Opinión | El espejo de tinta

...cuando quieren decir sexo

España vuelve a ser tan "different" como presumía de serlo en el tardofranquismo

Una mujer sujeta un cartel durante una concentración en la calle de Ferraz en apoyo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sede del PSOE, a 27 de abril de 2024, en Madrid (España).

Una mujer sujeta un cartel durante una concentración en la calle de Ferraz en apoyo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sede del PSOE, a 27 de abril de 2024, en Madrid (España). / Jesús Hellín - Europa Press

La revista The Economist ha bautizado a Sánchez tras el vodevil de la carta como "Drama King" (rey del drama). Es solo uno más de los calificativos, ninguno en positivo, que la prensa internacional ha dedicado al asunto. Apenas nos elevamos por encima del espeso ramaje del enfrentamiento político e ideológico patrio, España vuelve a ser tan "different" como presumía de serlo en el tardofranquismo. Lo que se contempla es una acción infantil, ridícula. La pataleta del niño caprichoso al que ya echaron los suyos por pasarse la democracia por el forro de sus antojos. El que oculto detrás de un cortinón metía los votos a puñados en la urna fumándose un puro con la voluntad de sus compañeros de partido. La actitud dictatorial de quien no separa a "su persona" del cargo que solo temporalmente ocupa. Quien utiliza sin medida ni control lo que es público y no propio.

Al rey del drama más le ofende que le pidan explicaciones que le incordia tener que darlas. Esto no va de Begoña y su posible -aún no producida- imputación por corrupción. Esto va de Narciso, soberbio, admirándose en el agua. No lo incomoden periodistas ni jueces que como la ninfa Eco le traigan el recuerdo de los principios democráticos y del Estado de derecho.

Prefiere la adulación de los siervos que se arrastran allá a lo lejos, a los pies de su magnanimidad como gusanos de los que desprenderse con un leve pisotón. Quienes lo ensalzan, lo aplauden, al que recitan poemas en asonante que por indigencia de formación y capacidades empiezan y terminan siempre en "Pedro quédate y quiérenos", para no ser disonantes con el resto. Vengan aplausos de ellos a ellos mismos y a su Narciso ausente. Qué espectáculo: Si se queda que vea cómo de profundo es mi enamoramiento; si se va, que quien venga detrás vea cuán vehemente puedo llegar a ser y me mantenga en el púlpito y en el sueldo. Patética romería de devotos para los que el martes, o el día que toque, será un dios o negarán conocerlo según de qué lado caiga la moneda. ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

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