Balonmano | División de Honor Plata

El Balonmano Zamora cierra un año para el olvido y una década para el recuerdo

El cuadro pistacho cae a Primera Nacional fruto de su irregularidad y un horroroso inicio de temporada

Los jugadores del Balonmano Zamora, desconsolados tras descender.

Los jugadores del Balonmano Zamora, desconsolados tras descender. / Área 11

Tras diez años y algunos pocos días, el Balonmano Zamora regresa a la Primera Nacional. Una categoría en la que estuvo durante varias temporadas antes de poder dar el salto al balonmano profesional, de lograr situarse entre los 32 mejores conjuntos del país e, incluso, competir en la élite nacional en dos ocasiones. Un trayecto por las alturas que ayer tocó a su fin tras la conclusión de una temporada para el olvido de los "Guerreros de Viriato". Una campaña llena de dificultades e imprevistos pero, también, la confirmación del descenso en el nivel competitivo de un conjunto que nunca pudo volver a ser el de antes de la pandemia.

El COVID-19 alcanzó al Balonmano Zamora en pleno proceso de reconstrucción. Un cambio, con constantes salidas de jugadores talentosos, al que no benefició la llegada de un nuevo sistema liguero. Con todo, el plantel zamorano luchó por mantener su hueco en División de Honor Plata, cada temporada con más apuros, hasta que en el presente curso 2022-2023 las dificultades desbordaron al equipo.

Un arranque sin puntos

Siendo la segunda campaña de Iván López como técnico y contando con un grupo compacto con pocas incorporaciones, se esperaba que el Balonmano Zamora Enamorarindiera a buen nivel. De hecho, en pretemporada las sensaciones habían sido positivas pese a que dos hombres claves como Joaco Aravena y Nacho López estaban de baja por lesiones graves. Sin embargo, fue arrancar la temporada y todo se vino abajo.

El cuadro pistacho arrancó encajando una goleada impensable en Zarautz y, acto seguido, no pudo ganar en el Manuel Camba al Base Oviedo de Margareto. El golpe, tremendo, se agrandó en Alcobendas y el equipo entró en una espiral de derrotas que se alargó demasiado tiempo. Iván López trató sin éxito de encontrar soluciones pero, desesperado, acabó tomando la decisión de salir del Balonmano Zamora que, por primera vez en su historia, se quedaba sin entrenador a mitad de temporada. Un hecho histórico que se producía después de otra complicación de calado mayor, la lesión de Jortos en Copa del Rey que le dejaba fuera de combate.

Cambio en el banquillo

Sergio Navarro cumplió en su partido como "interino" y rompió la racha con una ajustada victoria ante BM Ikasa pero el timón pistacho no sería para él. El club recurriría a Fran González para intentar revertir la tendencia y buscar una salvación que ya se antojaba difícil.

El nuevo técnico dejó notar su impronta de forma inmediata y el equipo dio un paso en el apartado físico pero, por desgracia, no abandonó la irregularidad de encuentros anteriores. Los zamoranos sumaron seis puntos en los siguientes nueve encuentros en los que más que buscar eludir el grupo por el descenso trataron de acumular el máximo de victorias posibles de cara a la segunda fase. Un tramo al que llegó ya sin Joaco Aravena, ausente desde el inicio, y Nacho López, que regresó a pista pero no logró convencer al cuerpo técnico. Dos bajas que se contrarrestaron con la vuelta de Anderson Silva y, después, con la llegada de Claudio.

Mejoría insuficiente

En la zona baja de la tabla, el Balonmano Zamora Enamora estaba obligado a firmar una segunda fase casi perfecta para salvarse. Un reto que asumió y que cerca estuvo de lograr pese a no rendir nunca al nivel que se esperaba. Desafío que encaró, eso sí, acercándose más a ese espíritu colectivo y luchador que le encumbró diez años antes, con el que el club se hizo un nombre. Ese carácter que había ido perdiendo a través de despedidas y retiradas en temporadas anteriores.

Con el agua al cuello, por fin se vio a ese equipo capaz de batallar ante cualquiera. Ese habitual en las alturas de División de Honor Plata, que no se intimidaba ni ante un equipo de Asobal. Pero, la situación era tan dramática ya que el mínimo fallo condenaba al descenso y así fue. De la forma más cruel, un simple error puso el desenlace a una campaña para el olvido, el fin a una década inolvidable para los pistacho. Ahora, tocará reinventarse.

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