Entrevista | Nicolás Gómez Vega Ingeniero aeroespacial e investigador en el Instituto de Tecnología de Massachusetts

"La aeronave en la que trabajo puede tener una labor de vigilancia militar"

"El sistema de propulsión que investigo en el Instituto de Tecnología de Massachusetts no generará contaminación ni ambiental ni acústica"

Nicolás Gómez Vega, el día de su graduación en la Universidad americana en la que estudió

Nicolás Gómez Vega, el día de su graduación en la Universidad americana en la que estudió / Cedida

A sus 26 años, el zamorano Nicolás Gómez Vega se ha formado en los mejores colegios y en las mejores universidades de Madrid e Inglaterra antes de desembarcar en Boston y en la mejor universidad del mundo, el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, EE UU), donde ha finalizado recientemente su doctorado en Ingeniería Aeroespacial. Su pasión por explorar en su campo profesional le ha atado como investigador postdoctoral al gigante americano para desarrollar un proyecto financiado por la NASA. El objetivo es llegar a lograr una aeronave con un sistema de propulsión que no contamine ni acústica ni medioambientalmente y que sea capaz de realizar viajes de cierta distancia para entregar paquetería. Y, ¿por qué no?, en un futuro, realizar trayectos más largos, dotado con una cámara para la vigilancia militar, por ejemplo. Apegado a su tierra, Zamora, sus vacaciones más esperadas tienen un claro destino, su lugar de referencia: Villarrín de Campos.

–Salió de Zamora siendo un adolescente, ¿cuál fue ese primer destino estudiantil?

–Estudié el bachillerato Internacional en Madrid para pasar después al cursar el grado en Ingeniería Aeroespacial en el Imperial College de London. Solicité plaza en esta universidad y la logré por mérito y por recomendaciones de profesores. Te exigen un mínimo de nota en bachillerato, yo logré una superior.

–¿Cómo pasa de esa sexta mejor universidad del mundo para terminar en otro centro para elegidos?

–En el tercer año de grado, hice un intercambio con el Instituto de Tecnología de Massachusetts por un periodo de tres meses, pero se prolongó la estancia porque elaboré un artículo científico en base a investigaciones que había realizado en verano que obtuvo mucho éxito sobre la propulsión electroaerodinámica, que es una forma de propulsión para aeronaves que no tiene partes móviles y facilita que sea un sistema casi silencioso.

–¿Qué novedad aporta este trabajo, puede ser útil para la vida cotidiana?

–Sí, se trata de un este sistema con aplicaciones atmosféricas que estamos estudiando para utilizarlo en la entrega de paquetería. Se trata de una aeronave que traslada los artículos, los pedidos a la dirección que se le indique. Este sistema se conoce desde los años 30 del siglo pasado, pero resurgió el interés en este campo a primeros del 2000. El equipo de investigación en el que estoy integrado comenzó en 2010 a trabajar en esta materia, y yo me uní en 2019.

–Esa función se está haciendo ya con drones, ¿mejoraría esa posibilidad de transporte?

–Esta aeronave vendría a sustituir a los drones en lo que a esa función de entrega se refiere, aunque las aplicaciones que hemos estudiado hasta ahora se limitan a paquetes pequeños. La fuerza que se logra con el sistema de propulsión en el que estoy trabajando junto a otros investigadores es suficiente para que circule una aeronave, es decir, para propulsar un avión pequeño no tripulado. Pero aún queda por desarrollar para que se materialice esa posibilidad.

–Dado que es un sistema limpio de transporte, que no perturba la atmósfera al ser electrónico y no desprender gases; y no provoca contaminación acústica al no provocar ruido, ¿podría ser una alternativa a los aviones que conocemos de viajeros y mercancías?

–Ahora mismo no es posible utilizarlo para aviación general porque para cumplir esa función se precisa una fuerza muy grande y con este proyecto o esta investigaciónhemos medido fuerzas que son más pequeñas.

"El proyecto podrá tener una aplicación para la vigilancia del entorno urbano y de los animales"

–¿Qué resulta más novedoso de esta investigación en la que participa y que inició ya en su doctorado?

