Depay y el VAR llevan al Atlético a semifinales de la Copa del Rey

A nadie le importa la Copa del Rey hasta que la ve tan cerca que puede tocarla. Hay cierto pudor a decir abiertamente que es una prioridad. Como si LaLiga fuera lo políticamente correcto. La nómina de la que no hay que salirse, porque es vivir por encima de las posibildades de cada uno. Por suerte, en unos cuartos de final ya no existen los complejos. El Atlético se los quitó para acceder a las semifinales con un gol de Memphis Depay (1-0) en la segunda parte tras un partido trabajado en el que Griezmann falló un penalti. Pitó otra pena máxima en el descuento Gil Manzano, pero fue al VAR y se desdijo de su primera decisión.

El Sevilla no pudo dedicarle el pase a los tres aficionados que fallecieron, precisamente, cuando se dirigían a Madrid para ver un encuentro donde el equipo hispalense no pudo aliviar las penas de la Liga. Buscó sin éxito el mismo efecto que la campaña pasada le dio el triunfo en la Europa League.

El Atlético fue mejor, pero tardó prácticamente todo el partido en encontrar la llave de la victoria. Simeone la encontró en el banquillo, del que salieron Depay y Correa para llevar al Metropolitano al éxtasis. Ni el Real Madrid ni el Barcelona, e incluso el Girona -los tres primeros de la Liga- estarán en un camino allanado hacia La Cartuja.

Un inicio de partido cerrado

Para Quique Sánchez Flores el partido no debería haberse jugado. Fue claro en la previa: "Lo único importante son las familias de nuestros aficionados que se han dejado la vida. Va a ser muy difícil centrarse cuando tenemos víctimas en la carretera". Pero el 'show' nunca para, porque el calendario y el negocio se imponen a todo lo demás. No obstante, la angustia del minuto de silencio, donde existió el horror al vacío, le dio al Sevilla la fuerza igualadora que se manifiesta en los partidos de Copa.

Salió el cuadro hispalense con una defensa de cinco y Nyland en la portería. Por su parte, Simeone le dio la titualridad a Nahuel y a Saúl por delante de Barrios y Llorente. Ambos equipos practicaron un intenso ejercicio de contención. El Sevilla se olvidó de las pesadillas de Liga para mostrar una aguerrida presión que incomodó al 'Cholo'. Le duró la chaqueta puesta un segundo. Su equipo perdió demasiados duelos al inicio de la primera mitad.

El Sevilla parecía dispuesto a cubrir sus carencias, como son las de no poseer un hombre que sepa deshacerse de rivales en la conducción. Tampoco se planteaba salir desde atrás con el balón jugado y confiaba en los buenos saques largos de Nyland. La mejor argumentación ofensiva del Atlético salía de la combinación entre Samu Lino y Saúl. El '8' rojiblanco encontraba todos los caminos por dentro mientras el carrilero se escapaba por banda.

El penalti fallado por Griezmann

Sin embargo, la jugada que pudo desequilibrar el partido nació en la banda contraria, donde Nahuel forzó un penalti al ser derribado por Marcao. Una pena máxima de las que duelen, porque el central brasileño dejó la pierna descolgada. A veces uno se pregunta si existe una entidad superior que regula el destino de los partidos. Si realmente hay un ente rector, consideró que el Sevilla no se merecía encajar antes de la media hora de juego.

Griezmann cogió el balón para seguir engordando su cuenta como máximo goleador histórico del Atlético. Apuntó con la mirada, pero resbaló con estrépito. Mandó el cuero al indeterminado espacio donde habitan las penas máximas falladas. Juntas componen un sabor desagradable con el que se fue el equipo rojiblanco al descanso. Porque a pesar de que el Sevilla atraviesa uno de sus peores momentos deportivos recientes, es un club al que nunca dar por muerto en las competiciones eliminatorias.

Siendo inferior sin pelota, el vigente campeón de la Europa League -condición que no podrá defender esta temporada- había conseguido el propósito principal: que el partido y las sensaciones durasen, como mínimo, 45 más. La impetuosa hinchada rojiblanca no estaba tan segura tras el impacto que provoca ver al mejor de tus hombres fallar una ocasión tan clara como la que brindan los penaltis.

Los cambios ganadores del 'Cholo' Simeone

Los partidos así se deciden por detalles. Vaya tópico, ¿verdad? Pero es que los detalles no son un regalo invisible. O un ramo de flores de oferta en el hipermercado. Son lujos como el que se quiso agasajar Griezmann con un remate imposible a medio camino entre una chilena y una vaselina. Llamada a genialidad que terminó comunicando pese a las buenas -o malas, según se mire- intenciones.

El francés estaba emperrado en que su partido no quedase marcado por el sonrojante resbalón. A la hora de juego cazó un balón caído de Morata para definir a las mil maravillas. Pero lo hizo en posición ilegal. Cuando parecía que la idea pasaba por insistir en la genialidad del francés, Simeone cambió de rumbo. Retiró al Antoine y a Morata para dar entrada a Correa y Memphis. Antes, Marcao había lanzado la única advertencia visitante.

Lo que iba a pasar a continuación iba a depender completamente del Cholo, que también puso en marcha su 'plan B' introduciendo a Llorente y Barrios. El Atlético cerraba mejor las jugadas y en la primera que tuvo Depay vio puerta. Otra vez en fuera de juego. El ábaco rojiblanco se cargaba de ocasiones. Más tópicos: ¿el que perdona acaba pagando? Rakitic se quería encargar de ello. Su entrada refrescó las ideas del Sevilla.

Hasta que el fútbol le dio la razón a Simeone. Correa silenció los cantos de Arabia Saudí con una internada revolucionaria y sirvió el gol a Memphis. El técnico argentino había acertado de pleno. De su probeta había nacido una combinación ganadora. Cuando el Metropolitano ya celebraba el pase, Barrios cometió una entrada, como en tiempo ya cumplido, que Gil Manzano entendió como penalti. El VAR intercedió para salvar al Atlético.