El Zamora CF saboreó de nuevo las mieles de la victoria, algo que no sucedía desde el 21 de diciembre y ayer, más de dos meses después, volvió a sumar de tres en tres tras ver recompensada su absoluta superioridad ante un Langreo Langreo que fue un muñeco de trapo en manos de los rojiblancos. El encuentro solo tuvo color zamorano y las ocasiones se multiplicaron pero ese fue un hecho que no se vio reflejado en el marcador y es que tan solo Salva Rivas, de tiro raso, logró superar la férrea defensa asturiana y a su portero.

La solitaria diana fue suficiente para lograr el triunfo y salir del puesto de promoción de descenso (pasarán la semana décimo quintos, con un punto de ventaja sobre el Astorga) pero lo cierto es que los locales hicieron méritos para imponerse de goleada.

Fue Arkaitz el hombre que lideró el ataque pero ayer el fútbol fue cruel con él y no vio portería, y eso que las tuvo de todos los colores. El encuentro también dejó el regreso de Manu Gavilán a los terrenos de juego, ya recuperado de la lesión y, aunque solo jugó los últimos compases, se llevó los aplausos del respetable al tratarse una vuelta muy esperada. Las necesidades del Zamora CF a la hora de comienzo de su duelo eran aún mayores a las que existían durante la semana y es que al puesto de promoción se unía que el descenso directo estaba solo a un punto tras la sorprendente victoria del Sporting B ante el Logroñés, y ahora, con este triunfo, pasan a tener cuatro de ventaja. El encuentro arrancó con un equipo local que trataba de sumar metros ante un rival al que se le veía muy ajustado en defensa. Los de José Antonio Redondose mostraban sólidos atrás mientras que el Zamora CF era el dominador territorial. Un disparo de Prada, fácil para Adrián Torre, fue el primer aviso a los diez minutos de encuentro, mientras que los asturianos se mostraron nulos en ataque y Miguel apenas tuvo una intervención en todo el encuentro.

Una falta botada por Ochoa que remató Arkaitz fue el preámbulo a la mejor ocasión hasta el momento con una gran internada de Arkaitz, con regate incluido, que terminó por disparar fuera ante la incredulidad de todos. Sin lugar a dudas, el Zamora estaba mejor que su rival y es que se jugaba bastante más que un recién ascendido que llegaba en la mitad de la tabla. La segunda gran ocasión vino poco después con un robo de Arkaitz que selló un gran centro pero Sergi Mut no llegó a un remate que parecía un gol cantado. El dominio y acoso zamorano se incrementaba y las ocasiones para abrir la lata se multiplicaron pero la recompensa no llegaba. Un buen balón que puso Dani Mateos y que atrapó el portero; una gran jugada de Coque, con doble regate, que Salva Rivas envió alto, y otra gran intentona de Arkaitz que trató de aprovechar una mala salida del portero daban pie a la mejor esperanza y es que parecía que el gol estaba muy cerca pero la falta de definición en los últimos metros seguía siendo una asignatura pendiente que privaba de un premio merecido. Por más que presionaba el Zamora CF, siempre se encontraban con la defensa visitante y sin merecerlo los de Aguirre se veían obligados a enfilar vestuarios con un empate a cero.

Todo, una vez más, se dejaba para el segundo tiempo que se inició un doble cambio en las filas rivales para dar entrada a Nacho Calvillo y Annunziata, dos clásicos de la categoría. El Langreo pareció más enchufado en este segundo tiempo o, al menos, salió mejor que en el primer acto, pero todo fue un espejismo. El Zamora no se quedó atrás. No perdió la intensidad plasmada en los primeros 45 minutos y se mostraba dispuesto a zanjar el encuentro cuanto antes aunque nadie podía intuir que se iba a sufrir hasta el final porque aunque se dominaba, no se lograba anotar. La peor noticia llegaba en forma de lesión y en un choque Carrillo volvía a dañarse en el hombro y tenía que abandonar, lo que obligó a recomponer la defensa y a Prada colocarse en el centro de la zaga. A pesar de este revés los locales continuaban apretando y el hombre del partido, Arkaitz, a pase de Carlos de la Nava, tuvo otra buena ocasión solo ante el meta, pero terminó por disparar contra el muñeco, y es que no parecía la tarde del navarro.

De nuevo el gol rondaba pero se cumplía una hora de duelo y la superioridad en todas las facetas de los rojiblancos no se reflejaban en el marcador. Los rojiblancos lo intentaban una y otra vez hasta que, por fin, tras varios despejes de la defensa del Langreo Salva Rivas, de tiro raso, conseguía superar al meta y adelantar a los suyos en lo que era una justa, aunque corta, recompensa al trabajo realizado. El gol daba cierta tranquilidad pero los locales querían evitar sorpresas de última hora y continuaron apretando ante un plantel que no se rendía pero que no estaba poniendo nada en el aspecto ofensivo.

Era la recta final, el momento de aguantar y no hacer la más mínima concesión. En los últimos minutos fue cuando Miguel tuvo su momento al despejar de puños una falta en contra en lo que resultó la única ocasión del Langreo. Los nervios empezaban a estar a flor de piel y estas sensaciones se incrementaban con las decisiones arbitrales que después de no amonestar al meta del Langreo por continuas pérdidas de tiempo en la primera mitad, mostraba la amarilla al portero zamorano al retrasarse en su saque de puerta. Lo importante era aguantar la situación y al final pudieron hacerlo para sumar tres puntos que eran vitales y que suponen un poco de oxígeno a la situación del equipo, que sigue siendo delicada pero al menos se ha salido de la mala dinámica y es que la novena, fue la vencida.