–Los más novedoso de esta es la parte que profundiza en dar con los mecanismos que impidan que la aeronave genere algún ruido. Esto es así porque uno de los mayores obstáculos de la movilidad aérea es el ruido que genera, que en este caso no existe porque funciona con baterías, de ahí viene la potencia, esto permite que no genere ningún estruendo, al carecer de motores. Se trata de un sistema muy distinto al de cualquier otro de propulsión demostrado en la atmósfera y, al ser una tecnología tan novedosa, se convierte en una materia por investigar aún a fondo. Si logramos perfeccionarlo para su uso, sería muy práctico por lo que respecta la falta de contaminación acústica, como ya he dicho, ni de combustión, ni de CO2.

"España no está tan lejos de EE UU en la investigación aeroespacial"

–¿Se trata de un proyecto complejo?

-La investigación es complicada porque hacen falta miles de voltios para producir el sistema de propulsión y hay que tener mucho cuidado para evitar que puedan darse accidentes. Y, al abarcar un campo mutidisciplinario, es preciso tener conocimientos de electromagnetismo, aerodinámica y mecánica estructural.

–Además de la distribución de mercancías de un tamaño y peso destacados, ¿esta aeronave podría cumplir otras funciones?

–Sí, como la vigilancia. Puede fabricarse un avión al que se le dote de una cámara y que sirva para vigilar animales, el entorno urbano o para funciones de vigilancia militar.

Nicolás Gómez Vega junto a la aeronave con la que realiza su investigación.

Nicolás Gómez Vega junto a la aeronave con la que realiza su investigación. / Cedida

–¿Cómo se financia este trabajo y cuál es el objetivo a alcanzar de forma más inmediata?

–Estamos financiados por la NASA. El objetivo de este proyecto es construir una aeronave no tripulada con cinco o seis metros de un ala a otra, que lleve una cámara, carga útil, la mercancía, y que pueda permanecer en el aire 10 minutos, ese es el objetivo inmediato.

–¿Tienen un objetivo más a largo plazo?

–Sí, que el aparato pueda cargar paquetería y pueda cubrir distancias más largas. En estos momentos, nuestro diseño puede recorrer hasta 5 kilómetros. Nuestra intención es perfeccionarlo para que pueda tener misiones más ambiciosas en un futuro.

–¿A cuánto asciende el presupuesto?

–Son 600.000 dólares para todo el equipo que estamos trabajando en el proyecto: el supervisor del mismo, el profesor de la Universidad Steven Barrett; dos estudiantes de postgrado y dos investigadores postdoctorales, lo que soy yo. Estamos ya en la segunda fase del proyecto, la primera se desarrolló de marzo a diciembre de 2022 y esta segunda la iniciamos en mayo de este 2023 y se prolongará hasta 2025.

–¿El sistema de propulsión puede aplicarse a la automoción?

–Para vehículos que transitan en tierra, no servirá probablemente, pero sí para pequeñas embarcaciones, de recreo, del estilo de barcas de pesca, pero esto es algo que no hemos estudiado.

"Lo más novedoso de esta aeronave sobre la que investigamos es el funcionamiento con baterías que la convierte en un medio de transporte silencioso"

–¿Le interesó siempre la ciencia?

–Sí, soy de ciencias puras, desde pequeño me interesaban.

–¿Le viene la vocación de familia?

–Bueno, en la familia, no tengo a nadie que haya estudiado ingeniería o ciencias. Lo más parecido al campo de la ciencia es mi tío Gonzalo Mezquita Casado, que estudio medicina (reconocido ginecólogo zamorano) y su hijo, Gonzalo que también estudió medicina; además de otro primo que optó igualmente por ser médico.

El joven ingeniero aeroespacial zamorano junto al

El joven ingeniero aeroespacial zamorano junto al / Cedida

–¿Qué le llevó a decantarse por esta disciplina?

–Estudié Ingeniería porque siempre me han interesado las materias técnicas, matemáticas y física, pero quería hacer algo que tuviera aplicaciones útiles en el muno real. Y siempre me interesó mucho cómo vuelan los aviones y la Ingeniería Aeroespacial es la materia que más se acercaba a eso que me tanto me gustaba de pequeño. Estoy muy contento con la elección que he hecho.

–Se ha decantado por la investigación, una vocación que le mantendrá lejos de su país quizás durante toda su vida profesional.

–España está muy lejos de EE UU en investigación, pero el campo aeroespacial, no tanto. Está Airbus, una empresa muy importante, y muchas universidades y empresas más pequeñas que realizan una destacada labor de investigación e innovación. La calidad de vida es mucho mejor en España, aunque los sueldos no son tan altos como en Estados Unidos.

