Opinión | Lo común

Impuestos sí

Es raro que en estos tiempos de eufemismos, disimulo y arte de decir lo contrario de lo que parece, se mantenga un término tan desgastado

Impuestos sí.

Impuestos sí. / PEXELS

Para empezar, los impuestos deberían de cambiar de nombre. Es raro que en estos tiempos de eufemismos, disimulo y arte de decir lo contrario de lo que parece, se mantenga un término tan desgastado. Impuestos tiene la misma raíz que imposición y a nadie gusta que nos impongan nada. Menos aún, rascarnos los bolsillos para pagar lo común, lo de todos. La historia está llena de revueltas por el afán de los de arriba de rascar el bolsillo de los de abajo. Desde que bajamos de los árboles y vivimos en comunidad, siempre ha sido así. Hay que repartir los gastos, que es algo que nadie discute. Pero hay que hacerlo de modo justo y en eso jamás nos pondremos de acuerdo, porque lo justo es un concepto escurridizo y que cada cual entiende según le afecte. Las sociedades modernas, por ello, encomiendan lo de los impuestos a "expertos", a economistas, a estudiosos, para que busquen la fórmula mejor de acercarse al concepto de justicia que pueda ser mayoritariamente aceptable. Y no se les ocurre, claro, ponerlo a votación. Imaginen:

–¿Quieres pagar impuestos?

99% que NO, y el otro 1% se liarían al votar.

Lo de pagar impuestos ha sido siempre un jaleo y un tema de lo más impopular. Si yo quisiera hacer un artículo popular, por el que me aplaudieran todos y me felicitaran por la calle, lo tendría chupado.

—Impuestos sí, pero no así. Es justo que paguemos por la sanidad, la educación, las carreteras, el orden y la ley. Pero nada de que nos quiten nuestro dinero para que ellos se lo lleven crudo o monten chiringuitos o coloquen a los parientes y conocidos. Tampoco podemos aceptar que unos paguemos mucho y otros no paguen más que insignificancias. Ni hablar. Yo pago lo que me toque, pero solo si también lo hacen todos los demás, sin excepción. Y como esto nunca va a ocurrir, abajo los impuestos, me niego a pagar y que cada cual se las arregle como puede. He dicho.

Bueno, algo así, quizá más matizado o con más habilidad. Pero escribes eso y te aplaude hasta el vecino que siempre te detestó. De hecho, estos días van a leer muchos artículos o escuchar muchas opiniones que irán por ahí: sí a los impuestos, pero no así. Y a cada cual explicará el “así” según sus ingresos o intereses o ideología o pie del que cojee. Pero yo, entre que tengo una edad y que nunca he buscado el aplauso fácil, no pienso ir por ahí. Solo digo: no hay sociedad que valga la pena donde no existen impuestos planteados con seriedad; ni hay decencia ética en quienes no predican más que la eliminación de impuestos, preferentemente si afectan a los ricos. Ojo con eso. Sin Hacienda no hay justicia social posible ni nada que se le parezca. Sin impuestos hay ley de la selva; nunca, sociedad.

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