desgastado los que suelo utilizar cuando me refiero a esos "señores".

Aunque hasta ahora la disciplina de voto ha sido la norma (el voto a favor de las reformas del código penal fue un escándalo), algo habrá que hacer para evitar que la ley que según todos los indicios puede estar a punto de aprobarse definitivamente, se apruebe. Si se aprobara, marcará un antes y un después en el devenir de una democracia que, por el desmesurado afán de poder de un psicópata narcisista, se está resquebrajando.

Buena parte de los diputados del PSOE no deben olvidar que están donde están porque han sido votados por muchos españoles que hoy no respaldan las políticas de Pedro Sánchez, y mucho menos sus mercadeos con los independentistas

Sin olvidarnos de la corrupción que, ya se está descubriendo, formó parte del quehacer diario de varios socialistas con mando en plaza durante los peores momentos de la pandemia (Salvador Illa, José Luis Ábalos, Francina Armengol, Ángel Víctor Torres, Fernando Grande Marlaska…), la que se nos puede venir encima, caso de que la dichosa ley llegue a salir adelante, supondrá que los que quieren romper el país serán –por desgracia ya lo están siendo– quienes marquen el destino del resto de españoles los próximos años; lo que no deberíamos tolerar.

Por eso, y aunque pueda ser "predicar en el desierto" (lo tengo que decir), pido a los socialistas de pro y a los pro socialistas que tanto y tan bien se han manifestado ya al respecto (me refiero a: Felipe González, Alfonso Guerra, Nicolás Redondo, Cándido Méndez, Pedro Bofill, Ignacio Varela, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Juan Luís Cebrián, Javier Cercas, Andrés Trapiello, Félix de Azua, Emiliano García Page, Javier Lambán y muchísimos más…), que hagan cuanto esté en sus manos para hacer entrar en razón a los afiliados del PSOE que, en parte gracias a sus votos, ocupan asiento en el Congreso, para que se abstengan a la hora de votar definitivamente la precitada ley. El argumento a emplear no puede ser más sencillo. Solo tienen que hacerles entender lo que deben hacer por el bien de España y de todos los españoles que veríamos con buenos ojos que la tan injusta como inconveniente ley no fuese aprobada.

Buena parte de los diputados del PSOE no deben olvidar que están donde están porque han sido votados por muchos españoles que hoy no respaldan las políticas de Pedro Sánchez, y mucho menos sus mercadeos con los independentistas. Sí una mínima parte de ellos, haciendo valer su derecho y su deber de representar a quienes les otorgaron su confianza, votara en conciencia y se abstuviera, sería un certero aviso para Puigdemont y los suyos de que en este país mandamos los que defendemos la unidad de España y la igualdad de todos los españoles, y no ellos, que son la antítesis de todo lo español.

Aunque me temo lo peor, conservo algunas esperanzas en que la ley de amnistía vuelva a ser rechazada.

¡Ojalá!

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