ANABEL GANDULLO | Narradora oral

"Los cuentos son para dormir niños y despertar adultos"

La sesión “Lugares Húmedos” incluye un repertorio en el que se mezclan historias propias, mitología y tradición oral africana

La narradora Anabel Gandullo en una actuación para adultos

La narradora Anabel Gandullo en una actuación para adultos / Cedida

Clara Gordo

La palabra, bien usada, es la llave que más puertas abre. Otras veces, puede ser un arma de doble filo. Las palabras son caricias, consuelo, viajes, recuerdos. Anabel Gandullo se entrega de manera profesional al arte de la narración oral, más conocido como cuentacuentos, cuentista o cuentera. La sevillana lleva más de trece años dedicados a la palabra en sus dos formas: cuando está escrita y cuando es dicha. Hace pocos meses que fue mamá, y aunque ahora tenga que atender día a día el compromiso más grande de su vida, no hay nada que la frene. Desde una biblioteca al Palacio de Doña Urraca y con un público “desde la guardería hasta los 199 años”, la narradora todoterreno vuelve a Zamora para inaugurar la primera noche del X Festival de Cuentos Eróticos.

–¿En qué momento exacto el camino de su vida se cruza con el de los cuentos?

–Yo estudié Turismo. En teoría no tiene nada que ver, pero me especialicé en animación turística y de ahí derivé en la animación lectora. Siempre me ha llamado mucho la atención la literatura. Supongo que era una pasión escondida.

–Trece años son muchos años… ¿Qué ha aprendido a lo largo de este recorrido?

–Después de tanto tiempo he aprendido muchas cosas. Los narradores necesitamos un público que nos escuche, un público que nos acompañe y lo haga con el corazón y con la piel. En realidad, ellos son los que nos hacen sentir a nosotros.

–¿Qué relación hay entre los cuentos y la persona que los narra?

–Dependiendo de quien sea el narrador, diferente será el repertorio. Yo no conozco a ninguno que cuente algo en lo que no cree o lo gusta. Nos parecemos mucho porque cuentas aquello que te agarra por dentro, lo que te atrapa y sientes que puede atrapar a otras personas. Hay mucha relación entre lo que somos y lo que contamos.

–¿Qué elementos son necesarios para realizar este trabajo?

–La característica que un narrador tiene que tener, es la verdad. Aunque lo que estés contando sea mentira. No ser nadie impostado, ser muy sincero y comunicativo con el público. A mí me gusta mucho hablar, siempre tengo ganas de compartir lo que llevo dentro, es una necesidad de comunicar constante. La presencia escénica también es fundamental, algo que se trabaja con los años. Tienes que ser muy transparente, no puedes colocarte en frente de tu público con los brazos cruzados o las manos en los bolsillos.

–Los cuentos no son solo cosa de niños…

–Para nada. Hay por ahí quien dice que los cuentos son para dormir a los niños y despertar a los adultos. Yo creo que pueden ser para dormir o pueden ser para despertar, pero desde luego son para disfrutar y los hay para todos los públicos. Creo que en los cuentos para adultos hay un juego, una complicidad y un entendimiento de las segundas intenciones que con niños es mucho más complicado trabajar.

–No es la primera vez que viene a Zamora y en esta edición vuelve por petición del público. ¿Cómo fue esa primera experiencia y qué le supone volver a actuar aquí?

–Cuando Cristian Santos me llamó y me dijo que iban a repetir narradores y yo era una de las elegidas no me lo podía creer. Yo llevo trabajando en esto muchos años, pero no soy conocida a nivel nacional. Me pareció muy halagador. Me tocó tanto el corazón y la fibra saber que la gente de Zamora quería volver a escucharme, solo han pasado tres años desde que estuve. La primera experiencia fue genial, yo iba muy nerviosa porque además había sido un verano de mucho trabajo, venía de un festival muy importante en Jaén y nunca había estado en Zamora. La ciudad me enamoró. Me gustan mucho este tipo de lugares que no son tan inmensamente grandes, pero guardan tantas historias. Recuerdo mucho la actuación, era una noche muy fría y, sin embargo, había un calor en el público increíble. Para mí fue una experiencia súper bonita.

–Después de un año tan difícil, ¿cómo siente la vuelta a este tipo de festivales?

–La verdad es que muy aliviada, muy bien porque ha sido una época muy difícil para todos los que trabajamos en cultura, con muchas restricciones y muchas dificultades. Lo de la mascarilla ha sido algo súper complicado porque pierdes toda la expresividad de la boca y prácticamente de la cara. Ahora que están abriendo de nuevo los espacios culturales se nota que tanto niños como adultos tienen ganas de volver a disfrutar de las actividades culturales. Estoy muy ilusionada y con muchas ganas de que esto siga así, pero respetando siempre todas las medidas porque aún no hemos salido de esto.

–Podría darnos una pequeña sinopsis de su cuento erótico favorito.

–La escritora mexicana Ángeles Mastretta tiene un libro que se llama “Mujeres de ojos grandes” y habla sobre diferentes mujeres. A mí me encanta la historia de la tía Clemencia Ortega. Sin embargo, el cuento erótico del repertorio que el público siempre recuerda es precisamente uno de creación propia que se llama “Los juegos de Candela”.

–Para acabar, una frase con la que se identifique.

–“Cuando estoy en el escenario, la historia toma más protagonismo que yo”.