–¿Se ve haciendo maletas para regresar a España pronto?

–Llevo cuatro años en EE UU y estuve otros cuatro en Londres. Volver a España corto y medio plazo no creo que sea posible. A Inglaterra o a Europa central puede ser porque quiero ser profesor en universidades, la docencia ligada a la investigación es lo que me gusta, por eso será muy difícil que vuelva a España. Tal vez, pueda instalarme en Suiza, en Países Bajos o en Francia.

"La aeronave puede tener una aplicación de control de seguridad del entorno urbano y de animales"

–¿Las universidades españolas no son atractivas, están muy lejos de las europeas?

–Las universidades de esos países tienen más medios para formar a los alumnos en Ingeniería. En la que yo he estudiado, por ejemplo, existen varios túneles de viento que están disposición de los estudiantes siempre porque hay suficiente número para ello. Esa infraestructura es muy importante para los experimentos aerodinámicos. Cualquier alumno puede ir a usar el túnel y realizar las mediciones que quiera.

–¿No es demasiado sacrificado este mundo de la investigación para un joven?, podría estar trabajando ya en una empresa con su currículum.

–Es un camino duro, una elección bastante sacrificada, la investigación comporta muchas horas de estudio y trabajo, además no está tan bien remunerado como el trabajo en una empresa privada.

–Y el reconocimiento económico no se corresponde con esa dedicación casi plena al proyecto que se tiene entre manos.

–En las universidades de todos los países, los doctorados no están bien pagados, aunque requieren mucho trabajo. Yo he estado de investigador toda mi carrera profesional, desde 2019.

"La NASA nos financia para construir una aeronave no tripulada de 5 o 6 metros e un ala a otra, cámara y de carga útil"

–La sociedad tiene una imagen del investigador como una persona con pocas habilidades para socializar, enterrado en el laboratorio o entre fórmulas, ¿es un estereotipo o concuerda con la realidad?

–Hay de todo, ese estereotipo, a veces, es cierto. Yo intento ser sociable, salir con amigos, pero hay compañeros que no lo son tanto.

–¿Logra desconectar de su trabajo en su tiempo libre o uno siempre está dándole vueltas en busca de esa pieza que encaje?

–Muchas veces sigo pensando sobre mi investigación cuando estoy en casa. Requiere ser un experto en la materia, en mi caso, tienes que leer mucho, artículos científicos y emplear tiempo en formación, incluso, de otros campos porque la ingeniería es muy interdisciplinaria y tienes que saber de todos los campos que la rozan. Tienes una base sólida cuando sales de la universidad, pero siempre se puede aprender más. Es una formación constante para saber lo que se está haciendo en el mundo y estar siempre a la vanguardia de la investigación.

"Villarrín de Campos es mi casa, mi pueblo, ahí están mis recuerdos maravillosos, mi familia, mis amigos, la libertad, allí socializo, paso todas mis vacaciones"

–A pesar de el tiempo es oro en su profesión, Zamora está muy presente en su vida, ¿echa de menos su tierra?

–Mi familia paterna es de Zamora, mi padre de Villarrín de Campos. Mis abuelos, mis primos y mis tíos, la mayor parte de la familia paterna, vive en Villarrín o en Zamora capital. Me encanta ir y estar allí, a pesar de que me fui muy pronto a estudiar fuera, a Madrid, primero y, con 18 años, a Inglaterra.

–Hace ocho años que vive fuera de España, ¿volver a Villarrín es siempre una buena opción?

–Todos los veranos y vacaciones las paso en Villarrín, incluso, a día de hoy, cuando vuelvo de Estados Unidos, paso la mayor parte del tiempo en mi pueblo porque es ahí donde tengo a mi familia y conozco a gente. En enero, en Navidad..., Este domingo estaré allí para pasar dos semanas.

–Viene de una gran ciudad como Boston, ha vivido en Inglaterra, en Madrid, ¿por qué ese vínculo tan fuerte con esta pequeña localidad de la Zamora vaciada?

–Ahí están mis recuerdos maravillosos. En Madrid, estaba solo mientras había clases, las vacaciones las pasaba siempre en Villarrín, en mi pueblo hacía mi vida social, básicamente, lo tengo mucho cariño. Allí están mis amigos, la libertad que te da estar en el pueblo, en un sitio seguro, la comida, el vínculo familiar... Socialmente siempre he estado más vinculado a Zamora que ha Madrid. En Villarrín, me siento en casa.

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