Opinión

Presuntos

Esa palabra, como cualquier otra, puede ser utilizada bien, mal o regular

Obras del Conservatorio, abandonadas tras ejecutarse sólo el 25% de los trabajos.

Obras del Conservatorio, abandonadas tras ejecutarse sólo el 25% de los trabajos. / Jose Luis Fernández

Según el diccionario académico, y con independencia de lo que pueda decir la legislación, la palabra "presunto" es algo "considerado real o verdadero sin la seguridad de que lo sea". "Presunto" es ese adjetivo que se utiliza mucho para no ofender a un delincuente que, sorprendido con las manos en la masa, comete un delito, con más testigos que espectadores pueda haber en un estadio de fútbol. Pero parece que es de obligado cumplimiento respetar esa norma, no escrita, que impide denominarlos de otra manera, hasta que no hayan sido juzgados y condenados por un juez. Ya puede seguir echando humo el arma que porta el susodicho o saliéndole los euros por la cremallera del maletín, que el infractor de la ley continuará siendo para la sociedad un simple presunto.

"Presunto" tiene como sinónimos otros adjetivos como pueden ser los de hipotético, teórico, pretendido o presumible, jamás algo concreto. Es decir, es un "ya se verá", "depende de" o "puede que sí o puede que no, puede que sea yo" como le decía la Cenicienta al príncipe cuando intentaba poner en su pie el zapato de cristal que había encontrado perdido en el baile. Es decir, que en el momento de ser utilizada la palabra "presunto" no se sabe si la cosa a la que se está refiriendo existe o no, o si es o no es, ya se refiera a una acción, a un objeto, a una persona o a un simple deseo. Esa palabra, como cualquier otra, puede ser utilizada bien, mal o regular. Todo dependerá de la intención de su autor o de la buena o mala fe de quien la escuche o lea.

De modo que, si un proyecto se define como las tareas concretas que hay que realizar para hacer algo específico, es decir su materialización, un "presunto proyecto" sería simplemente un plan, intención o propósito de proyecto. Algo no probado ni con visos de ser cierto.

Dicho esto, podríamos encontrar casos de presuntos proyectos, sin tener que levantar el culo del asiento. Aquí, en Zamora, también. Obsérvese la situación de los proyectos estrella de la Comunidad Autónoma de Castilla y León en dicha ciudad.

En este momento son tres los presuntos proyectos que se encontrarían en candelero, entendiendo por candelero no al portador de la candela, sino a la actualidad más hiriente: la del conservatorio de música, la del museo de Semana Santa y la del centro cívico. Un "hat-trick como un piano colándose por la escuadra" que diría un aficionado al fútbol. Los tres se encuentran paralizados, sin un mal ladrillo que llevarse al tabique, aunque de alguno de ellos se venga hablando desde hace la friolera de dieciséis años según ha afirmado el partido "Ahora Decide".

De hecho, el presunto conservatorio y el presunto museo llevan un año sin que llegue a moverse en sus respectivos solares una simple carretilla de cemento.

Existen, entre otras muchas, algunas fechas significativas referidas al conservatorio que pueden encontrarse en la hemeroteca de cualquier medio de información.

Cuatro de febrero de dos mil diecinueve: el consejero de Educación, refiriéndose a dicho conservatorio dijo que "estaría terminado en octubre de 2023, sin descartar que el plazo pudiera acortarse".

Veintiuno de octubre de dos mil veintidós: el presidente de la comunidad autónoma afirmó "que estaría dispuesto para empezar el curso 2024-2025·".

Veintinueve de diciembre de dos mil veintitrés: la delegada de la comunidad autónoma informa que "se había culminado la obra del conservatorio de música ese mismo año". Claro que en este caso habría que saber que debe entenderse por "culminar".

Lo cierto es que los tres proyectos, dependientes en todo o en parte de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, por el momento no han pasado de ser presuntos proyectos. Y lo seguirán siendo por tiempo indefinido porque, de momento, nadie ha sido capaz de garantizar una fecha de terminación en ninguno de ellos. De hecho, tampoco el inicio o la reanudación de las subsiguientes obras.

Estos compromisos en forma de proyectos o de presuntos proyectos hubieran quedado mejor definidos si se les hubiera añadido alguna coletilla como, por ejemplo, la de "siempre que lo apruebe la autoridad competente", como dicen, o decían los taurinos a la hora de anunciar las corridas de toros.

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