El Ayuntamiento de Zamora pleiteará por la finca del Centro de Interpretación del Duero

El Consistorio no pudo registrar el terreno comprado para el espacio cívico de San Frontis al aparecer a nombre de una tercera persona

Vivenda del Camino Pastelero adquirida por el Ayuntamiento. | Jose Luis Fernández

Vivenda del Camino Pastelero adquirida por el Ayuntamiento. | Jose Luis Fernández / Susana Arizaga

El Ayuntamiento de Zamora tendrá que demostrar en los tribunales que es el titular de la parcela de unos 5.000 metros cuadrados que adquirió en 2022 junto con la casa labriega situada en el Camino Pastelero, en la avenida del Nazareno de San Frontis, para llevar a cabo el centro de interpretación del Duero. El pleito está más que servido después de que la institución local no pudiera inscribirse como su titular en el Registro de la Propiedad Urbana, ya que el terreno conlindante a la vivienda figura a nombre de una tercera persona.

De modo que, el Consistorio tendrá que emprender acciones judiciales en vía civil o contenciosa para reclamar la titularidad de ese terreno y demostrar ante un juez que la anotación castral es errónea, ya que la propiedad corresponde a la capital tras la operación de compra venta que data de hace más de un año, según fuentes consultadas.

Esta incidencia legal implicará un retraso en la recuperación de este espacio verde que en su día formó parte de las tierras de cultivo de la vega del río Duero, de gran riqueza y cuyo valor paisajístico y como bien patrimonial debía haberse conservado como muestra de esa Zamora agrícola que permitió sobrevivir en San Frontis y alimentar a la ciudadanía de otros barrios de la capital. El concejal de Turismo, Christoph Strieder, ha sido el impulsor de la recuperación de esta zona para preservarla y como exponente de ese peso económico y social que tuvieron las huertas ribereñas del Duero, de las que quedan solo dos en activo en la avenida del Nazareno e inmediaciones.

Este proyecto municipal se inscribe en la propuesta que el Ayuntamiento está elaborando para presentar la candidatura a Paisaje Cultural de la ciudad de Zamora y su río Duero ante a la Unesco, una calificación que contribuirá a su impulso turístico. Esta construcción, actualmente en ruinas, con cuya restauración por el Ayuntamiento, se incluye en el proyecto como ejemplo de la actividad económica que dio su carácter agrícola y ganadera a la capital del Duero, concentredo fundamentalmente en los barrios de San Frontis y de Olivares, entorno "imprescindible" para conocer la idiosincrasia de la ciudad y su historia más rural.

A la izquierda, casa y finca donde irá el centro de interpretación del Duero.

A la izquierda, casa y finca donde irá el centro de interpretación del Duero. / Susana Arizaga

Material tradicional para recuperar el complejo agrícola

Los trabajos de rehabilitación permitirán dotar a San Frontis y a la ciudad para la promoción turística de un espacio sociocultural en el que los visitantes podrán observar cómo se estructuraba una casa labriega tradicional de la capital, así como las distintas construcciones que servían para desarrollar las labores de campo y el cuidado del ganado para su explotación en Zamora. El Gobierno municipal de IU ya expuso en su día que se crearía "un pequeño centro de interpretación con sala de exposición y aula taller", Este planteamiento permite que la edificación conserve las características que vinculaban a la actividad económica del sector primario con el paisaje de vega y ribereño.

El pequeño complejo agrícola del Camino Pastelero tiene una parte de la zona trasera de la edificación derruida por la total falta de mantenimiento por su último propietario en las últimas décadas, especialmente en el último lustro. Llegó a servir a alguna persona sin hogar como refugio durante algún tiempo, al tratarse de una vivienda abandonada casi por completo.

La recuperación de estas edificaciones surgió tras el estudio de campo para convertir a Zamora en Paisaje Cultural gracias al potencial de su río Duero, sus riberas, la arquitectura hidráulica que creció en el siglo XV y XVI en torno a sus aguas, las aceñas, y se mantuvo en activo hasta finales de los años 70 del siglo XX. Junto a esa riqueza patrimonial, se pretende dar cuenta de las actividades económicas nacidas en torno a este piélago zamorano que es el Duero, como la pesca y la agricultura.

Las obras de restauración que prevé el Ayuntamiento tratarán de ser lo más fieles al diseño inicial, por lo que la demolición de las partes peor conservadas se recuperarán con el uso de sistemas tradicionales de albañilería, con fábricas de adobes, bloques de cáñamo, madera laminada o barro cocido.

La rehabilitación contempla la conservación de "la alberca, el pozo, la noria y la torre de ladrillo para el transformador" que permitía funcionar a la pequeña noria que usaba el agricultor. El objetivo de este proyecto no es otro que "preservar los valores patrimoniales y medioambientales", indicó Strieder, una iniciativa que el Consistorio confiaba poder retomar en este mismo año y que, ahora, podría verse frenadada por el conflicto registral.

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El barrio de San Frontis creció al albor de la llegada de zamoranos que huían de sus municipios de origen, situados en comarcas donde la supervivencia se hacía mucho más dura que al pie del río Duero, cuyas márgenes permitieron establecer cultivos hortelanos, con productos que sus dueños podían vender en el centro de la capital o en sus propias explotaciones.

El asentamiento de estas familias dedicadas a la agricultura fue poblando las inmediaciones de convento de San Jerónimo con casas de planta baja situadas en los terrenos que iban ocupando los agricultores, algunos de ellos con ganadería también, aunque es en la parte alta de esa vega del Duero donde se construyen más viviendas de este tipo dotadas con amplios corrales para criar animales domésticos y para resguardar sus cabañas.

Los nuevos pobladores de San Frontis, que también se extendieron al barrio de Olivares, tenían un mercado asegurado en la ciudad, en los negocios de hostelería y comerciosde alimentación a los que abastecían de hortalizas y frutas. Todavía hoy se pueden encontrar en las fincas abandonadas almendros, manzanos, perales o higueras, resquicios de aquellas huertas que explotaron los emigrantes de la provincia.

De esa época data la casa de adobe que ha comprado el Ayuntamiento para crear un espacio para el ocio y la cultura, historia de este barrio de la capital, en cuyo alto se construyó el Monasterio de San Jerónimo, hoy en ruinas, una de las joyas nacionales del Renacimiento tan solo comparable con la Catedral de Zamora en cuanto a su riqueza arquitectónica y su magnitud, según los expertos, comenzó a levantarse en el año1.535 por la Orden Jerónima, tras colocar un año antes la primera piedra el III Conde de Alba y Aliste.

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