Verano electoral en España, invierno demográfico en Zamora

Zamora perdió un 3% de su población durante la última legislatura, una caída superior a los cuatro vecinos diarios que sitúa a algunos pueblos al borde de la desaparición

Una mujer, ante el parque vacío de Pueblica de Campeán, con un cartel electoral al fondo. |

Una mujer, ante el parque vacío de Pueblica de Campeán, con un cartel electoral al fondo. | / Ana Burrieza

Ángel y Consolación regentaron la última tienda de Pueblica de Campeán. De aquello ya no queda rastro visible, solo el testimonio de esta pareja que se mueve "a meses" entre el pueblo y Zamora y que, ahora en el verano, busca el asiento a la sombra en el corazón de una localidad con 28 habitantes censados y poca vida. Ella aún recuerda los viajes en furgoneta para vender por la zona y los repasa mientras él hace números: "Yo creo que cerramos cuando tenía 45 años y ahora voy a cumplir 91", relata el vecino. Si las cuentas son buenas, el establecimiento pasó a la historia en 1977.

El ejemplo basta para explicar lo larga que resulta la relación entre pueblos como este y el invierno demográfico. El 23J, vecinos como Ángel, Consolación y el otro puñado de personas que resiste a medias o por completo en Pueblica, podrán decidirse por alguna opción en las urnas, con la vaga esperanza de que el elegido haga algo por darle vida a lugares que se encaminan hacia la desaparición.

Sin reacción demográfica

En los últimos cuatro años, la tendencia no se ha corregido, a pesar de las medidas implementadas y de la creación de un área específica dentro del Ejecutivo; tampoco en mandatos anteriores con siglas distintas al frente se atisbó esperanza alguna. De hecho, desde los años 70, ya superada la primera oleada de éxodo rural, hay más de medio centenar de pueblos cuya pérdida de capital humano supera el 80%. Toda una condena.

El caso de Pueblica de Campeán habla de una pérdida más "moderada", del 56%, pero es que esta es una localidad que apenas está a un cuarto de hora en coche de Zamora. A pesar de ello, y de ubicarse en el paso por una carretera que conecta varios pueblos de Sayago, casi todas sus casas están vacías en el invierno y quienes las ocupan ahora lo hacen con la mirada de quien regresará tarde o temprano a su domicilio habitual.

Un hombre se asoma a una casa deteriorada. | Ana Burrieza

Un hombre se asoma a una casa deteriorada. | Ana Burrieza / Manuel Herrera

Vecinos como Ángel y Consolación, y otros que aparecen por las calles donde pega menos el sol, constatan esa realidad y sugieren que habrá sitios peores, más aislados. Aquí, al menos, la tienda ambulante pasa una vez a la semana para dar servicio, suele haber familiares dispuestos a la atención urgente en Zamora capital y el panadero se detiene con mucha frecuencia, aunque el cierre de un negocio en Pereruela haya perjudicado el servicio.

De igual modo, la realidad ha golpeado tan fuerte que la esperanza casi ha desaparecido. "¿Futuro? Poco", se limita a indicar una vecina dicharachera, que gasta el tiempo con los pies en alto y que destaca que algunos pueblos van mejor. En concreto, cita a Sobradillo de Palomares, que cuenta con 80 personas y que es la segunda localidad más habitada del municipio de Pereruela, solo por detrás del pueblo que le da nombre al Ayuntamiento.

Verano electoral, invierno demográfico

Verano electoral, invierno demográfico / Manuel Herrera

El más vacío de los pueblos de esta zona lleva por nombre Las Enillas. Solo nueve hombres y mujeres resisten aquí, aunque desde Pueblica los vecinos aseguran que "la practicante dice que de continuo solo tiene dos". Sus nombres son José y Magdalena. Ella aparece en el lugar donde habían ubicado su residencia desde el otro anejo: al pie de la iglesia. La mujer anda a sus quehaceres mientras responde preguntas con evasivas y afirma que todo "va bien", sin necesidad de entrar en detalles.

En un banco situado cerca de la casa y del templo aparece otro hombre entrado en años, de los que le dan vida al pueblo con sus idas y venidas constantes a la atención del huerto y de la casa y en la búsqueda del hogar tranquilo. El vecino no quiere ni decir su nombre ni saber nada de fotos, y pronto revela la razón, que esconde otro de los problemas de estos lugares.

El problema de la inseguridad

Este poblador intermitente de Las Enillas recuerda que no es la primera vez que alguien desconocido se sienta con él para preguntarle con amabilidad por casas vacías y por las costumbres de la gente. En ocasiones previas, los interlocutores usaron la información para colarse en las parcelas y en las viviendas y cometer pequeños hurtos. La iglesia también ha sido víctima de algún asalto y la desconfianza se palpa. Ser pocos también causa inseguridad.

El tema preocupa porque, en Zamora, cada vez hay menos gente. Y salen pocas cosas que decir para maquillar los datos. Entre enero de 2020, cuando comenzó la última legislatura, y abril de 2023, fecha en la que se publicó la cifra oficial más cercana a la disolución de las Cortes decretada por Pedro Sánchez un mes más tarde, la provincia ha perdido 5.021 residentes, según los datos del INE.

Dicho de otro modo, Zamora ha pasado de tener 171.301 habitantes a quedarse en 166.280 en menos de tres años y medio. Se trata de un desplome del 3% del capital humano para una provincia que ha visto marchar más del 15% de sus vecinos en 20 años mientras los que se quedaban envejecían. Este es el territorio de España con una media de edad más elevada, y cada vez se acomoda más en la posición.

Los datos más desalentadores

Durante este periodo, en el que se han esfumado más de cuatro personas diarias, Zamora ha sido la provincia con peores datos demográficos del país con una sólida ventaja sobre la segunda; ha registrado balances como el que, en 2021, reveló que su medio rural celebraba un nacimiento por cada seis muertes que tenía que lamentar; ha constatado que en seis de cada diez municipios del territorio hay más vecinos nacidos antes de la Guerra Civil que en el siglo XXI y ha visto cómo, en más de la mitad de los ayuntamientos, no salen ni a niño por generación.

Y el nubarrón del horizonte tiene peor pinta que el que acaba de descargar. La media de edad de los habitantes de la provincia superará los 60 años a partir de 2040, según la proyección realizada por Eurostat, lo que convertirá a Zamora en el territorio más envejecido de Europa. Ese mismo organismo comunitario augura que las comarcas zamoranas perderán un 40% de los jóvenes que les quedan a lo largo de las tres próximas décadas, y el INE remata con otra predicción: en diez años, se derribará otro listón, el de los 150.000 vecinos. Otro límite más.

Con este panorama, pintado con los testimonios y apuntalado con los datos, la despoblación y todas las consecuencias sociales y económicas que conlleva se antojan como el problema que todo lo ocupa en Zamora y como el principal reto para el Gobierno que salga de las urnas. Se vota en verano, también donde siempre es invierno.

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