Opinión | Zamoreando

¿Qué beneficios?

Cada independentista es un comisario político a la manera catalana

El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont.

El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont. / EFE

Me estoy acordando de don Rodrigo Quesada, personaje encarnado por el actor Paco Martínez Soria, en la famosa película "Don Erre que Erre", pues bien, cada día que pasa el presidente del Gobierno de España se parece más al conocido personaje, famoso en su barrio por sus ideas fijas. Pedro Sánchez tiene las suyas. Al igual que don Rodrigo, don Pedro insiste una y otra vez en los "beneficios" de la amnistía. Yo, que soy optimista por naturaleza, no se los veo por ninguna parte. Y mire que lo intento. No hay forma.

Si fuera verdad, yo sería la primera en apoyar, en defender, en dejarme la piel por la tan traída y llevada amnistía. Lamentablemente, estamos ante una falsedad, ante una mentira, hablando en plata, a sabiendas de lo que el independentismo prepara ya, con la aquiescencia del Gobierno de España por no decir directamente que con la aprobación de Sánchez. ¿Cómo es posible que el presidente se descuelgue diciendo que la futura ley de amnistía hará "más fuerte" a la democracia en España cuando todos vemos y sabemos que la democracia está bajo mínimos? ¿Están todos ciegos en el Gobierno? Porque, claro, en el país de los ciegos el tuerto es el rey y ese papel lo están jugando ERC y por supuesto Junts. El independentismo va a lo suyo y quiere borrar del mapa los delitos cometidos en los días de la infamia independentista que, lejos de borrar, hay que recordar para que no vuelvan a repetirse.

Hay que recordar, no con ánimo revanchista, pero sí mediante los hechos, los atropellos cometidos durante aquel tiempo de incertidumbre, protestas y tensión. Preludio de todos los disturbios que vendrían después. Todo lo ocurrido a partir del 1-O no se puede borrar de un plumazo. Si la actitud del independentismo fuera otra, cabría la esperanza, pero es que después de conseguir la amnistía, vendrá todo lo demás, entendiendo por tal el referéndum, entre otras viejas reivindicaciones independentistas.

El insaciable independentismo catalán está dejando claro desde el principio que no les basta con la amnistía. Además del perdón generalizado, son muchas más las peticiones, dinero incluido. Nadie duda a estas alturas que la consulta de autodeterminación está en la hoja de ruta de Puigdemont. No han hecho más que empezar con su larga lista de peticiones. Sánchez no está haciendo otra cosa que concederles casi todo lo que piden. Solo alguna que otra pequeña reticencia para disimular.

No puede existir ni "beneficio" alguno, ni la "concordia" de la que permanentemente blasona Sánchez, cuando, en Cataluña, se sigue persiguiendo a los castellanoparlantes, se sigue obligando a rotular en catalán en todos los establecimientos y prefieren hablar en cualquier idioma, por raro que sea, antes que hacerlo en castellano. Además, cada independentista es un comisario político a la manera catalana, Siempre hay alguien con ganas de denunciar a los que osen contravenir las órdenes concernientes a la lengua, en la enseñanza, en la sanidad, en el comercio, en la vida pública y privada. El gran hermano independentista vigila sin descanso.

Resulta muy difícil tratar de digerir el falso e interesado optimismo del presidente del Gobierno. Analizando las cosas con objetividad y sentido común, ante la realidad tozuda marcada por los hechos, hablar de los “beneficios” de la amnistía es una quimera.

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