Un padrastro se enfrenta a 22 años por agresión sexual a una niña de 14 años en Zamora

El acusado niega los hechos en la Audiencia Provincial y el fiscal pide una sentencia ejemplar

El acusado, sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zamora

El acusado, sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zamora / L.O.Z.

Fiscalía y acusación particular piden penas de hasta 22 años de prisión por sendos delitos continuados de agresión sexual al padrastro de una menor, una niña de 14 años de edad a la que presuntamente le lamía con ánimo libidinoso varias partes del cuerpo, además de besarle, introducir su pene en la boca masturbarse en su presencia.

Los hechos, denunciados en febrero de 2021 se vendrían produciendo desde al menos tres años antes. La familia, la hija y la madre con la pareja de ésta se trasladaron a vivir a una pequeña localidad de Zamora desde la provincia de Alicante.

El padrastro, F.G.A.R. realizó tocamientos a la que entonces era su hijastra, además de lamerle el pecho y la zona púbica, besarle en la boca e incluso introducirle el pene en la boca, pese a la oposición de la chica, además de masturbarse en su presencia.

La joven contó lo que ocurría en su casa a sus amigas y estas a su vez a la orientadora del centro educativo donde estudiaba la joven y a partir de ahí se interpuso la oportuna denuncia ante la Guardia Civil.

Visto para sentencia

Este miércoles se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Zamora el juicio contra el acusado de dos delitos de agresión sexual por estos hechos. El fiscal y el abogado de la acusación piden para el padrastro penas de 14 años por un delito continuado de agresión sexual (por los abusos) y otro de ocho por otro delito continuado de agresión sexual (por la violación, al introducir en pene en la boca de la chica).

La acusación se adhirió a las tesis del fiscal, que armó un durísimo alegato contra el acusado y pidió al tribunal que las penas no se quedaran en su tramo mínimo, sino en su tramo alto como mejor forma de lucha contra la lacra de la violencia de género. A su juicio el testimonio de la menor es totalmente creíble, además de quedar corroborado tanto por las amigas como por la orientadora y básicamente se mantiene inalterado en los hechos principales, aunque haya variaciones debido al tiempo transcurrido y la necesidad de olvidar un doloroso trance en su trayectoria vital.

Los informes del Instituto de Medicina Legal corroboran que la versión de la víctima es totalmente creíble, y además el relato está reforzado por dos vídeos de redes sociales en los que se ve al acusado besando en la boca a su hijasta y colocado detrás de ella antes de posar sus partes íntimas en la cabeza.

Por tanto, no hay duda del delito continuado de agresión sexual del tipo abusos sexuales por los lametones, besos en la boca, tocamientos o las “pajas” que el padre se hacía en presencia de la menor. Considera también fuera de toda duda que introdujo el pene en la boca de la chica, lo que apunta al delito de agresión sexual del tipo violación. Admite que puede haber más dudas con respecto a algún otro episodio de penetración o de otras felaciones, pero en todo caso solicita la pena máxima, porque está convencido de que la versión de la chica es cierta.

Añade que el miedo al agresor o a lo que pudiera pensar la madre, que desconocía lo que estaba ocurriendo fueron frenos a la hora de denunciar lo que estaba ocurriendo. La madre, de hecho, se separó del acusado tras conocer lo que contaba su hija.

"Soy inocente"

El acusado negó todos los hechos  y se proclamó una persona incapaz de cometer tales atrocidades, apoyándose para ello en el informe de un perito que le consideró muy alejado del patrón de las personas que cometen este tipo de hechos.

El abogado defensor puso sobre la mesa las contradicciones del relato de la víctima y el de sus amigas que “quitan o añaden capítulos según les conviene”.

Señaló, asimismo, la falta de concreción de la acusación, que después de muchas insinuaciones, se queda en el día en que supuestamente el acusado abordó a la pequeña en el sofá a la hora de la siesta, le estuvo tocando e introdujo en pene en la boca. “Cuando se pregunta a la víctima si el pene estaba erecto dice que no se acuerda”, indicó, aspecto éste que sería fundamental para hablar de un delito de agresión sexual (violación). Y tampoco le cuadra que la madre, que estaba en casa, no se enterara de nada. Además, tras los presuntos hechos, los tres merendaron y vieron la tele juntos "como si no hubiera pasado nada"

La defensa destacó el carácter voluble de la víctima, sus arrebatos y la falta de control cuando se le llevaba la contraria y estableció una causa para que actuara como lo ha hecho: la familia se había desplazado a un pequeño pueblo de la provincia desde una localidad de Levante. A la chica no le gustaba vivir en un pueblo pequeño, sin apenas gente de su edad con la que convivir, y pretendía volver a la costa, a un sitio más grande, y urdió la acusación sin medir las consecuencias de sus actos, de lo que posteriormente no ha podido dar marcha atrás. El hecho de que no le quede ningún tipo de secuela psicológica y que haya conseguido su objetivo, irse a vivir con su padre a la localidad alicantina donde residía corroboran esta versión.

Total, que la madre ha rehecho su vida con una nueva pareja, la hija la conseguido volver a vivir donde quería y el padrastro es el que paga en pato, el que sale como único perjudicado por esta historia que ha condicionado ya su vida, incluso antes de celebrarse el juicio, ya que no pudo presentarse a las pruebas para capitán de barco y se enfrenta a muchos años de cárcel por unas acusaciones a su juicio sin una base sólida, señaló el abogado defensor. 

El tribunal será quien dicte sentencia.

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